ARTE E HISTORIA PATRIA EN LAS ARTES


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Entrevista a la curadora del Museo Nacional de Bellas Artes Delia María López

Durante la pasada XIII Bienal de La Habana se inauguró el 13 de abril del 2019 una gran exposición en el Museo Nacional de Bellas Artes titulada La posibilidad infinita: Pensar la nación, como bien expresa su lema, se intentaba a través de cinco muestras Isla de azúcar, Más allá de la utopía. Las relecturas de la historia, El espejo de los enigmas. Apuntes sobre la cubanidad, Museos interiores y  Nada personal, repensar aspectos cardinales de nuestra historia, economía, sociedad y cultural a través de diversas manifestaciones artísticas y artistas visuales cubanos de todos los tiempos hasta hoy.

Aun se hallan expuestas las muestras Isla de azúcar, curada por Corina Matamoros y Más allá de la utopía. Las relecturas de la historia, exhibición curada por Delia María López que creo será inolvidable por su impacto escenográfico y la capacidad dialógica que se observaba entre obras de muy distantes y disímiles creaciones visuales.

No podíamos dejar pasar el tiempo que resta a esa exposición en las salas, sin entrevistar para Cubarte a Delia María López, quien ofrece muy interesantes enfoques sobre el planteamiento teórico que precedió a su labor, la dificultad para enfrentar la dimensión y rigor de la temática abordada, así como la trabajosa faena de producción que implicó esta mega muestra.

Carina Pino Santos. ¿Cuál fue la plataforma conceptual sobre la que se fundamentó usted  para la curaduría de Más allá de la utopía. Las relecturas de la historia?

Delia María López. La posibilidad infinita. Pensar la nación, es una exposición que se insertó en el programa de la XIII Bienal de La Habana con mucha fuerza. La Bienal del 2019 quedó definida bajo el lema de “La construcción de lo posible” y sobre esta convocatoria versaron las propuestas del Museo Nacional de Bellas Artes. ¿Era la plástica cubana ajena a otros campos de nuestra cultura, o era posible definir una sintonía entre la creación artística y la literaria, las investigaciones históricas, los documentos de archivo que conservan la historia patria, el teatro, el cine y la producción audiovisual toda? Por supuesto, este diálogo imprescindible de establecer, fue la macro-plataforma conceptual del proyecto, pues la creación artística nunca es ajena a la cultura de su tiempo, y proyectada en un arco temporal ampliado, manifiesta las inquietudes y esperanzas de cada generación de creadores.

Al definir las líneas temáticas en las que se expresaría la idea de la construcción de la Nación desde las artes visuales, se perfilaron tres grandes tópicos: la economía reflejada a través de la industria azucarera, la historia y la raza. Así nace Más allá de la utopía. Las relecturas de la historia, destinada a desplegar esa madeja de interrelaciones entre el arte y la historia patria, utilizada ésta como plataforma de gran valor simbólico, para la intervención crítica de la realidad nacional misma. El marco conceptual para el ensayo curatorial tomó el magno concepto de nación como un receptáculo cultural que cada progenie colma de nuevos significantes y, al desplegar ese arsenal visual en el decurso histórico cronológico se produce, sin camisas de fuerzas, la mixtura de promociones artísticas, de estilos e ismos, que en sus abordajes conforman las relecturas o multiplicidad de enfoques socio-ideológicos a los que alude el título de la muestra.

Carina Pino Santos. Teniendo en cuenta la vastedad y valor de las colecciones, ¿qué dificultades debió enfrentar para realizar su selección?

Delia María López. Hubo dos grandes dificultades —si lo miramos desde lo factual y desde el enfoque curatorial—, primero el hecho de que en el año 2015 se habían realizado dos exposiciones de tema histórico: “Como de un baño de luz. A 120 años de la caída en combate de José Martí” que coincidió en el Centro Hispanoamericano de Cultura con la XII Bienal de La Habana, y “El eco del último disparo” que abordó la producción histórica del Cambio de Siglo referida a las guerras de independencia. Y en segundo término, el hecho de que la colección institucional, pese a los desgloses que sufrió en la década de 1960 de sus piezas de contenido histórico, es mucho más rica en referentes  relacionados con las guerras del siglo XIX que con hechos históricos más recientes. Por lo tanto, había que encontrar un equilibrio, evadir la reiteración de discursos, socializar piezas de nuestras reservas desconocidas y poco vistas por el público. Y siempre estuvo claro para el equipo de trabajo que el núcleo principal debían ser las colecciones de la propia institución, porque ¿qué posible Cuba podrían haber perfilado las artes visuales autóctonas, que no estuviera reflejada en un coleccionismo con más de cien años de historia y con larga data de interés centrado en el arte nacional?

