Arte soy entre los montes


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Desde el título se alude. No entramos al “puro realismo” ni a lo “imitado infructífero”, sino al poético acercamiento de un Poeta. Con personales metáforas, alude Dausell Valdés al “pintor atrevido” nacido en la Calle de Paula, hace 167 años. Más que retratos son paisajes martianos, mapas de ideas, construidos con vegetaciones y piedras.

Nos inaugura, su vertical Verso… nos salvamos los dos; un árbol-pluma que relaciona simbólicamente a Martí con el más consecuente de los martianos cubanos, Fidel. Obra que vimos en la colectiva Vengo del Sol y al Sol voy, montada el año pasado para esta misma fecha, aquí en la galería del segundo piso de la capitalina Casa del Alba Cultural.

Está, no podían faltar, el rostro de Martí delineado por las plantas en una base pétrea, una montaña. Solo que ahora, más pequeña, se resignifica como un tesoro, dentro de una caja-libro, en su instalación Viajero. Un viaje del hombre hacia sí mismo, encontrándose piedra, vegetación, agua y cielo, denso y ligero, concreto y etéreo… Eternamente interrogado por ¿quién soy y a dónde voy?

¿Y un dónde estoy?, que el espectador se hace al recorrer la muestra. Si en el arte o en el monte, resulta más evidente; más bien en qué poética. Ciertas piezas son como bocetos, expresiones planas de instalaciones que serán, y otras que ya vienen siendo. Hay pinturas que rompen la bidimensionalidad y son una llave con montañas y un monte contenido en una hoja. Hay pasajes, frases, con cierta terquedad figurativa, pero también arte conceptual, simbolismo y surrealismo. Estamos como en un viaje enriquecedor. Hacia el Apóstol infinito.

Es la libertad, la idealización creativa que tanto valoraba el también crítico de arte José Martí. Poesía visual de Dausell Valdés, armada con sugerentes tropos. Construidos en un rejuego peso y levedad, forma y energía; trasposición sucesiva, de forma y contenido, y en el contraste de la materialidad de uno y otro. Una nube encerrada en una jaula y una paloma enjaulada en un traje. Una isla-mujer-montaña levita sobre el campo.

En otra de las pinturas, La carrera, la silueta de un jinete etéreo (de cielo y nubes) contiene a otro que cabalga carnal en contrario sentido. Imagen que me remite al pensador Martí y aquellas notas de su Diario de Montecristi a Cabo Haitiano sobre “Las carreras liberales”. Pujas y competencias promovidas por ambiciosos, perniciosas para las sociedades y “mero resto del estado bárbaro”, para la visión humanista del Héroe de Dos Ríos.

Otra vez más, Martí como elemento inspirador del arte. Expresión y reflejo de las impresiones de su luz en la sensibilidad de los creadores. Resignificación de su obra, pensamiento y actos, en una decena de piezas, entre pinturas e instalaciones. En una atmosfera muy martiana, de espiritualidad secular.

Esta, la primera exposición personal de Valdés en La Casa del Alba, fue patrocinada por el Consejo Nacional de Artes Plásticas (CNAP), y se suma a los actos de desagravio al Héroe Nacional, frente a los actos vandálicos que incultos y “odiadores” protagonizaron a inicios del año. Hechos que el artista condenó con vehemencia.

Dausell Valdés Piñeiro nació en Pinar del Río el 16 de enero del año 1967. Se considera un artista autodidacta y es reconocido en la plástica nacional por su manera muy personal de asumir el paisaje. Parte de lo académico, del paisajismo de Chartrand o Menocal, pero con una carga conceptual y filosófica, como ciertas obras de Tomás Sánchez. También se percibe ciertas referencias de los paisajistas chinos y japoneses, y del surrealismo de René Magritte.

Contó el pintor que en el 2002, durante la inauguración de la exposición de los doce paisajistas pinareños en el Memorial José Martí, le comentó a Fidel sobre el Martí yacente que hay en Pinar del Río, esa montaña que a cierta distancia alude a su perfil. “¿Y tú no te atreves a hacerlo?”, le preguntó el líder histórico. “Sí, sí, cómo no”, respondió el artista. “Pero haz tu Martí, insistió el Comandante. Y Dausell eso hizo, su personal Martí, hecho de naturaleza. Bien conocido y al que ya me referí. Después vinieron sus series de retratos a héroes cubanos y nuestroamericanos.

Feliz manera de celebrar nacimientos la de “Arte soy entre los montes”, de hombres y de símbolos. De entrar con arte en el monte martiano.


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