65 años de un hecho de arte, coraje y esperanza (+ Foto y Video )


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Alicia Alonso

Este 15 de septiembre se cumplen 65 años de un hecho trascendente en la historia cubana prerrevolucionaria: ese día de 1956 la Federación Estudiantil Universitaria organizó un Acto de Desagravio nacional a Alicia Alonso y al entonces Ballet de Cuba, los cuales habían sido víctimas de una bochornosa agresión por parte del gobierno de Fulgencio Batista.

Desde hacía unos seis años el Estado cubano le brindaba un exiguo apoyo económico al Ballet Alicia Alonso, gracias al trabajo que instituciones civiles habían realizado en aras de apoyar la empresa de Alicia y Fernando Alonso por desarrollar esa manifestación cultural en Cuba.

Luego del golpe de Estado de 1952, esa subvención siempre estuvo tambaleante y tanto el Ballet como la Academia que llevaban el nombre de nuestra gran bailarina estuvieron amenazados por la supresión de esa ínfima ayuda económica.

Pero en 1956 la situación del gobierno batistiano ya era insostenible: el pueblo había comenzado su lucha por la libertad y se organizaban grupos como el Movimiento 26 de Julio y el Directorio Estudiantil Universitario, con programas de reformas verdaderamente importantes para la nación cubana.

Desde el llamado Instituto Nacional de Cultura, Batista quería atraer a la más relevante intelectualidad cubana para limpiar su imagen de sangriento dictador, por ello solicitó al Ballet de Cuba –nombre que había adquirido la compañía desde 1955– que se adscribiera a esta institución oficial.

Los Alonso, con esa visión política que siempre los caracterizó, se dieron cuenta del propósito y se negaron a seguirle el juego al régimen; entonces Alicia recibió una carta del Sr. Guillermo de Zéndegui, director del Instituto, en la cual le comunicaba que le sería retirada la paupérrima subvención.

Enérgica respuesta de Alicia

Este hecho bochornoso hacia la cultura cubana fue recibido con indignación por nuestra prima ballerina y por la dirección del Ballet de Cuba, y a ellos se unieron no pocas organizaciones civiles, entre ellas y con mucha fuerza la Comisión Nacional para el Trabajo Intelectual, dirigida por el Dr. Carlos Rafael Rodríguez, y la Federación Estudiantil Universitaria (FEU), cuya Dirección de Cultura estaba encabezada por Raúl Amado Blanco y Raúl Roa Kourí.

De franca posición de izquierda, la organización dirigida por Carlos Rafael Rodríguez ayudó a la Alonso a elaborar una respuesta escrita al Sr. de Zéndegui, que se convirtió por sí misma en uno de los más valientes documentos de denuncia en los años más difíciles de la dictadura.

Fechada el 15 de agosto de 1956 y publicada posteriormente, la carta de Alicia desenmascaraba a Batista y a sus instituciones y mostraba públicamente el chantaje del que había sido objeto:

Al anunciar Ud. la supresión de la suma que venía recibiendo del Estado el Ballet de Cuba, me anuncia que ha recomendado a la Sra. Ministra de Educación incluir mi nombre o el de la Academia de Ballet Alicia Alonso entre las instituciones subvencionadas por el Instituto, destinando a ese fin la suma de 500 pesos. Permítame, Dr. Zéndegui, rechazar esa solución. Tanto Fernando Alonso, mi esposo, como yo, no hemos trabajado con el fin de percibir mensualmente una determinada cantidad de dinero, sino con un horizonte más amplio: el de realizar, en el terreno del ballet, una labor cultural de carácter histórico. Para ese empeño sí hemos solicitado y aceptado las subvenciones estatales hasta ahora percibidas. Lo que Ud. propone parece más bien una limosna o un soborno.

Merecido homenaje

Por su parte, las instituciones nacionales, que ya estaban preparando  un Homenaje Nacional a Alicia Alonso por sus éxitos internacionales, convirtieron este empeño, bajo la firme dirección de la FEU, en un acto masivo en el Stadium Universitario, celebrado el 15 de septiembre de ese año, y al cual brindaron apoyo con su asistencia diferentes artistas de la televisión y el teatro, así como agrupaciones danzarias nacionales. El Ballet de Cuba interpretó Las sílfides y Alicia cerró, el llamado entonces Acto de Desagravio, con la ejecución de La muerte del cisne.

Para sorpresa del público que desbordaba el Stadium, emergió de la clandestinidad a la que estaba confinado el líder estudiantil Fructuoso Rodríguez, quien además de apoyar al Ballet atacó abiertamente a la dictadura batistiana y llamó a la lucha por su derrocamiento, en lo que sería su última aparición pública como dirigente de la FEU, pues poco tiempo después sería asesinado, junto a otros tres jóvenes revolucionarios, en Humboldt 7.

Luego de una gira nacional, el Ballet de Cuba recesaría como compañía profesional el 15 de noviembre y Alicia Alonso se negaría a bailar en nuestro país mientras Batista lo desgobernaba. Pero tanto ella, Fernando Alonso y los que apoyaron este acto de civismo y valentía, sabían que aquella había sido solo una etapa en la lucha por la victoria.

Certeza de que lograrían la victoria

En otro acto de arrojo y valentía, Alicia se despidió del pueblo de Cuba en un programa televisivo el 10 de octubre de ese año. Televisión en vivo en esos tiempos, al terminar su presentación junto a un grupo de bailarinas del Ballet de Cuba, la Alonso pidió un micrófono e improvisó las siguientes palabras:

Estoy segura que el ballet no morirá porque lo dejo en unas manos que lo van a defender con todo lo que tienen, que son las manos del pueblo cubano, que lo mismo trabajan en la tierra que trabajan en las artes. Yo quiero que sepan que a pesar de estar allá, los momentos que me pueda escapar de mis contratos, volveré a Cuba y lucharé y seguiré luchando por el Ballet de Cuba, por las artes en Cuba y por estas bailarinas que han bailado hoy. ¡Hasta pronto!

Alicia continuaría su carrera internacional en Estados Unidos, Puerto Rico, México, Perú, Brasil, Venezuela, Brasil, Jamaica, Argentina y la entonces Unión Soviética, donde se convertiría en la primera bailarina del hemisferio occidental en bailar tras la llamada “cortina de hierro”, lo que le valió un expediente en las oficinas del Servicio de Inteligencia Militar del gobierno de Batista.

Con este receso podría pensarse que el ballet moriría, como toda esperanza de salir de la tiranía que ensangrentaba al pueblo cubano, sobre todo a su valiente juventud. Pero poco más de un mes después de esta alocución pública y espontánea, el 2 de diciembre de ese año, por las costas del sur oriental cubano desembarcaba un yate cargado de héroes que pondrían fin a ese régimen sanguinario. Entonces se cumpliría el vaticinio con el que Alicia concluía su histórica carta al Sr. de Zéndegui en agosto de 1956:

 

“ ... tenemos fe en el pueblo de Cuba y estamos seguros que, defendiendo su legítimo derecho a la cultura, nos brindará su respaldo para no permitir que esta manifestación artística jamás le sea arrebatada”

 

… y así sucedió el Primero de enero de 1959.

 






 
 

 


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