Solo de trombón y verbos con Demetrio Muñiz


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El trombonista, productor y arreglista cubano Demetrio Muñiz .

Emir García Meralla: Antes de acercarnos a momentos importantes de tú carrera profesional y  buscarle las cosquillas a la música cubana y a la vida, me gustaría hacerte una pregunta complicada: se producen nuevos géneros en la música popular cubana hoy.

Demetrio Muñiz: Coño tú no dejas que el hielo se derrita en el ron. Vas directo al strike. A ver. Este es un país que musicalmente siempre se está renovando. Desde que yo tengo conciencia como músico; y ya estoy cerca de los cincuenta años arriba de un escenario --no incluyo los años de estudio en esa cuenta/repaso de la vida--; he visto ese fenómeno de la creación de géneros; que para mí son ritmos fundamentalmente; dentro de la música cubana. No sé si ahora mismo se está creando alguno; lo que si se es que es un proceso que no se ha detenido y no creo que se detenga.

Pero más que ritmos me parece que lo más importante son los hombres que impulsan o generan los cambios, las estructuras que transforman o modifican el curso dentro de la música. El ejemplo más notable es Arsenio Rodríguez: no inventó el son, pero creo el conjunto sonero, que es –desde mi punto de vista—la transformación más grande de la música cubana de todos los tiempos.

Eso explica que tras un ritmo lo primero que debe existir, que debe haber, es la genialidad de un músico. Tú pregunta va dirigida a un género o ritmo en específico; o es general.

EGM: Cumple las dos funciones. Cuál tú crees que fue el último ritmo creado en Cuba, desde tu perspectiva musical y social, que se creó y que nos dejó.

DM: ¿Desde mi perspectiva musical? Yo prefiero verlo desde mi posición como músico. Hay dos elementos importantes a considerar. El primero es el elemento socio histórico que genera un ritmo o una corriente musical y que involucra decena de factores aislados que coinciden en tiempo y espacio. Después está el elemento musical, sin el cual el ritmo no cuaja; no trasciende de la idea del músico que lo genera. También están otras innovaciones, simples ajustes estructurales que hacen los músicos –ese es el papel de la armonía como disciplina—y que determinan en el proceso creativo y de difusión de un tipo de música.

Lo que sí es importante es tener claro que hay ritmos que tienen mayor trascendencia que otros. Que determina su permanencia en el tiempo: ese es un gran misterio; lo que no excluye a los hombres que lo interpretan.

EGM: Entonces, comencemos de los sesenta hacía acá; que es el tiempo en que te has formado y desarrollado como músico. Hablemos de ritmos, o géneros; de músicas y músicos de esos años.

DM: Lo primero que debe quedar claro es que los años cincuenta fueron los años dorados de toda la música cubana y muchos de esos elementos llegaron a los años sesenta. Todo ello estuvo marcado por acontecimientos socio históricos y esos hechos se reflejaron en la música.

Ya en los sesenta ocurren otros hechos y surgen nuevas corrientes musicales con mayor o menor incidencia en la música…

EGM: Hablando de esas corrientes. Hay un gran conflicto histórico en el que mucha gente no se pone de acuerdo y ocurrió en los años sesenta: el affaire Beatles/Pello/ideología/ prohibiciones. Cuál es el punto de vista tuyo al respecto.

DM: Ciertamente fue una época en que se demonizó la música extranjera; que se hablaba de música imperialista; de los conflictos con el jazz y los Beatles. No quisiera ser injusto en mis criterios o en mi análisis; para responder a tu pregunta.

En los sesenta surge la Orquesta Cubana de Música Moderna; una formación musical donde se reunió lo mejor de los instrumentistas cubanos de ese entonces y que fue muy famosa en este país. Tanto que después se hicieron orquestas afines en muchas provincias; pero ese no es el punto ahora. Te decía que fue famosa porque la gente rompía las puertas de los teatros para asistir a sus conciertos y el repertorio estaba integrado por temas de un swing del carajo como Pastilla de menta; que no era de un compositor cubano… y marcó una apretura hacía la música internacional en esos años.

