Las reliquias olvidadas de José White en el Museo Bacardí


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En el Museo Provincial Emilio Bacardí Moreau de Santiago de Cuba se atesoran un conjunto de documentos que le fueron otorgados al excelso violinista matancero José White a lo largo de su vida artística, así como fotografías. Estas fueron donadas por Sr. José Dumois Mitchell, el discípulo de White, el 7 de febrero de 1924 y recibidas por el entonces director del centro Sr. José Bofill Cayol[1]. Entre ellas figuran: Retratos de José White a la edad de 40 años en Paris, FranciaA los 45 años en Brasil; Fotografía ferrotipo de Charles White; y Autógrafo escrito y firmado en francés por José White, autentificando que la imagen de su padre fue tomada en Matanzas, en 1855. Se conservan también varios nombramientos tales como: Comendador de la Orden de San Silvestre, Roma, Italia, mediante una Bula Papal emitida por el Papa León XIII, en 1882;  Oficial de Academia por el Ministerio de Instrucción Pública y de Bellas Artes de París, 1884; Admisión en la Sociedad de Autores, Compositores y Editores de Música de Paris, 1891; y Comendador de la Orden de la Corona Rumana, Bucarest, 1906.

José Silvestre de los Dolores White Laffite es considerado uno de los artistas más célebres del siglo XIX. Prominente músico y compositor cubano, conocido internacionalmente por su destreza, elegancia y sensibilidad para tocar el violín y crear obras musicales. Nació el 31 de diciembre de 1835[2], en Matanzas. A la edad de 15 años compone su primera pieza: una Misa para Orquesta. Inició la carrera artística el 21 marzo de 1855 al realizar un concierto en su ciudad natal, acompañado del reconocido pianista norteamericano Louis Moreau[3]. Ingresó en el Conservatorio de París al año siguiente y obtiene el Primer Premio en el concurso auspiciado por esta academia.[4]

Volvió a Cuba en 1858, motivado por la gravedad de su padre Charles White quien fallece al año siguiente. Tras algunos meses de quietud, ofrece varios conciertos iniciados en el Liceo de La Habana, luego Matanzas, Cienfuegos y Santa Clara. Interpreta, entre otras creaciones, sus obras más representativas: Fantasía Cubana y La Bella Cubana consideradas las obras musicales más importantes del siglo XIX cubano.[5]

El año siguiente está también cargado de programas. El teatro Tacón lo acoge en varias ocasiones: se presenta junto a su amigo el famoso pianista Luis Moreau Gottschalk. De ahí hacia Matanzas y Cienfuegos, donde recibe una carta de recomendación para Laureano Fuentes en Santiago de Cuba.

Se recibió en esa ciudad y el 5 de marzo de 1860 se escribe: “Da su primer concierto el gran violinista, hijo de Matanzas, José White”[6], y unos días después refieren: “Los artistas White y Lacoste[7] efectúan un concierto en el teatro de la Reina, siendo la ejecución del primero y declamación del segundo admirables”.[8] Posteriormente vuelve a La Atenas de Cuba. 

Regresó a París en noviembre de 1860. Continúa aportando novedades a su fructífera carrera, esta vez con la creación de Seis Estudios para Violín en 1868, aprobado por el Comité de Estudios Musicales del Conservatorio de París, calificado de brillante e incluido en los planes de estudio de este, y de los principales centros de enseñanza del mundo.

En 1874 realizó su último viaje a la patria. Se presentó en varios sitios poniendo a disposición del público sus creaciones, y compartiendo escenario con el pianista y compositor cubano Ignacio Cervantes[9]. Ofreció conciertos a partir de 1875 en el teatro Esteban[10] de su tierra natal; en Guanabacoa, La Habana; y en Santiago de Cuba se presenta el 20 de febrero en la Sociedad Filarmónica[11]. El 7 de marzo ofrece el segundo en un lugar hasta ahora desconocido, y finalmente un tercero en el Club San Carlos[12].

De regreso a La Habana se presentó en el teatro Tacón en varios momentos acompañado nuevamente por su amigo Cervantes y el reconocido pianista Guerrero[13] con extensos programas musicales, donde interpretaron obras suyas y de afamados autores, entre ellas, el himno La Bayamesa; lo que provocó gritos de “Cuba Libre” entre la multitud y la expulsión de Cuba junto a Cervantes. Los fondos recaudados (tres mil pesos) fueron donados a la causa independentista.[14]

A partir de entonces realizó un periplo por países de Europa y América. Desarrolló una extensa carrera profesional en Brasil y Francia con grandes logros, siendo agasajado por connotadas revistas y periódicos de la época. Recibió, además, favorables críticas de músicos y periodistas reconocidos, entre ellos, José Martí, el más universal de los cubanos, quien escribiera halagadoras valoraciones acerca de su trabajo artístico en La Revista Universal de México, al expresar: “White no toca,-subyuga […]”.[15] […] La música es la más bella forma de lo bello […] La música es el hombre escapado de sí mismo”.[16]

