HOMBRE DEL SILENCIO. DIARIO DE PRISIÓN


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Los diarios de prisión no abundan en las librerías de muchos países y no es muy común que los presos, sea cual sea su causa, logren anotar y conservar las notas diarias que durante años fueron escribiendo para después, si lo logran, al salir, publicarlas. De modo que esta obra de Ramón Labañino Salazar, ─Luis Medina, el prisionero No. 58734-004─,  uno de Los Cinco Héroes prisioneros del imperio, adquiera un inmenso valor testimonial de sus años en las prisiones de los Estados Unidos. Publicada por la Editorial Capitán San Luis en 2019, impactó en los lectores cubanos durante su presentación en la edición de la Feria Internacional del Libro de La Habana y en los más disímiles espacios y grupos etarios del país.

Ya lo había hecho René, el otro Héroe de Los Cinco, en Escrito desde el banquillo, publicado también por la Editorial Capitán San Luis en tres tomos, y mucho antes el pueblo cubano se había estremecido con la obra Reto a la soledad, del joven oficial de las Fuerzas Armadas Revolucionarias Orlando Cardoso Villavicencio, también Héroe de la República de Cuba, prisionero en Lanta Buur, Somalia, herido en las cercanías de Harar, Etiopía y encarcelado  durante 10 años, siete meses y un día, casi todo el tiempo aislado y rodeado del odio de sus captores. Al igual que Labañino Salazar, se sobrepuso a los más íntimos cercos del dolor y relató la odisea de la resistencia humana y de la dignidad de un cubano, de un hombre de la Revolución.

Durante los años en que Los Cinco permanecieron injustamente encarcelados en las prisiones de los Estados Unidos, el pueblo cubano recibió diariamente amplia y diversa información sobre el proceso que se les seguía, la conducta asumida por ellos,  el turbio y sucio proceso judicial seguido por el Gobierno de los Estados Unidos, los intereses mezquinos de la mafia cubano-americana y las condiciones de las cárceles en las que cumplían largas e injustas condenas.

No fue ajeno al conocimiento popular la firmeza política de Los Cinco, la voluntad para resistir no solo las peores condiciones y privaciones en las que cumplieron sus largas e injustas condenas, sino también de sus convicciones ideológicas y la voluntad para en medio de tanta maldad, crueldad y bajeza humana no dejarse contaminar con el medio, sobreponerse y mantener la dignidad, el honor y los principios que los llevó al cumplimiento del deber patrio. […] para nosotros era muy importante aprender a convivir para que no se nos quedaran las mañas, y era tan importante porque nos lo habíamos propuesto firmemente, debíamos salir mejores seres humanos de lo que éramos al entrar, y eso parece que no, pero es un reto, así nos dice Ramón en su Diario de Prisión.

Parecía que todo era conocido, que todo se había explicado, que ya no había espacio para más crueldades, abusos, tensiones, preocupaciones y falta del sentido común. Ahora Ramón nos presenta esta, su versión testimonial de sus años en prisión, una obra de incalculable valor, desgarradora, en la que se pone al descubierto la esencia del sistema penitenciario de los Estados Unidos como expresión misma del aberrante sistema en su versión imperial.   De cómo burlar la influencia de la convivencia con otros presos, de la existencia y el tráfico de drogas en las prisiones, del comportamiento de las autoridades  penales, de las terribles condiciones en que eran traslados de una a otra prisión, de las mafias y de decenas de otros fenómenos que tienen lugar de modo permanente en las prisiones estadounidenses nos habla Ramón en esta obra.

Con razón, el doctor en ciencias históricas, profesor y ensayista Elier Ramírez Cañedo, a quien correspondió el prólogo de la obra, señaló: Para aquellos que aún puedan pensar que Los Cinco vivieron un ambiente diferenciado y fácil dentro de las cárceles de los Estados Unidos, esta obra es el mejor mentís, y realmente así es.

Combinada con las anotaciones de diversos días, Ramón introduce anécdotas, comentarios, recuerdos, acciones, actividades en las que participó, hechos de sangre que presenció, riñas, momentos difíciles con peligro para su vida, roles que tuvo que asumir, el reconocimiento de algunos presos hacia él y de él hacia otros, la ayuda que le brindaron otros reclusos, que sin compartir ideologías, lo reconocían por sus valores éticos, humanos y su valentía personal. 