EGM: Perdona que te interrumpa. Esa fue la música de tu generación; una generación que habla de la prohibición de los Beatles y del jazz; aunque para ese entonces funcionaba el Club Cubano de Jazz y había descargas en el Johnny Dreans; a la que asistían también estudiantes de la ENA.

DM: No olvides que el jazz no es una música masiva. Si había descargas, pero no eran masivas. Te sigo contando. No sé de quién fue la idea de demonizar esa música. Esa música no tenía nada de demoniaco; era la música hecha por músicos en un lugar y momento determinado hicieron esa música y que no era bandera de ninguna ideología. Era una música que formaba parte de la cultura de ese momento, la que se gestó en ese tiempo; en el sistema que fuera.

Haber pensado así fue fatal. Es como si alguien dijera que la música barroca era música feudal. Simplemente es barroca. Ah, que se desarrolló en el momento de auge de esa formación económica, coincidencias. Fue un momento en que los músicos para vivir de la música necesitaban un mecenas. Bach para vivir de la música debió ser maestro de capilla de alguien; lo mismo que Handel. Y ahí están sus obras que son resultado de su talento, no del sistema feudal; y son obras maestras.

Decir que el jazz es música imperialista no es correcto. Es una música que hicieron los músicos en una ciudad específica: New Orleans –hermosa ciudad en la que he estado--; pero que se desarrolló y se sigue desarrollando; y en ello intervienen y han intervenido blancos y negros. Que tiene aportes de importantes músicos cubanos, que coincidentemente estaban allí, en los Estados Unidos, sobre todo en New York que es una ciudad multicultural. Pero también tiene la influencia de otros músicos latinos, europeos. Y esa música no responde a ninguna formación política. Lo que si responde a la cultura universal.

Fue un momento en que, además de la música, se demonizo el pelo largo, los pantalones estrechos y otras cosas que hoy nos parecen triviales; aunque de lo que más se habla es de la música y los Beatles.

Lo que debe quedar claro es que la música de esos años, toda esa música, respondía a una cultura que se estaba gestando y que está ahí.

EGM: Y el Pello y su ritmo Mozambique. Cómo queda entonces. Fue trascendente, o fue como afirman algunos: “una forma nacional de contrarrestar esa música, qué piensas tu sobre el asunto.

DM: Que lo del Pello, el Mozambique, fuera una alternativa nacional para contrarrestar esa cultura que llamaban extranjerizante; me parece lícito, no creo que ningún género musical deba ser demonizando. Correcto. A la luz de los años tu miras y hay algunos trasfondos dignos de tener en cuenta.

Tal vez el más importante es el racial. El Mozambique era cosa de negros y ese trasfondo racial está presente. Si hubo una anuencia oficial bárbaro. Lo que sí puedo decirte es que el Mozambique fue difundido y que todos lo bailaron.

Yo grabé con el Pello; y uno de sus méritos fue el papel de los trombones como instrumentos dentro de ese género. Un papel que gana preponderancia en la música Salsa porque anteriormente toda la fuerza estaba en las trompetas.

Ahora bien demonizar al Pello hoy, lo mismo que haber demonizado aquella música hace cincuenta años, me parece poco culto. Demonizar al Pello hoy como mismo demonizaron ante a los Beatles es hacer lo mismo una vez más.

Coyunturalmente el Pello fue una persona famosa. El Mozambique no es el gran género de la música cubana; pero se pegó, lo mismo que el Dengue de Pérez Prado. En lo que no estoy de acuerdo es en que, dígalo quien lo diga, demonizar algo porque hacía contracorriente a otras es disparatado.

Yo creo que el Mozambique fue una cosa de moda en Cuba. En buena lid si compitió con esa música perdió. Pero no olvides el componente racial cada vez que escuches un criterio relativo al Pello y al Mozambique.

 

 

 


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