El Caribe abrió sus puertas nuevamente en Santiago de Cuba. Comenzó la 41 edición del Festival del Caribe. Luego de dos años sin tener el sabor de las tradiciones de los pueblos que rodean a nuestra Isla, han llegado algunos hermanos, desde lejos. Otros desde acá continúan el legado de la Fiesta del Fuego.

Son distintas las actividades que se han estado realizando. Dividiéndose en distintos talleres y coloquios, entre los que se encuentran el Coloquio El Caribe que nos une, el Curso Taller Internacional de religiosidad popular, el Taller de Danza y Percusión Cubana y del Caribe, el Taller de Teatro Popular “Rumbos del teatro caribeño”, así como la Muestra de cine caribeño. Cada uno de estos eventos colaterales al festival, reúnen lo más genuino que ha podido llegar a nuestra tierra.

La Fiesta del Fuego quedó dedicada a tres instituciones santiagueras de relevancia. La propia Casa del Caribe en sus 40 años, el Septeto Turquino también en su cuadragésimo Aniversario, y el Estudio Teatral Macubá en su 30 Aniversario de fundación, a la cabeza de la Premio Nacional de Teatro Fátima Patterson. La gala inaugural, celebrada en el Teatro Heredia fue escenario para ofrecer reconocimientos a dos de las instituciones, Macubá y el Turquino, de manos de Orlando Vergés, director de la Casa del Caribe y del Festival. Asimismo le fue entregado a la Tumba Francesa La Caridad de Oriente. A cada uno de ellos, por su compromiso, entrega y aporte insoslayable a la cultura de Cuba y el mundo.

Ha comenzado un festival que aún cuando no está a todo motor, debido a las situaciones que nos aquejan hoy, a todos, cuenta con el respaldo de las máximas autoridades de la provincia y del país. Los organizadores han sabido ponerle el cariño y la bomba del corazón necesarias para que salga a flote. El día 5 hubo desfile, como cada año. Se reunieron culturas, bailes ritmos, en una suerte de serpiente colorida que atravesó la calle Aguilera de la ciudad, hasta llegar al parque Céspedes, y tuvo como colofón de la jornada, la corneta china de la Conga de los Hoyos. Allí se mezclaron el sudor y la euforia acumulados, los santiagueros que saben, arrollaron al ritmo, los que no, tuvieron la piel de gallina, pero todos volvieron a sentir, que estamos en Festival.