Retrato de un niño llamado Pablo es el más reciente estreno del matancero grupo Teatro de las Estaciones, colectivo que bajo la dirección del destacado titiritero Rubén Darío Salazar arribará próximamente a sus veinticinco años de fundado. Teatro de las Estaciones, además, constituye una cátedra, una escuela del arte de los títeres en Cuba, fruto del legado de los hermanos Camejo y Pepe Carril, el maestro René Fernández y las nuevas generaciones que hoy se suman a la defensa del retablo para que perdure a través de los años.

La nueva propuesta de Teatro de las Estaciones abre las puertas no solo a niños, sino a adultos y amantes de los títeres para apreciar el talento del colectivo que en esta ocasión ofrece una mirada a un niño llamado Pablo; un niño que pudiera ser algún miembro de nuestras familias, un vecino, un niño que sufre por no ser escuchado, por no respetársele sus sueños.

Una consulta de psicología constituye escenario para que una doctora y su asistente diagnostiquen al niño. Los psicólogos estudian y examinan el caso, pero Pablo indudablemente no tiene problema alguno, los problemas quizá los tengan los miembros de  su familia que no lo escucha ni respetan sus derechos; le cortan las alas para volar por el mundo en sus sueños de cosmonauta.

Pablo es un niño soñador, amado por su familia, aunque nunca se lo digan, pero ignorado. Le dan lo que él no ha pedido o desea. Sus padres no escuchan sus opiniones y ni tan siquiera lo complacen en lo que realmente quiere; le imponen sus gustos y hasta de cierto modo sus pensamientos.

Realmente Pablo no necesita un psicólogo. Ese tratamiento lo necesita su familia, que se presenta como muchas familias comunes de estos tiempos, consumistas y atadas a los nuevos avances de la tecnología.

El diseño  escenográfico y de vestuario del ingenioso Zenén Calero con un reconocido trabajo de diseño de luces y una buena selección musical, además del canto en vivo, unido a un excelente trabajo actoral de los actores y actrices que le dan vida a los personajes, le aportan un sello distintivo y de gran valor a esta propuesta teatral que tiene como centro a los niños y sus derechos a ser escuchados.