Gloria Rolando: “Yo vine al Festival a aprender”


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Junto al brasileño Amir Labaki y el mexicano Everardo González, Gloria Rolando (La Habana, 1953) integra el Jurado de largometraje documental en el 41 Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano que, inaugurado este jueves, se estará desarrollando hasta el próximo 15 de diciembre.

Horas antes de la apertura oficial del evento, la documentalista recién seleccionada como miembro de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de los Estados Unidos, en la categoría de directores, accedió a esta entrevista con el Blog Cubarte, aún sin haber visionado los veintiún filmes procedentes de seis países de la región que concursan en dicho acápite.

“A mí me encantó que me escogieran para el Jurado de largometraje documental porque, precisamente, ese es mi género y además me interesa mucho verlo pues siempre tiene que haber una investigación histórica y siempre tiene que existir el reto de cómo contar en un corto tiempo una historia que puede haber sido fascinante. Ya sea de cosas históricas, pero también del presente.

Los largometrajes que se están presentando son larguitos. Los materiales míos siempre han llegado hasta 57 minutos; pero aquí los hay de 82; noventi tantos minutos; sesenta y pico… Entonces hay que saber contar muy bien para mantener un interés.

Lo que sí te puedo decir es que en los documentales concursantes están los temas de América Latina: los problemas de la violencia, los problemas de Brasil, de Argentina. Es que es un cine muy comprometido con la actualidad.

Entre los que participan por Cuba están el documental de Lourdes Prieto sobre Saúl Yelín y el de Manolo Herrera acerca de Julio García Espinosa que, de igual forma, son materiales muy valiosos porque también hay que hacer recuentos. Hay que contar quiénes han sido la base de todo este cine que se ha promovido a lo largo de estos años y no es justo que se olvide”.

¿Es la primera vez que formas parte de un jurado?

“Este año estuve de jurado en El almacén de la imagen, en Camagüey. Algo muy interesante porque también ves la mirada de los jóvenes. Y aunque no he sido muy activa en la Muestra Joven ICAIC porque he estado trabajando en mis proyectos, respeto y admiro mucho esa obra, ya que son las narraciones de estos tiempos que no se encuentran con regularidad en el cine cubano, desde los años 90 para acá. No existen.

Entonces, esa mirada hay que cuidarla. Esa mirada hay que entenderla. Esa mirada es polémica como son polémicos los tiempos. Estos no son los inicios de la Revolución; este es un país que ha ido evolucionando y tienen que haber nuevas miradas y nuevos análisis. Y preguntas también; y respuestas que no hay todavía porque se está en un proceso.

Creo que el reto de nosotros es ahondar en cómo se forjó este proceso, quiénes fueron las personas que lo continuaron y que aún están aquí. Hablar de la vida espiritual de la gente es muy importante. De sus creencias, de su espiritualidad; como lo hice en Diálogo con mi abuela que es la estética de una misa espiritual. Esas cosas que suceden cuando uno cierra la puerta de la casa y ocurren diálogos íntimos de la familia.

Si nosotros que somos tan defensores de la familia no tenemos en cuenta eso; esos pequeños detalles, esas pequeñas estrellitas que aparecen, cómo se va a entender el proceso de la nación. Todo tiene que ver”.

¿Qué características tendría que tener un largometraje documental para que Gloria Rolando lo proponga para el Premio Coral del Festival?

“Mucha información y el modo en que se dice esa información. Que me vaya llevando. Por ejemplo, el año pasado vi El camino de Santiago que fue Premio especial del jurado. Ese documental está contado de forma periodística, pero de forma imaginaria también. Esa perspectiva que te va mezclando escenas periodísticas, los sentimientos, la naturaleza, lo artístico…

Para mí no importa la duración de un documental que tenga todos esos ingredientes; que te conmueva; que te mantenga ahí, en el hilo. Le tengo un poco de miedo a la extensión, pero si te está dando análisis, si está probando que hay cosas que te interesan y que son importantes para el presente, no importa la duración que pueda tener.

A mí me gusta mucho ese género. Tal vez porque me crié en el ICAIC más dentro del mundo documental que en el de la ficción. Pero, fíjate, casi siempre dentro de este tipo de largometraje documental hay algunos elementicos de ficción. Diálogo con mi abuela es totalmente ficcionado. Hasta yo misma me tuve que poner en función de imaginar y de soñar ese diálogo.

Ahora que utilicé la palabra sueño, siempre todas estas cosas te tienen que llevar a soñar, a reflexionar, a pensar algo sobre la realidad del pasado, pero que tiene que ver mucho con el presente”.

¿Con qué suerte ha navegado Diálogo con mi abuela?

“Imagínate, recibí una llamada el 2 de julio de este año porque mi nombre estaba en internet y resulta que Diálogo con mi abuela junto con el primer capítulo de 1912. Voces para un silencio estaban dentro de una categoría nominación como directora a Nuevo miembro de la Academia de los Oscar.

El documental sigue caminando solo. Desgraciadamente en la televisión se puso solo en el espacio De cierta manera, que lo agradezco mucho. Pero no sé por qué no se pone en Pantalla documental, un programa dedicado al cine documental. Y ¿dónde están los documentales cubanos? No se ponen”.

En el Multicine Infanta se abrió la Sala Santiago Álvarez dedicada al documental…

“Sí. ¿Pero la televisión? Un documental como Reembarque que explica la presencia del haitiano en Cuba, no se transmite. ¡Increíble! Y cosas así. Tenemos que poner la lucha de los negros estadounidenses en las Panteras negras y cómo no se pone 1912 que es parte de la historia de Cuba, de la lucha de los negros. Son cosas que me pregunto y que no las entiendo”.

Ahora trabajas en el proyecto Hermanas de corazón…

“Está dedicado a las Hermanas Oblatas de la Providencia que fue un grupo de monjas negras que vinieron desde 1900 a Cuba a enseñar y que es un capítulo de la lucha de la gente negra en este país por la superación.

Y una imagen que no tiene nada que ver con el estereotipo que se ha presentado del negro cubano, más ahora en la industria turística. Estoy totalmente en contra de todo eso y estoy demostrando cómo la gente se creó un espacio y forjaron una imagen que es la verdadera imagen de la dignidad”.

¿Cómo percibes el Festival del Nuevo Cine Latinoamericano al arribar a su edición 41?

“En este momento no tengo mucho criterio. Vamos a ver cuando me enfrente con los jurados porque también vienen esas voces de América Latina que llegan para enriquecernos. Tengo en el jurado un brasileño y un mexicano.

Yo vine a aprender, a escuchar y, sobre todo, a ver los estilos narrativos de estos documentales por si me aportan algo. Yo vine al Festival a aprender y eso para mí ya es un premio”.


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