Desde 1920, cantante, pianista, actriz de teatro y cine, además de vedette, Rita Aurelia Fulceda-Montaner Facenda, más conocida como Rita Montaner, La Única,llegó a alcanzar fama nacional e internacional siendo considerada por la crítica de la época como una de las más grandes artistas de todos los tiempos.

Según biógrafos, todo ello logrado no sólo a partir de su especial talento y maestría en el canto (meso-soprano) y su maestría en la ejecución del piano, sino también y gracias al contexto en que le tocó nacer y formarse donde  convivían la cultura europea y la africana.

Sus estudios de piano los inicia en el prestigioso Conservatorio de Música y Declamación de La Habana Eduardo Peyrellade, donde obtuvo Medalla de Oro a los trece años de edad, y donde también se gradúa de piano, canto y armonía en 1917.

Con el tiempo, llega a ser la primera voz femenina de la Radio cubana, y comparte actuaciones con artistas nacionales e internacionales. Algunos de los mejores compositores de la época escribían partituras especialmente para ella, como es el caso de Gonzalo Roig, con su Cecilia Valdés; Moisés Simons, con El Manisero; Eliseo Grenet, con ¡Ay, Mamá Inés!; Ernesto Lecuona, con El Cafetal, y Gilberto s. Valdés, con Ogguere, entre otros.

Su extraordinaria voz, en los géneros de ópera y zarzuela, llega a conocerse muy pronto por infinidad de empresarios de algunos grandes teatros de Europa y los Estados Unidos. En París, actúa en el Teatro Olympia (1928), y sustituye también a la actriz Raquel Meyer en El Palace. Junto a la reconocida vedette afronorteamericana Josephine Baker participa en varios espectáculos en las ciudades de Nueva York y París.

Algunos críticos opinan que su mayor desarrollo fue como cantante de arte lírico con grandes habilidades interpretativas que partían desde Mamá Inés –estrenada en la zarzuela cubana Niña Rita (1927), pasando por La Médium y El Teléfono, del italiano Gian Carlo Menotti (1955), hasta su voz conmovedora cuando interpreta canciones de Ernesto Lecuona, al piano, como Noche Azul y Siboney (1928). 

Asimismo y, entre otros aspectos poco conocidos de su vida, está el haber sido una Artista de vanguardia política, pues muchas de sus canciones las interpreta también en la Emisora Mil Diez, del Partido Socialista Popular (PSP), algo que la hace trascender al panorama político-social neocolonial de su época. 

No obstante, hay que rememorar su presencia en películas cubanas y mexicanas, como son los ejemplos de Romance en el Palmar, María la O (1949); La Única(1954) y, en el llamado Cine de Rumberas, durante las décadas del cuarenta y cincuenta. 

Junto al inolvidable Ignacio Villa (Bola de Nieve--1) –se dice que ella fue quien le propuso adoptar ese pseudónimo artístico--, cantó en el cabaret Mulgoba y, posteriormente, en el Tropicana, donde se mantuvo junto a su querido público cubano cerca de una década.

Así, Rita llega a consagrarse como un pilar de lo mejor de la Música antillana por su estilo y Cubanidadilimitada: simpatía, elegancia, sensualidad, rigor y versatilidad interpretativa –incluidas sus ejecuciones al piano en ocasiones--; cualidades todas que se confabulan en ella para ser reconocida en la Historia cultural de nuestro país como una de las más brillantes Damas del espectáculo de inicios del pasado siglo.

Y, sino, el criterio de una ferviente escritora, poetisa y martiana de corazón, como Fina García Marruz, lo resume:

"Yo no incluiría a Rita Montaner [...] entre las voces cubanas, sino entre las risas cubanas (…) Porque Rita tenía la voz mejor toda en la risa; risa que no era ya, como en tanta otra seguidora de más y menos tierra, volcán del cuerpo que echa afuera, a sacudidas rotas, las entrañas vaciadas, sino risa que se atrevía más allá de la sonrisa, sabiduría del alma, sólo para hacerla participar de los goces de lo inmediato y calentarlo con su sol humano, risa entre carnal de mediadora, lisa y brillante peonía de gracia."