Alain Pérez o cómo madurar el mismo cuento para que no sea aburrido


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Rara vez le volvemos a encontrar tras el bajo. Atrás quedó aquella seriedad y circunspección musical de sus primeras apariciones como instrumentista. Esa desconfianza propia del debutante. Ahora derrocha histrionismo y se hace acompañar de un bastón, mientras parece que atropella las palabras; un síntoma de hiper quinesia musical que supera en el escenario.

Todo indica que; lo mismo que los pintores cubistas del París de comienzo de los “ismos”; abandona su etapa monocromática –cierta saturación de rojo en sus imágenes audiovisuales— y se abre a una madurez musical interesante; policroma cubiche. Al menos es lo que pretende decirnos con este su más reciente CD que ha nombrado: El cuento de la buena pipa.

Se trata de Alain Pérez; quien desde su regreso a estas tierras se ha convertido en un referente más de las nuevas propuestas de la música cubana en materia bailable. Él, junto a Habana de Primera y Manolito Simonet, constituye lo más interesante que ocurre en estos tiempos en que la timba –y el son— parece estar en un proceso de impasse (prefiero llamarle siesta) social y creativo a la espera de nuevos aires; aunque siempre hay sus destellos.

Una de las preocupaciones de Alain Pérez en todo su trabajo discográfico ha sido el estar atento a todas las inquietudes del bailador, y para satisfacerle ha echado mano a diversos recursos musicales que por momentos han parecido caóticos, pero que en el fondo responden a una lógica creativa en la que convergen determinados estilos, giros melódicos y hasta deslices de géneros –cambios de música— que alientan al público a estar pendiente de “…cuál será ahora el ritmo que viene…”. Ese recurso; –un dale para adelante… dale para un lado…— ha establecido una complicidad con sus seguidores que; no siempre es entendido por muchos de sus colegas.

Tal parece que tanta música asimilada, escuchada y aprendida, no se debe quedar para próximos temas o discos. Y ese maremágnum sonoro es hoy su sello distintivo. Si tuviéramos que emitir un juicio definitorio hablaríamos de una búsqueda de recursos que den a la timba una expresión más universal y que de cierto modo sea más potable a un bailador ecléctico (no cubano por definición); ese al que tanta fuerza en los metales le puede resultar agotadora y hasta confundirle; máxime cuando la timba como expresión sonora es posiblemente el único ritmo o corriente musical nacida en Cuba que no vino acompañada de un baile.

Sin embargo, en este fonograma, El cuento de la buena pipa; esos cambios de ritmos ya se dosifican, se apela a una relación más profunda entre texto y cuerpo musical y la entrada de estos cambios de ritmos se justifican desde una dramaturgia más pensada; se le propone al bailador una dinámica que ya no le sorprende.

Cierto es que para muchos el talón de Aquiles de la música cubana en los últimos tiempos ha sido la calidad lírica de las letras bailables. Una realidad que se ha venido modificando en los últimos tiempos sin grandes derroches creativos; y es justo reconocer que ese es uno de los fuertes del trabajo de Alain y en este disco se reafirma.

Una revisión, grosso modo, nos ubica en referentes como Pio Leyva en el tema que abre el disco, donde hay una fina línea intención al reflejar personajes comunes –Pio mentiroso y Pepito con su cuento—; lo mismo ocurre cuando se escucha un tema como Sin luz… sin agua…; que recuerda aquel tema de Frank Delgado (Cuando se vaya la luz, mi negra). Si hubiera que catalogar genéricamente estos dos temas me atrevería a llamarles guaracha. Hay también guiños con la bossa nova y el tropicalismo brasileño en A mí no me importa.

Parte de los encantos del disco, desde mi punto de vista; esta en el dominio de las estructuras musicales de lo que hoy ocurre con la música salsa en el continente; donde la impronta de músicos como Sergio George y los boricuas Ángel “Cuco” Peña e Isidro Infante, ha sido el punto de partida de un sonido que ha reescrito el sonido del barrio. Alain demuestra que esa impronta se puede asimilar y cubanizar con el tema Punto de partida.

Sin embargo; el plato fuerte de El cuento de la buena pipa es la mancuerna creativa de este músico con su padre Gradelio Pérez.  Son hombres del poblado de Manaca Iznaga, en el centro de la Isla y aquí en donde explota el disco; donde adquiere su clímax de cubanía. El ejemplo de ellos son los temas Sabor de mi rumba, Son con moña y Tú nombre en un bolero.

Apoteosis creativa con el solo de Marc Quiñonez en las tumbadoras –me resisto a llamar congas a ese instrumento, en Son con moña. Descarga cubana como se debe: bien macho; sin importar las definiciones de género; y es que en la música cubana o se suena “macho” o se suena “hembra”. No hay términos medios, como algunos pretender imponer. Ora pasa del cha cha chá al conjunto sonero en el tratamiento de los metales y después regresa a esa descarga que defendieron los clásicos de la música cubana; y como cierre un solo de Alexander Abreu en la trompeta donde afloran los fantasmas de Chocolate Armenteros, del “Negro” Vivar, Félix Chapottín, Jorge Varona y otros tantos reviven.

Y para retar al tiempo un bolero de cierre, donde la orquestación regresa al sonido de compositores como Adolfo Guzmán o Rafael Somavilla y el cantante derrocha todos sus sentimientos.

La buena pipa no es solo una historia de repeticiones; al menos en este disco; y eso lo sabe Alain Pérez. Este tal vez sea uno de sus mejores discos y, si cabe esta comparación, es su récord al estilo muy Javier Sotomayor: el listón esta lo suficientemente alto que superarse a sí mismo será una tarea titánica. Él lo sabe e imagino que estará pensando en el cómo para nuestro bien y el de la música cubana.

Eso espero.


2 comentarios

Mario
26 de Febrero de 2020 a las 07:22

Emir te esperamos en la conferencia de prensa para intercambiar tus interesantes y valiosas opiniones con la prensa nac e internacional y la casa discográfica EGREM , q produjo y edito tan importante producto fonográfico. No faltes.


Hera
28 de Febrero de 2020 a las 04:44

Excelente articulo. He escuchado 1 o 2 temas del disco, pero después de leer esto .. lo voy a devorar. Soy amante de la Timba y he disfrutado a Alain en vivo.. es un fuera de serie!!

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