Desde el pasado 13 de abril, dos instalaciones de la artista cubana Glenda León, yacen como un grito en una de las naves del Taller de Línea y 18; uno de los espacios expositivos de la XIII Bienal de la Habana y del Corredor Cultural de la Calle Línea.

Son dos metáforas visuales de la relación entre el hombre y la naturaleza. En una un gran árbol cae sobre un auto, como un símbolo de los desastres naturales que nos aquejan, acrecentados en los últimos años por las heridas que el “neoliberalismo petrolero” causa en la madre tierra. Clara alusión a la ley científica de “acción y reacción, y que la ancestral sabiduría popular, La Biblia y ciertos poderes resumieron como “qui in gladio occiderit, gladio peribit” o “quien a hierro mata, a hierro muere”. 

Foto. Yaykel Pérez

En la otra, pequeños autos, como hormigas, recorren los troncos derribados, secos, en presumible armonía, que, al decir de la curadora, Ilaria Conti, constituye un clamor por la primordial empatía ecológica.

Foto: Yaykel Pérez

Obras que establecen una simbólica conexión con otras de la artista como su video “Cada Respiro” (2003) y la serie fotográfica “Las formas del Instante” (2001).

Glenda León (La Habana, 1976) hizo estudios elementales de Artes Plásticas y Ballet Clásico. Se graduó de Filología en la Universidad de La Habana. En el 2007, terminó el Master en Arte de los Nuevos Medios, en Colonia, Alemania.Su obra ha sido expuesta en varias muestras personales y colectivas en Cuba y en el extranjero.  Ha sido invitada en otras ediciones de la Bienal de La Habana.

El Taller de Línea y 18, será el centro neurálgico del Corredor Cultural de Calle Línea. Fue una antigua estación de tranvías que cayó en desuso debido a la primacía del transporte automotor. Más recientemente fue una fábrica de bicicletas. Se transformará en un gran centro cultural para acoger eventos como ferias de arte y literatura.

Este sábado en la noche tendrá lugar aquí un performance de Glenda León, que complementa los mensajes de las instalaciones.