Aldo R. Gutiérrez Rivera: Un escritor debe ser auténtico


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¿No comprendes, caballito,

que la canción es amor

y que la flor es canción

que se canta al corazón?

 

Se da pocas veces el caso de un editor que luego de muchos años de experiencia se decida a escribir para niños, pero la historia de Aldo Gutiérrez Rivera (1) es bien diferente: él comenzó muy joven la escritura para la infancia pero cierto azar caprichoso un buen día le hizo desdeñar su escritura y unos 30 años después, cuando ambos trabajábamos en Gente Nueva, me confió algunos de sus poemas para la infancia y enseguida vislumbré que tenía ese donaire especial que pocos alcanzan en realidad para dirigirse a los pequeños. Fue así como no cejé en mi empeño hasta convencerlo de darnos su obra y publicarla en un volumen, La luna va de paseo, que otro azar, esta vez más cotidiano como la poligrafía, ha impedido de nuevo que aun vea la luz y llegue a sus auténticos destinatarios: los niños. De todos modos, como Aldo es un editor de lujo que muchos autores codiciamos por su trabajo meticuloso y esmerado, pero también un colega (aunque pocos lo sepan), hoy es nuestro invitado en el Periódico Cubarte para hablarnos de las penas y furias en la edición (y la escritura) de obras para la niñez.

¿Existe para ti una literatura infantil? ¿Una LITERATURA? o simplemente ¿Literatura para personas?

—Creo en la literatura, en una sola literatura, la que se escribe desde el corazón, la honestidad y las buenas intenciones, solo que esa literatura a veces va dirigida o ha sido pensada para adultos o para niños o para adolescentes, aunque la realidad, como siempre, dice la última palabra, y un libro pensado para niños termina cautivando también a los adultos, o un libro escrito para adultos termina emocionando la inteligencia y sensibilidad de un niño.

¿Qué piensas de la infancia?

—La infancia es una etapa de la vida que debería ser hermosa; llena de amor, comprensión, ternura… pero todos sabemos —aunque muchos no lo acepten—, que en realidad no siempre es así. Hay muchos niños a los cuales se les violenta la infancia de muchas maneras. Y hay que luchar y escribir (que también es una forma de luchar) para ayudarlos; estamos en la obligación de luchar por sus derechos a una infancia sana y feliz, y trasmitirles amor, confianza, seguridad, comprensión… ayudarlos a ser un poco más felices y que sean capaces de crear esos mundos de magia e imaginación que a veces les arrebatan las guerras, la violencia, los hogares divididos, las personas frustradas e incapaces.

¿En tu concepto los niñ@s leen hoy día más o menos que antes?

—No tengo suficiente información como para responder esa pregunta. Pero desde mi apreciación, solo desde mi apreciación, creo que hoy leen más, aunque a veces no lo parezca.

¿Qué piensas del tono que deben tener las historias para niñ@s?

—Las historias, para niños o no, deben ser auténticas, contadas ya decía desde el corazón, sin ser melosas, o superficiales, o falsas, o forzadas. Los niños, que son personas tan sinceras y sensibles, reconocen enseguida una historia con el tono inadecuado, y esas las desechan enseguida.

Se suele decir que en cada libro que se escribe va un gran porcentaje de la personalidad de su autor. ¿Eres tú parecido a alguno de los personajes de tu obra?

—En realidad todavía no tengo una obra. Ya quisiera. Y debo apurarme, pues comencé un poco tarde. Pero por mi experiencia de vida, por los libros que he leído como lector y por los que he leído como editor, siempre hay mucho de los autores en sus obras, a veces conscientemente y otras sin darse cuenta. La “verdad” de los que escriben siempre sale de una manera o de otra.

¿Cómo concibes idealmente a un autor para niñ@s?

—Un escritor debe ser auténtico, inteligente, sagaz, atrevido, imaginativo, soñador… y si escribe textos que son o pueden ser leídos por los niños debe ser todo eso, pero más todavía, con lo que escribe.

¿Reconoces en tu estilo alguna influencia de autores clásicos o contemporáneos?

—Cuando me sienta realmente un escritor, cuando sienta que realmente tengo un estilo, no dudes en que te voy a llamar para que me hagas la pregunta nuevamente.

¿Cuáles fueron tus lecturas de niño?

