Pupy: “el que sabe sabe, y el que no sabe que aprenda”


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“Tú tienes que saber/ que de la vida siempre hay algo que aprender/ y que la modestia es esa virtud/ que quien la posea siempre lo van a querer”. Así, podría resumirse la trayectoria del Premio Nacional de Música César Pupy Pedroso. Un constante aprendizaje con los que saben, en la academia y en la calle. Y, en reciprocidad, compartir lo aprendido con los que empiezan en el difícil camino de “hacer el bien, sin importarnos a quien”, con música.

César de las Mercedes Pedroso Fernández nació en La Habana un 24 de septiembre de 1946. Creció en un ambiente de músicos, su padre César Nene Pedroso fue pianista de la Orquesta Sensación fundada por Rolando Valdés. “Siempre recibí el aprendizaje de mi padre, pianista de la orquesta Sensación, que hay una sola”. A los 12 años inicio sus estudios de piano en el Conservatorio Amadeo Roldán, de la mano de Ramiro Reyes. Posteriormente, tomó lecciones con dos grandes, Odilio Urfé e Ignacio Villa (Bola de Nieve).

“Cuando sentí que estaba haciéndolo bien, empecé tocando en una banda de la escuela de Santa Fé” –contó Pupy. En sus inicios, formó parte del conjunto Cuba Nueva, bajo la dirección de Fernando Álvarez. Luego, empezó a tocar con Fascinación, a sustituir a su padre en el Conjunto Bolero, y a tocar con la Sensación y el Conjunto Chapottín. Aprendizaje práctico, en diversos clubes y discotecas, desde Marianao hasta La Habana Vieja, mientras seguía estudiando. A principios de 1966, a solicitud de Elio Revé, se incorporó al Charangón, donde conoció al bajista Juan Formell.

En diciembre de 1969, emprendió con Formell, la creación de una de las orquestas más emblemáticas de nuestra música popular bailable, Los Van Van. En la atípica charanga, según cuenta, experimentaron “una música nueva, algo loca, distinta, atrevida y contemporánea”. Los dos, sobre el distintivo diseño rítmico de José Luis Quintana (Changuito), crearon el Songo, otro de los hijos del Son, y considerado en el mundo como un nuevo género.

Con Los Van Van estuvo más de tres décadas, no paró de aprender y se hizo Maestro. “Pupy fue el segundo compositor de Los Van Van y quien se echó encima muchos de los éxitos de la orquesta” –afirmó Juan Formell. De su autoría son éxitos como “Seis semanas”, “Azúcar”, “Después que te casaste”, “Ya tu campana no suena”, “Ni bombones ni caramelos”, “La buena gente”, “La fruta”, “El negro está cocinando”, “Temba, tumba y timba” y “Qué cosas tiene la vida”. El CD Permiso llegó Van Van, mercedor de un Grammy en 1999, incluye tres temas compuestos y arreglados por él.

Con la experiencia asentada en un hacer auténtico y su mirada enfilada a nuevos horizontes, deja en el 2001, la querida nave de Formell. “Tuve mucho interés en hacer mi propia orquesta desde mucho tiempo atrás, desde la década de 1990, pero Formell me convenció de que en esa década venían tiempos nuevos y me quedé otro tiempo largo”-ha dicho. El 4 de octubre de 2001, lanzó su nuevo crucero, Pupy y los que son son, sobre las olas de las expectativas: ¿será otra versión de Los Van Van

Iluminado por la misma estrella de sus maestros, el talentoso pianista, compositor y arreglista concibió su orquesta: con todas las escuelas, pero como ninguna de ellas. Como un collage armónico, o síntesis de los más populares formatos para servirle la música al bailador, de las charangas, del jazz band y de los conjuntos soneros. “Aquí se juega mucho con la instrumentación, como en El negro está cocinando. Que la instrumentación se la base fundamental. Mi propuesta es romper con los esquemas, diferenciarme en el timbre y en mi primer CD con el grupo ya juego con ello. Juan Formell siempre ha estado en una renovación constante y esa es mi escuela”.

Con una propuesta rica en géneros bailables, y siempre con sus personalísimos tumbaos, la orquesta Pupy y los que son son se convirtió en una de las agrupaciones más seguidas en Cuba. Obras creadas para ser bailadas, con sonoridades frescas y contemporáneas, pero con una letra libre de chabacanerías o vulgaridades. Con mensajes positivos como el referido tema “Nadie sabe todo”, sazonados de cubanía y excelente sentido del humor. Sabrosura concentrada en sus fonogramas: Qué cosas tiene la vida, La buena gente, Mi timba cerrá; Tranquilo, que yo controlo, Siempre Pupy, Éxitos de Pupy y los que son son, Sin límite y Pasándola bien.

El “Hijo Ilustre de Marianao” ha acumulado en su haber varios discos de oro y platino, premios y distinciones; entre ellos, el Disco de Oro de la casa discográfica Caribe Production por haber vendido más de las 5000 copias del disco "La fruta prohibida" en 1997. Un álbum de lujo, con la participación de Omara Portuondo, Caridad Cuervo, Xiomara Laugart, Raúl Planas, Rolo Martínez, Issac Delgado, Angel Bonne, Mario Rivera, Pedrito Calvo y Rojitas.

A finales del año pasado estuve en un concierto de Pupy y los que son son. No pude parar de bailar. Me impresionó -y contagió- la proyección escénica de su banda, integrada en su mayoría por músicos jóvenes. Funciona como un reloj, me dije, gozan con naturalidad sobre complejos arreglos orquestales. Destacable, el trabajo de voces y en especial la impronta que le añadido el talentoso Alcibíades Durruthy, finalista de Sonando en Cuba

Pero además de música, con un Maestro como César Pupy Pedroso, deben estar aprendiendo a “no alimentar la codicia. / No darle chance a la envidia, ni a los malos pensamientos, / sonreír siempre a la gente, / no dárselas de creyente…”


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