Si algo queda claro en todo el contenido de esta obra es que ni el hueco, ni el aislamiento, ni la sentencia solicitada por el tribunal, ni las difíciles condiciones en las que cumplió condena, mellaron la gallardía y la hombradía de Ramón. No fue un preso más ni visto como tal por los demás en los penales donde cumplió sentencia. Su firmeza en los principios éticos, su valor y su grandeza de espíritu le permitieron ser reconocido como un hombre de Fidel, guapo de verdad. Su abogado William Norris, por quien Labañino expresa respeto y admiración, y quien había valorado profundamente sus cualidades expresó con valentía poco común en tales condiciones: Quiero decirle a la Corte que para mí ha sido un privilegio defenderlo, porque ya quisiera Estados Unidos tener dentro de sus filas de militares a hombres como Ramón.

Escrito de modo ameno y sencillo, Hombre del Silencio… es de esos libros que atrapa al lector desde el inicio hasta el final; su lectura es agradable, es como especie de un diálogo del autor con el lector; muy bien hilvanada, con lógica y coherencia, desposeída de vanidad y prepotencia, sin odio ni rencor, una radiografía de la vida en las prisiones en las que intervienen los más diversos actores: el preso, las mafias, el tráfico de drogas, la violencia, los asesinatos, los oficiales y jefes de las prisiones; no escapan a su atención tampoco el reflejo de las condiciones de vida y trabajo, la alimentación, el régimen interno de las prisiones en dependencia de su clasificación, las enfermedades infectocontagiosas y la atención médica, su preparación física y cultural general y otros fenómenos propios de la prisión.

Un lugar importante en el libro: Cuba, Fidel, las visitas de la familia, de los diplomáticos cubanos radicados en los Estados Unidos, los amigos internos en las prisiones y los externos con los cuales mantenía comunicación.

Dos  aspectos fundamentales encuentran su más fiel reflejo en Diario de Prisión…, pues como expresa el propio Ramón, para nosotros era muy importante aprender a convivir para que no se nos quedaran las mañas, y era tan importante porque nos lo habíamos propuesto firmemente, debíamos salir mejores seres humanos de lo que éramos al entrar, y eso parece que no, pero es un reto.

Ramón no solo aceptó el desafío; impuso su voluntad, su inteligencia y su valentía y supo sortear todo intento de maldad, mezquindad y la mala fe de aquellos que pensaron que las rejas de la prisión quebrantarían sus principios.

Diversas son las anécdotas a las que Ramón  hace referencias en su obra. Todas tienen sus particularidades y sus enseñanzas, referirlas perdería el interés del lector por conocerlas y reducirlas a simples hechos fugaces; todas, sin embargo, confirmaron la valentía, seguridad, confianza y firmeza en los principios que defendían, aun en las más difíciles condiciones de un preso en una prisión de los Estados Unidos.

La obra está estructurada en lo que pudiera decirse seis capítulos, cada uno de los cuales es acompañado por otras subtemáticas. Así nos lleva por Ser un hombre de Fidel; después le sigue Comienza la larga noche, en la que describe lo ocurrido a partir de su detención en el año 1990, la estancia en el hueco, las sentencias, la familia y la prisión, las visitas familiares y de la Oficina de Intereses; Las prisiones; El Diario, la parte más comentada de diversos hechos. A continuación refiere el proceso de La batalla legal, en la que reflexiona sobre su abogado Williams Norris, la resentencia, su presión arterial y los traslados de prisiones; Hechos de prisión; El principio del fin, interesante momento en que narra la visita de médicos cubanos a la prisión de Ashland, en Kentucky y por último, el final del proceso con todos sus pormenores.

En ¡Volvimos! Expone el emocionante encuentro con Raúl el día 17 de diciembre de 2014, la familia, con su patria y posteriormente con Fidel.

La obra está acompañada de un valioso testimonio gráfico en el que aparecen diferentes momentos de la vida en prisión de Labañino Salazar.

Diario de prisión satisface las más disímiles expectativas de cualquier lector. Su contenido trasmite enseñanzas, da información, fortalece la voluntad, te hace solidario, te enseña a conocer mejor a otros hombres y a entender los rasgos esenciales presentes en la conducta y la actuación social, pero te enseña también a ser mejor ser humano; es una obra para leer que la Editorial Capitán San Luis ha llevado al pueblo cubano, dispuesta en la red de librerías y bibliotecas del país.

Al leer la obra, el lector comprenderá con mayor profundidad aquellas valientes palabras pronunciadas por Ramón Labañino en el Alegato presentado en la vista de sentencia celebrada el jueves 13 de diciembre del 2001, expresión de un hombre que no se arrepentía de su actividad en bien de su pueblo y de la humanidad y asumía con estoicismo y dignidad los años de cautiverio  ¡Si por evitar la muerte de seres humanos inocentes, si por defender a nuestros dos países del terrorismo, y evitar una invasión inútil a Cuba es por lo que se me condena hoy, pues bienvenida sea!

¡Llevaré el uniforme de recluso con el mismo honor y orgullo con que un soldado lleva sus más preciadas insignias!


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