A 40 años de la creación de la ONDI


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El pasado 9 de julio la Oficina Nacional de Diseño celebró 40 años de trabajo dedicado al universo de imágenes y objetos que apoyan una idea. Acercar el diseño a la dinámica cotidiana de la sociedad cubana, ofreciendo soluciones inteligentes, es una de las máximas que promueven los profesionales de la ONDI, suscitando estrategias y directrices para que el diseño en Cuba crezca.

El poder de la imagen requiere de muchos ingredientes: la creatividad, función, perspectiva e intención, en este sentido el diseño dirige y sugiere emociones, actitudes e ideas. Por lo que, todo lo que se haga para transformar lo útil en belleza, coloca al diseño en un lugar cimero dentro de la identidad de este país y de su cultura. Basado en estas ideas, acumulando referencias y experiencias, esta disciplina arroja información valiosa, y partiendo de este conocimiento, la ONDI centra su mirada sobre la realidad cubana y los acontecimientos internacionales.

El panorama del diseño cubano actual vislumbra disímiles caminos, y pienso que se debe trabajar más sobre la no tolerancia y la inflexibilidad a lo que no tiene calidad. Cuba ha incurrido en haceres muy buenos y otros ya obsoletos. No quiero decir con esto que no sean válidos, es que vivimos otros momentos, no solo en cuestiones de desarrollo tecnológico y de recursos para crear, es que muchas veces la pobreza radica en las soluciones y en la idea.

No es válido escudarse en la falta de tecnología para el mal diseño. Es imprescindible un pensamiento estratégico para mostrar productos con calidad. Se pueden hacer verdaderas obras maestras con poco, y que ellas impulsen la cultura del diseño contemporáneo cubano, dejando fuera actitudes tolerantes, dando paso a la creatividad, calidad, y contenidos como vitrina de la labor de los buenos diseñadores, y que estas sirvan de plataforma para el intercambio foráneo como identidad país.

El diseño y sus disímiles modalidades son una propuesta de solución a las necesidades que demanda la sociedad cubana y como herramienta de un gran cambio. Es parte de la pauta ideológica que cobra interés por la construcción de iconografías de temáticas educativas, identitarias, tradicionales y de vanguardia.  En ello, los tiempos que corren son el escenario perfecto para que los diseñadores se empoderen y lleven a cabo una nueva revolución. En tanto, existe otra realidad para reinventarse y no dejar el diseño congelado en el tiempo. Contexto que amerita del ingenio, diversidad y capacidad para evolucionar, de ahí su utilidad y compromiso con el desarrollo.

Una necesidad de carácter funcional, estética, social y económica, que hará que el diseño en Cuba progrese y se reinvente sobre la base de propuestas con discursos y conceptos increíbles. Que tenga en cuenta el legado que ha recibido, pero que se adapte a las nuevas condiciones que forman parte de nuestras vidas. Entonces, asimilar lo mejor de la tradición, estar al tanto de lo que ocurre a nivel internacional y atemperar las nuevas producciones a la realidad nacional, hará que este regrese a los lugares de excelencia y que responda a exigencias con audacia. Que cada producto adopte una identidad auténtica, que se hagan producciones experimentales, transfigurando influencias donde prime el empleo consciente de lo que es mejor y funcione a nivel nacional; entonces tendremos diseños que den solución a los problemas del hoy, incluso en circunstancias tecnológicas y de recursos desfavorables.

 


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