—Comencé a leer tarde. Las lecturas de la escuela, que “tocaban”, me las bebía; pero libros, lo que se dice leer libros, fue creo que a los 11 años, gracias a un vecino que me contó habían abierto una biblioteca a media cuadra de mi casa y era en el hogar de una repatriada. Recuerdo que se llamaba Mirna. Aquello me impactó. No sabía el significado de esa palabra y lo primero que pedí en la biblioteca fue un diccionario, y con la ayuda de Mirna supe del significado de la palabra, que tan bien conocí después. Todas las tardes me bañaba temprano y era punto fijo en la biblioteca de Mirna. Era como la sensación de recuperar el tiempo que había perdido. Allí descubrí solo, sin mucha orientación, con ansiedad, Corazón; las obras de Salgari y Verne; las fábulas de Esopo y de Tomás Iriarte; La Edad de Oro; el Tesoro de la Juventud; Robin Hood; Mujercitas y Hombrecitos…

¿Quién es tu héroe de ficción?

—Robin Hood. Siempre he sentido el deseo no de robar (jajajajaja), sino de ayudar a los más necesitados, de compartir, de disfrutar cada logro con los que no tienen la posibilidad.

¿Quién, tu villano?

—No me gustan los villanos.

¿Cómo insertas tu obra dentro del panorama actual de la llamada literatura infantil cubana?

—Ya te dije: NO TENGO UNA OBRA.

¿Qué es lo que te enciende emocionalmente-creativamente?

—Las reacciones y expresiones de un niño; la candidez y sencillez de un adulto; la transparencia (algo tan difícil de encontrar); una buena conversación auténtica, donde cada uno se exprese tal cual, sin máscaras, y se pueda aprender realmente; la alegría; un buen libro; una obra de teatro o una película que me impacten; una historia que me haga pensar, reflexionar…

¿Qué es lo que te desanima?

—La mediocridad, la ambición desmedida, la incomprensión, una mirada vacía…

¿Qué atributos morales piensas que debe portar consigo un buen libro infantil?

—Primero habría que preguntarse: ¿qué es la moral? Un buen libro para niños y jóvenes debe ser auténtico, sincero, escrito desde la verdad y con limpieza de espíritu, con enseñanzas provechosas…

Aparte de tu profesión actual, ¿qué otra cosa te hubiera gustado ejercer?

—Me hubiera gustado cantar. Ni en el coro de la iglesia cuando hice la comunión me lo permitieron. ¡Tan mal canto!

¿En qué te inspiras a la hora de escribir para niños?

—Imagino situaciones que puedan ser simpáticas, entretenidas, atractivas, ingeniosas, que lleven un mensaje y dejen una sonrisa en los pequeños.

¿Qué profesión nunca ejercerías?

—Chofer de transportes públicos (guaguas, trenes, aviones, camiones). Me aterra tener en mis manos la responsabilidad de tantas vidas.

¿Podrías opinar de la relación autor-editor? ¿Tú que indistintamente eres autor y editor?

—El autor y su editor tienen que sentirse uno solo en el libro: comunicarse, entenderse, enfrentar el trabajo con alegría, y a la vez conocer exactamente su lugar para poderse sentirse el otro. El autor tiene que entender que el editor es imprescindible para dar esa otra mirada necesaria a su texto y el editor tiene que entender la importancia de que el autor comprenda su otra mirada. Es una relación de complicidad y respeto y confianza.

Si tuvieras que salvar solamente diez libros de un naufragio ¿cuáles escogerías? ¿Alguno de los que has escrito?

—Si contamos a una colección como un libro (y eso es lo que me conviene) me llevaría solo dos: las Obras Completas, de Martí, y El Tesoro de la Juventud.

 

 

NOTAS:

 

  • La Habana, 1954. Periodista, editor y escritor para niños. Ha publicado el libro de cuentos para niños Baconao y Guaíma (EMPI,1984) y los libros de poesía para niños Saltimbanquiando (Selvi Ediciones, Valencia, España, 2016) y La luna va de paseo (Ed. Gente Nueva, en imprenta). Además, los cuentos para niños “Un lego para construir sueños” en la selección Mi juguete preferido y “Cusa la lechuza” en la selección Canta y juega con la lechuza abuela. Por su obra periodística ha recibido Premio Espacio de Publicidad y Propaganda (ACCS) (2000, 2001 y 2003), Gran Premio Espacio de Publicidad y Propaganda (ACCS) (2004), Premio Tocororo, Festival Internacional de Comunicación de Bien Público (ACCS) (2004). Nominado al Premio Nacional de Edición (2014).

 


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