“Ha sido una fiesta hacer Corazón Feliz”


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Fotos: Cortesía de Rubén Darío Salazar Taquechel

Hace exactamente un año se estrenaba un programa que prometía -y lo cumplió siempre- alegrarnos el corazón. El anuncio realizado semanas antes por Rubén Darío Salazar Taquechel en las redes sociales, despertaba la curiosidad y las expectativas de muchos luego del éxito abrumador de Los minutos de Pelusín, otro proyecto pensado y creado por la tropa de Las Estaciones, que consiguió animar una vez  por semana los primeros meses del aislamiento.

Un año después, el enigma de Corazón Feliz para mantenerse a pesar de la pandemia, las ausencias y distancias, no está totalmente resuelto, pero las respuestas, justo como su nacimiento, apuntan al increíble encanto y la fuerza de la amistad con Rochy Ameneiro.

“La química”, como describe la cantante a la complicidad que surgiera entre ella, Rubén y Zenén, tuvo su origen, unos años atrás, mientras preparaban el rodaje de Cancioncita para ti y luego con el espectáculo Una niña con alas. Esta conexión se perpetuó en el tiempo y así fue que surgió Corazón Feliz, un programa cautivador pensado para preservar la infancia y su inocencia a ritmo de la mejor música cubana y latinoamericana sin perder de vista el vínculo indisoluble con el teatro de títeres.

Más de 50 emisiones, música de reconocidos autores cubanos como Liuba María Hevia, Lidis Lamourú, Kiki Corona, Augusto Blanca, Eddy Loyola, Rita del Prado, El dúo Karma oTania Moreno han acompañado en cinco temporadas a niños y niñas cubanos en las mañanas de sábado, mientras los teatros permanecen cerrados, los paseos se posponen y el saber o los juegos ocurren una y otra vez puertas adentro.

Un año con el Corazón Feliz

Corazón Feliz es un hijo de la Pandemia. Nació luego de que realizáramos el Primer Encuentro Internacional de la Canción Infantil para Niños y Niñas bajo el mismo nombre, a propuesta de la Televisión Nacional, a quienes les encantó el proyecto y por supuesto, para nosotros fue un regalo y una oportunidad”, dice Rubén Darío Salazar, director artístico del espacio.

Los primeros capítulos se grabaron en el vestíbulo de la Sala Pepe Camejo, en Matanzas, y después se trasladaron a La Habana, donde actualmente los acoge el Cine Avenida. La producción artística de casi 30 años del mago de Estaciones, Zenén Calero, ha sido junto a la buena música protagonista y símbolo del espacio.

“No hay nada que lo ponga más feliz que sacar a sus muñecos de los cajones, retocarlos y verlos resurgir. Por otra parte, nos permitió colocar entre canción y canción una historia que nos ayudara a presentar a algunos títeres, muchasveces desconocidos o ajenos. Así, por ejemplo, LibélulaAlilé o el señor Mascuello, junto a Pelusín, su abuela, su amiga Bebita Turulata, Gruñón el perro, Chilingo el gato…, y toda la tropa creada por Dora Alonso en los años 50 y 60”, explica Rubén.

A estos valores se suma la esencia de promoción de la música cubana y latinoamericana para niños compuesta desde Cuba, Chile, Perú, Colombia, México, Uruguay, Brasil o Argentina, y sobre todo el mensaje cuidadosamente concebido de una cultura de paz para la infancia.

“Es un programa donde lo que vale es la calidad, porque también se hace música para niños de muy mala factura que lejos de enseñarlos les deforma su espíritu, la ética y la estética”, aclara Rubén y añade “nos interesa hablar de antirracismos, de solidaridad, de fauna, de flora, del cuidado del adulto mayor, historias que, sin ser didácticas de manera chata, es decir, de manera esquemática, les enseñe a los niños, otras maneras de conservar una infancia, no solamente ingenua, sino vital, hermosa, imaginativa, creativa. Eso ha sido Corazón Feliz”.

Esencia musical para la infancia

La experiencia como directora del espacio ha significado para Rochy Ameneiro no solo un reto sino también un compromiso con el público. Para ella el cariño y la buena energía que llegan desde los más pequeños y sus familias resultan aliento suficiente para concebir un producto cada vez más apegado a los valores y la sensibilidad.

“De eso se trata nuestro programa. Somos un equipo alegre y sobre todo nos divertimos muchísimo haciendo Corazón Feliz. Tenemos a veces algunas diferencias de criterio, pero eso se discute y se soluciona. Creo que las alianzas han sido muy importantes, desde elInstituto Cubano de la Música, el canal Cubavisión hasta los Estudios de Animación del ICAIC que nos han brindado toda su biblioteca de videos y nos han apoyado desde el principio.

“El programa tampoco sería posible sin La Rueda Films, que nos hace toda la producción y lo mismo nos vamos todos a Matanzas a filmar, que nos movemos a un espacio diferente. Por eso pienso que sin esa conjunción de fuerzas no hubiese sido posible, sobre todoen medio de la pandemia”, comenta Rochy, directora general del espacio.

Este aniversario marca un paso de avance en el desarrollo de Corazón Feliz, y también ha servido como excusa para celebrar en diferentes espacios. El estreno de un nuevo arreglo musical a cargo Rodrigo García al tema “Amiguitos vamos todos a cantar”, de la inigualable Teresita Fernández; la iniciativa “El abrazo de un juguete”, que llegó a hospitales y centros de aislamiento para infantes, así como la preparación del Segundo Encuentro Internacional de la Canción, son algunas de las motivaciones generadas en este primer año de vida.

“Hacemos teatro de títeres, con otras características y exigencias, pero actuando al fin y al cabo y ʽdesquitándonosʼ un poco la imposibilidad de tener al público de manera presencial. La cámara ha sido nuestro auditorio, ha sido los ojos de los niños y las niñas que nos siguen, nuestra cómplice, nuestra posibilidad de dar el mensaje de un mundo maravilloso y optimista para la infancia”, confiesa Rubén.

Corazón feliz ha sido además crecimiento y aprendizaje según explica Rochy:

“Yo no soy una directora de programas de televisión, ni pretendo serlo. Estoy haciendo un esfuerzo, pero ciertamente es un reto inmenso. También ha sido difícil, hemos tenido muchas vicisitudes, momentos en medio de los rebrotes de la pandemia en que se han pedido permisos al Gobierno para que poder viajar de una provincia, pero cada esfuerzo ha valido la pena, el saldo ha sido positivo.

“Queremos superarnos, tener siempre un mejor producto para entregar a nuestra niñez, a la población en general y mantenernos lo más que podamos en escena, regalar canciones y entregar sobre todo mensajes de cultura de paz”, concluye la directora del espacio.

 

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