Hay que ponderar el trabajo del Instructor de Arte / Por: Beatriz Albert Pino


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Los años 1963 y 2004 aparecen como dos momentos distintivos en la historia de las Escuelas de Instructores de Arte (EIA) en Cuba. Un proyecto nacido en la Revolución y que desde su génesis concibió la idea de que jóvenes con vocación y talento artístico llevaran cultura a todas las comunidades del país, como forma de defender las tradiciones nacionales y fomentar el conocimiento sobre el arte. Así, en septiembre del año 1963 se efectuaría la primera graduación de la Escuela Nacional de Instructores de Arte.

Pero los años de necesidades económicas enfrentadas por el país, que siguieron en las próximas décadas —como los 90 y el llamado Período Especial— afectaron evidentemente a la esfera de la cultura. Desaparecen las escuelas formadoras de instructores, y se une a esto el éxodo casi masivo de graduados en el Sistema Nacional de Casas de Cultura por razones económicas.

Luego, con la entrada del nuevo siglo, Fidel Castro impulsa la creación de las nuevas Escuelas de Instructores de Arte (EIA) e inicia una nueva etapa para este proyecto. El objetivo inminente fue rescatar la situación de los artistas aficionados en todas las comunidades, así como priorizar el trabajo con los niños y jóvenes en los centros de enseñanza.

La primera promoción de las EIA ocurrió en el año 2004, y se gradúan al mismo tiempo los instructores de las manifestaciones de Teatro, Danza y Artes Plásticas. Un año después lo hicieron los de Música, por ser más extenso su programa de estudios.

Las escuelas formadoras de instructores de arte han sufrido o vivido altas y bajas consecuentes con los distintos momentos históricos del país. Sin embargo, el éxodo de estos formadores de su labor, continúa siendo un punto delicado.

Hasta el año 2015, la fluctuación continuó aumentando en números. Sobre este problema, el presidente de la Brigada José Martí, Dian González, ha reconocido que, en los últimos dos años, se ha prestado muchísima mayor atención a esas necesidades o demandas del instructor, porque se trata de fortalecer un ejercicio que consolida la institución escolar como la fuente de la creación y el fortalecimiento de la cultura general integral, pero que incluso traspasa las fronteras del entorno del centro de enseñanza y trabaja con la comunidad, y el resto de las instituciones culturales y sociales.

Pero la interrogante sobre la fluctuación persiste: ¿por qué abandonan los cursos, no continúan el servicio social o deciden trabajar en otros sectores?

La respuesta más fácil —por abarcadora— sería: la economía. Falta de recursos para comprar instrumentos, grabadoras, etc. A esto se suman otros factores: muchos sienten que son desatendidos en la escuela y en ocasiones se muestran sin plan de trabajo, sin equipos para accionar, han tenido que enfrentar otras posiciones como la de maestro guía, auxiliar...

 

Dian González. Presidente de la BJM de La Habana

Un reportaje de la web del periódico espirituano Escambray titulado ¿Se deshojan los instructores de Arte?, marca pautas en varios de estos asuntos: algunos se decepcionan ante la no realización de sus sueños como "artistas", profesionalmente hablando; otros no encuentran razón de ser a estar cumpliendo otras labores dentro del centro educativo, no afines a sus motivos y real objetivo laboral dentro de la escuela; así como los hay quienes sienten el abandono de los principales actores que le representan.

El Periódico Cubarte tuvo la oportunidad de conocer y entrevistar a un grupo de jóvenes instructores que continúan su servicio activo en las escuelas, las Casas de Cultura y la comunidad; porque no todo este camino se vislumbra rocoso.

 

Eilen Viñales. Instructora de Arte. Primera Graduación (Teatro) de las EIA

"Siento un gran orgullo —comenta— porque no solamente trabajas con niños, sino también con el resto de la comunidad, incluidos los adultos".

Ante los desastres meteorológicos, las guerrillas artísticas siempre han dado ese paso al frente tan necesario. Luego del huracán Irma, muchas han sido las brigadas de arte ayudando en las acciones de recuperación hasta en los más recónditos lugares. O como dirían los entrevistados: "Vamos a regalar sonrisas".

Eilen nos habla sobre el trabajo de un grupo de instructores, ella incluida, en los barrios y municipios habaneros más afectados por el fenómeno como Romerillo, La Habana del Este, Santa Fe o Cojímar. "Estuvimos haciendo lo que nos enseñaron: a ayudar al espíritu y brindar apoyo incondicional".

Arianna Martínez es otra de las instructoras graduadas en el 2004. "Los instructores de Arte somos el motor impulsor de la comunidad, dice. Creo que se debe hacer una mayor promoción de nuestra labor, porque como mencionó Fidel una vez, nosotros somos los abanderados de la cultura y el humanismo.

 

Arianna Martínez es otra de las instructoras graduadas en el 2004. Comunicadora del Consejo Nacional de Casas de Cultura

Cada Instructor de Arte debe amar su profesión desde la comunidad y actuar para ella. La importancia del Instructor es vital. En las postrimerías de cumplir los 13 años de las EIA, puedo ponderar esta labor desde mi posición de comunicadora del Consejo Nacional de Casas de Cultura, porque tengo una visión más amplia de la labor que desempeñan los instructores por todo el país. La cultura es la forma de sensibilizar a los seres humanos y ahí radica el trabajo del Instructor de Arte”.

Sobre estas y otras entrevistas, y  acerca del trabajo de los Instructores de Arte y su situación actual, se continuará abordando en las emisiones televisivas que en esta semana propone el Noticiero Cultural en su espacio Contrapunteo; donde cada lector o televidente tendrá la oportunidad de enviar sus preguntas o posiciones encontradas que alimenten este ejercicio de debate siempre tan necesario.

 


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