Se presentó en el Palacio de las Tullerías, Francia, ante Napoleón III y la Emperatriz Eugenia, en el palacio Real de Madrid ante la Reina Isabel II. Fue Director del Conservatorio Imperial de Rio de Janeiro, Brasil y maestro de los hijos del Emperador Don Pedro II de Braganza, Portugal. Nombrado Oficial de Academia por el Ministerio de Instrucción Pública de Francia; Comendador de San Silvestre, Italia; de la Rosa del Brasil; Comendador de Número de Isabel La Católica; del Busto de Bolívar; de la Orden de la Corona Rumana y Miembro de la Sociedad de Autores, Compositores y Editores de Música de Paris.[17]

White firmó su testamento el 19 de julio de 1913 ante notario y dictó que: “los recuerdos de su fama y su gloria se destinen a Cuba”. Fallece en París el 12 de marzo de 1918, a la edad de ochenta y dos años. Este notable artista cubano virtuoso del violín, dotado de grandes cualidades como autor e intérprete, se destacó no sólo como excelente músico ejecutante, sino también como maestro de generaciones y director de distinguidas sociedades, academias y orquestas en varios países. Su quehacer artístico destelló en escenarios del mundo.

Estos documentos, con más de un siglo de antigüedad,  han sido atesorados en esta institución museística por 96 años y se catalogan como piezas inéditas y excepcionales, con alto valor histórico-cultural, religioso y testimonial, pues avalan y enriquecen el legado de uno de los artistas más ilustres del panorama musical cubano de todos los tiempos: José White. Reconocido internacionalmente como Maestro de Maestros, este conjunto de piezas que le pertenecieron constituyen Patrimonio Histórico Documental de la Nación Cubana.

 

[1] Actas de Donativos de Música, Legajo 24, Expediente 5, Centro de Documentación Museo Provincial Emilio Bacardí Moreau.

[2] Las fuentes difieren en fecha y año. Esta es la que aparece en su Acta de Matrimonio, realizado el 7 de junio de 1866, con la violinista francesa Agustina Rosalía Sofía María Adela Vivien, en las que se presentaron sus actas de nacimiento y donde para mayor confirmación comparece su madre, en Sabine Faivre d'Arcier: José White y su tiempo, Ed. Letras Cubanas, La Habana, Cuba, 1997, pp. 81-84.

[3] (EEUU 1829- Brasil 1869). Exitoso pianista y compositor norteamericano, con formación académica en Francia. Según Alejo Carpentier que fue el primer músico europeo en advertir la riqueza de los ritmos cubanos, portorriqueños y afroamericanos.

[4] José Alberto González: White y Brindis de Salas. Un paralelo imposible, La Habana, 1951, pp. 34-35.

[5] Sabine Faivre d'Arcier: Ob. cit., pp. 26-38.

[6] Emilio Bacardí: Crónicas de Santiago de Cuba, t. III, Tipografía Arroyo Hermanos, Santiago de Cuba, 1923. p. 293.

[7] Declamador francés, en iamr.uchile.cl. Armando Toledo: White en Cuba. [revisado el 3 de febrero de 2020], p. 14.

[8] Emilio Bacardí: Ob. cit., p. 294.

[9] (La Habana 31 de julio de 1847- La Habana 29 de abril de 1905) Reconocido músico. Compositor y virtuoso del piano, considerado como la más importante influencia de la música cubana del siglo XIX.

[10] Considerado el mejor de América después del Tacón. Desde 1899 se le nombró Sauto, en Sabine Faivre: Ob. cit., p. 133.

[11] Fundada en 1842 como espacio de socialización y progreso intelectual de la burguesía santiaguera, con carácter elitista y excluyente, ya que la mayoría de sus socios eran de raza blanca. Contaba con dos secciones: música y literatura y una biblioteca, en Carlos Forment: Crónicas de Santiago de Cuba, t. I, Ediciones Caserón, Santiago de Cuba, 2017.pp. 219-220.

[12] Surgió en 1854 como Academia de Esgrima. Se conoce como Club San Carlos en 1864. Transitó por varios sitios de la ciudad. El 20 de mayo de 1914 se inaugura el nuevo edificio. La sociedad integrada por franceses, cubanos y españoles de prestigio realizaban exposiciones y fiestas sociales con personalidades nacionales y extranjeras. Desde 2015 funge como Sala de Arte, Extensión del Museo Bacardí, en Ponencia: Reseña histórica del otrora Club San Carlos, Daniana Palma, 2016.

[13] Al parecer se trata de Enrique Guerrero, nacido en la Habana (1818-1887). Compositor y pianista cubano, en www.ecured.cu.

[14] Sabine Faivre d'Arcier: Ob. Cit. pp. 136-137.

[15] Radamés Giro: Diccionario Enciclopédico de la Música en Cuba, t. IV. Ed. Letras Cubanas, La Habana, Cuba, 2007, p. 288.

[16] www.uneac.org.cult.cu. Rafael Lam: La Bella Cubana (1853.) José White, 7 de febrero de 2019, [revisado 12 febrero 2020].

[17] José Alberto González: Ob. cit.,  pp.45-46.     


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