Celebrar el cumpleaños 28 con la publicación del primer libro publicado (impreso), parece ser, para un escritor novel, la mejor de las celebraciones posibles.

Con el libro de narraciones cortas Descuentos, Ediciones Punto Rojo Libros, Sevilla, España, 2022, el escritor Alejandro Escobar Gómez (Las Tunas, Cuba, 1994), de nombre artístico Sender, rompe el celofán en materia de prosa narrativa. Anteriormente tenía en su haber el e-book Márgenes de ciudad, de poesía, en 2021.

Descuentos, como toda ópera prima, es una caja de sorpresas, pero puedo adelantar, de agradables sorpresas. Es un libro que se lee con fluidez, que alimenta esa inefable alegría que produce la buena lectura y cuyo tema predominante es la ficción mezclada con la historia. Lo histórico, ya sea nacional o universal está presente a lo largo del volumen.

Erotismo, sarcasmo, admiración del autor por figuras relevantes de nuestra cultura, lecturas diversas asimiladas a su argumento, buen dominio de la narración corta, son facetas que se aprecian en Descuentos.

Aunque todos los cuentos son logrados, distingo entre ellos "El barrio del  Almirante", un respetuoso y ameno guiño a José Lezama Lima, "Alusiones", un breve cuento cargado de sutil erotismo, y el terrible "El último swing", una narración estremecedora en su descarnada crueldad.

La presentación del libro se realizó recientemente en la Casa de Cultura de la Víbora, ante un selecto público de jóvenes amantes de la cultura y amigos de Sender. Este joven ha logrado atraer la atención de personas de reconocimiento de nuestras artes y música, pues le otorgan su amistad Silvio Rodríguez, Pedro Juan Gutiérrez, Leonardo Padura, Anton Arrufat, Roberto Chile, Ismael Sené, entre otros.

Conocí a este autor en casa de un amigo común, Ismael Sené, el gran divulgador y conocedor de nuestra pelota y del beisbol en general. Un día coincidimos  en las tertulias improvisadas que se producían en torno a Sené. Las palabras de presentación del viejo erudito fueron: "Te presento a Sender, es un joven polifacético y un buen amigo". Debo decir, de paso, que la reseña que publicó Sender sobre el libro de Sené, Desde el céped de mi estadio, Colección El Fausto, Pinar del Río, 2021, fue muy tierna e inteligente, y un homenaje sentido al amigo que fallecería poco después.

Pero, realmente fue a instancias de un mensaje electrónico que me envió, que entré en contacto con Sender. En el mismo, me preguntaba cuál sería mi novena de pelota preferida si la integrase con próceres de nuestra historia. Ante una propuesta inusitada como esa, unida a otra que me hizo (era para algo que estaba escribiendo), decidí pasarme con ficha con la primera y responder solo la segunda interrogante. Cómo ha dicho en alguna entrevista Roberto Chile, que lo aprecia sinceramente, a veces Sender puede extralimitarse. He podido apreciar que sus intereses culturales son amplios a pesar de que su formación es la de ingeniero industrial. Para hacer una transición fluida entre ambos extremos, apenas llegó a la capital, Sender cursó las clases de narración que se ofrecen en el Centro Onelio Jorge Cardoso, ahí se armó como caballero de la pluma o la computadora. Definitivamente son las artes y las letras su verdadera vocación.

Como dijo su compañera en un texto recientemente publicado en la red:

"La mente de Sender viaja por sitios poco habituales. A la hora de comunicarse no tiene filtros y dice lo que piensa tal cual. Es muy ocurrente. Dicharachero y disparatero. Juega todo el tiempo con las palabras", y es así, tal y como refiere una de las personas que mejor lo conoce. El mismo título de este libro juega con el vocablo cuentos. No nos dice que contará algo, sino que lo descontará.

Sender sabe tocar la sensibilidad del lector, puede moverse entre lo risible hasta lo estremecedor, de la ironía al horror. Esta ópera prima anuncia a un narrador culto que habrá que seguir en lo adelante, pues madera posee, según lo evidencia el libro; por otra parte, bellamente diseñado, con una eficaz cubierta  y con un excelente papel.

Atendamos a lo que nos anuncia este volumen iniciático. Si se lee junto con el poemario Márgenes de ciudad, podemos colegir que estamos ante un escritor que tiene muchas cosas que decir y decirlas bien.