Mi tropa


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A diario me levanto con la inquietud por mi tropa. Sí, MI TROPA, así en mayúscula porque la siento mía, porque vivo cada momento que corren tras la noticia como  si fuera yo misma, porque tiemblo ante las situaciones de riesgo a la que se enfrentan dejando a un lado los miedos y dando paso a la seguridad.

Siento el latir del pulso de cada uno de ellos en sus medios de prensa tras apretar cada tecla,  o el obturador de la cámara, convencidos de que a través del sonido en el éter, las páginas con machón rojo y negro, la imagen televisiva y en el ciberespacio, sus textos cobran formas y llegan al pueblo en noticias, mensajes e historias de vida que bien se agradecen.

Narran las historias de otros, cuentan las vidas de muchos y se olvidan de las propias. Dejan en casa a la familia y salen a cabalgar, cual jinetes desafiando cualquier peligro. Se de muchos que salen temprano en la mañana y sus niños quedan dormidos en camas calientes; regresan en las noches sin poder haberlos visto sonreír en el día, o los saludan de lejos, pero ya no juegan con ellos, no tienen tiempo o temen a cualquier roce; solo se conforman diciéndose: mañana, mañana lo veré y jugaré, conscientes de que mañana tal vez no vuelvan a casa.

No usa bata blanca MI TROPA, pero igual se les APLAUDE, brindan CALOR cuando hace frío, y ante la desesperación, CONFIANZA. Son protagonistas ante el público y hablan por el ausente; convierten cada relato en páginas de un libro a través de un corazón que lo siente.

Esa es MI TROPA que critican y reaccionan ante actitudes indolentes, pero a la vez saben ser tiernos, se conmueven, son sensibles y lloran si preciso fuere. Y al igual que todo el mundo extrañan el buen ABRAZO, la reunión familiar, compartir una taza de café, el buen trago,  el juego de dominó…

A ellos también la COVID -19 les ha trastocado la vida, sus rutinas productivas han cambiado. Algunos escriben desde sus casas, otros no esperan a  ser llamados y generan en la redacción el contenido que apura e importa ahora. Se les ve por todas partes con cámaras, teléfonos, agendas y bolígrafo en manos, y ahora otro medio más, el nasobuco que los protege, pero que no entorpece el diálogo diáfano que sean capaces de establecer con quien devenga fuente de información.

Esa es MI TROPA la que en estos días cobra mucha más fuerza y valor, la que todo el mundo busca, consulta y sigue, y es que el PERIODISTA y todo el que integra su equipo, seguirá siendo pluma, tinta escribiente. Con su verbo encendido continuará narrando del pasado, adelantándose al futuro e informando constantemente en este PRESENTE.

 ¡ORGULLOSA estoy de MI TROPA que sabe que solo queda un poco más!        


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