Con este enfoque, encontraron cabida libros como Historia de la Isla y Catedral de Cuba, del obispo Pedro Agustín Morell de Santa Cruz, donde se recogió el poema épico-heroico Espejo de Paciencia, compuesto por Silvestre de Balboa Troya y Quesada en 1608, que es un vívido reflejo de las primeras rebeldías insulares manifiestas en el comercio de rescate; o la Historia Gráfica de Cuba del pintor de historia Juan Emilio Hernández Giro, que dotó de imagen a muchos episodios inéditos para las artes plásticas nacionales, sólo recogidos en la memoria histórica. Halló espacio la reprografía, pues algunos personajes imprescindibles como Luis de Velasco, defensor del Morro contra los invasores ingleses, aparecían representados en grabados de la época, insertos en publicaciones de las que era imposible enajenarlos. Y entraron, por propio derecho, verdaderas reliquias históricas que permanecen en nuestro tesauro, como los Bonos de la Guerra de Independencia, o la pequeñísima efigie de José Martí realizada por Pablo de la Torriente en presidio.

Y aunque parezca que las carencias de nuestra propia colección pudieran ser un escollo ─por ejemplo, la fotografía─ la colaboración de otras instituciones cubrió estas lagunas en la mayor parte de las situaciones complejas que generó el trabajo. Deberíamos mencionar la Biblioteca Nacional, la Fototeca de Cuba, la Academia de Ciencias, el Consejo de Estado y el Museo Oscar María de Rojas de Cárdenas, entre los mayores colaboradores en el préstamo de obras y objetos; pero también a los artistas que ─en menor escala, pero con piezas muy significativas─ contribuyeron fiándonos piezas de sus colecciones personales o realizaron obras para la muestra. En este caso, José Ángel Toirac, Wilfredo Prieto y José Manuel Mesías.

Carina Pino Santos. ¿Cómo valora la inserción de restauradores y conservadores en esta mega exhibición?

Delia María López. La posibilidad infinita. Pensar la nación, es un macro proyecto que implicó la participación de todas las áreas de trabajo de nuestro Museo Nacional de Bellas Artes: conservación, restauración, registro e inventario, montaje y museografía, comunicación, mantenimiento constructivo, seguridad. Pero en particular los Departamentos de Conservación y Restauración tuvieron un protagonismo real, por la enorme responsabilidad de manipular, trasladar y almacenar las obras retiradas de salas permanentes; a la vez que se intervenían y ponían en óptimas condiciones de exhibición las obras seleccionadas de las reservas. Aunque resulte paradójico, en muchas ocasiones son las realizaciones artísticas más recientes las que mayores problemas de conservación presentan, en ocasiones por las carencias materiales que han llevado a los creadores a trabajar con elementos industriales de rápido deterioro o poca compatibilidad química; pero también porque las tendencias contemporáneas apuestan por la desmaterialización del objeto artístico a favor del mensaje, y muchas piezas pensadas por los autores como arte efímero se han musealizado en las colecciones institucionales, convirtiéndose en patrimonio visual que debe ser conservado y restaurado en condiciones similares a las artes más tradicionales. Contar con un equipo de técnicos como el que reúne el Museo Nacional de Bellas Artes, es un valor agregado al enfrentar una propuesta tan ambiciosa, y en particular, Más allá de la utopía, apostaba por la superposición de generaciones y la mixtura lenguajes que hizo imprescindible la participación de nuestros expertos, el diálogo con los artistas vivos y la consulta constante que realimentó y enriqueció el proceso de montaje. Y mucho aún pudiéramos expresar sobre el proceso de museografiar y montar las ideas curatoriales, que es un cosmos muy particular dentro de la museología. Pero vamos a dejar el recuento con esta sugerencia, para futuros abordajes.


2 comentarios

Patricia
3 de Marzo de 2020 a las 14:56

Bravisimo por la conservadora. Un besote grande parà ella.


Raul Sanchez
7 de Marzo de 2020 a las 16:20

Me da mucho gusto por Delia. Un abrazo con mucho cariño. Se que todo lo que hagas será de muy buena calidad y con mucha inteligencia, que de eso le sobra

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