De "muy positiva y satisfactoria” calificó la curadora Margarita Sánchez Prieto la participación de Cuba en la 58 edición de la Bienal de Venecia, que hasta el 24 noviembre próximo se desarrolla en esa mítica ciudad italiana.

Horas después de su llegada a La Habana, la también especialista del Centro de Arte Contemporáneo Wifredo Lam, en conversación con el Periódico Cubarte recordó que la Bienal tiene como título genérico May you live in interesting times —que traducido al español quiere decir Usted puede vivir en tiempos interesantes— y que, obviamente, alude a los momentos difíciles, complicados y de grandes crisis que vivimos hoy a nivel mundial: “nosotros, desde el punto de vista curatorial asumimos como título del pabellón cubano El entorno aleccionador porque esa denominación nos permite no centrarnos en artistas que emplean la representación humana, sino enfocarnos en lo que nos rodea. Los artistas que conforman la muestra son: Alejandro Campins, Ariadna Contino, Alexis Hernández, y el italiano Eugenio Tibaldi”.

¿Un italiano como parte de la delegación cubana?

“Cuba no cuenta con un espacio propio dentro de la Bienal; me refiero a un sitio edificado, que muchos de ellos datan de finales del siglo XIX y que, obviamente, se corresponden a países europeos. América Latina comienza a participar en las Bienales de Venecia en la década de los años 50 del siglo XX y los primeros países que asistieron eran aquellos que tenían una ascendencia italiana, como Argentina y Uruguay. Ambos tienen su propio pabellón y, posteriormente, se suman Brasil y Venezuela. Pero, en la propia década de los 50 hay otras naciones que tienen representación, que son México y Cuba, pero sin pabellón construido.   

Por otra parte, Venecia está considerada una de las ciudades más caras del mundo y rentar un espacio es sumamente costoso. Como parte de las negociaciones —algo común en este tipo de evento— la parte italiana nos propuso incluir a Tibaldi, que tiene una excelente obra y que generacionalmente dialoga muy bien con la propuesta cubana.

¿Y las propuestas de los creadores cubanos?

Ariadna Contino tiene una propuesta preciosa que tituló Penitencia; es una obra mural de gran formato que representa un gran bosque de abedules (recortados) en papel blanco, con el bosque real delante, es decir en dos niveles: el físico y el metafórico. El abeto, el eucalipto y el abedul son las tres especies de árboles con que se fabrica la pulpa de papel. Como se sabe el papel ha sido esencial en el proceso civilizatorio y en definitiva es, también, un reclamo ecológico. Ella colocó en macetas, la cantidad de abedules que hay que emplear para producir esa obra de arte: en otras palabras, puso el número de abedules que hay que talar para producir una determinada cantidad de papel. La pregunta es, ¿cuánto le debe el arte a la naturaleza?, ¿cuánto le quitamos?

Alex Hernández propuso una obra interdisciplinaria. Llevó un experimento que puso en sala: es la comparación entre la inteligencia humana y la inteligencia animal a través de las abejas. Hizo una pesquisa sobre todo lo que se ha publicado en cuanto a estructuras que el hombre ha creado a través de anfiteatros, tramas urbanas, compartimento de las oficinas de edificios empresariales, en las pateras —cómo se distribuyeron los negros en los barcos—, las favelas, las prisiones… todas las estructuras que el hombre ha inventado para maximizar o hacer el óptimo uso del espacio. A partir de ahí realizó una interpretación formal y conceptual y las llevó a un material que se semejaba a la cera e introdujo los paneles o cerdillas y las abejas volvieron a construir las formas geométricas concebidas tras años y años de proceso evolutivo. Las abejas llegaron por sí solas a descubrir eso. 

Alejandro Campins llevó sus bunkers (óleo sobre tela), que son como arqueologías; son bunkers que han quedado después de las guerras. Por ejemplo, hay bunkers construidos por Hitler, quien cada vez que se apoderaba de un espacio construía un bunker como afán de dominio. Su obra habla de las amenazas latentes y es un llamado a la necesidad de la paz y la convivencia entre todas las naciones del mundo.

La propuesta de Tibaldi es más variada porque habla de los países del mundo subdesarrollado y, sobre todo, aquellos que han dado impulso a ideales sociales que están en proceso de actualización, cambio o transición. En su propuesta hay obra que alude a Rumania, Venezuela y Cuba y siempre en pos de la defensa de la utopía.    

Después de apreciar todo lo que ofrece la Bienal de Venecia, ¿el arte cubano se inserta en las tendencias más contemporáneas que se mueven a nivel internacional?

La calidad del arte cubano es reconocida y por eso siempre se levantan expectativas. No estamos ahí por gusto o porque pudimos conseguir dinero para estar presentes. No; esa participación es muy necesaria para nuestro desarrollo cultural, pero parte de la reputación del arte cubano y su calidad. El arte que se genera en Cuba posee un mensaje potente y un sello valioso y tiene propuestas estéticamente muy actualizadas.

En Venecia escuché elogios muy importantes de las obras de los artistas participantes en la Bienal y, sinceramente, quedé muy feliz y complacida. Pienso que estuvimos muy bien representados a partir del quehacer de artistas jóvenes, incluso, cuando nos presentamos, el curador principal de la Bienal, Ralph Ruggof, nos comentó que tenía noticias “muy alentadoras” de la XIII Bienal de La Habana, recién concluida. La delegación cubana, compuesta por los artistas mencionados, Norma Rodríguez Derivet, presidenta del Consejo Nacional de las Artes Plásticas (en calidad de Comisaria), Pedro Pérez, vicepresidente económico del Consejo Nacional de las Artes  Plásticas (productor), y yo estamos verdaderamente contentos con los resultados de nuestro paso por la 58 Exposición Internacional de Arte, más conocida como Bienal de Venecia.”