¿Quién mató al Cucalambé?


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Jornada Cucalambeana

A más de cien años de su desaparición física, Juan Cristóbal Nápoles Fajardo ¨El Cucalambé¨ continúa siendo recordado como uno de los mejores poetas cubanos.

Las jornadas cucalambianas que se celebran en Las Tunas, reúnen a poetas cubanos y de otros países para en alegres canturías homenajear al autor de ¨Rumores del Hórmigo¨.

Nápoles Fajardo nació en Las Tunas el 1ro. De Julio de 1828. Lejos de ser un poeta y periodista autodidacto, se sabe que su abuelo materno, José Rafael Fajardo, además de enseñarle las primeras letras lo puso en el camino de mostrarles a los clásicos griegos y latinos.

También su hermano, Manuel Agustín le enseñó teórica y composición poética.

Así mismo, este abuelo, José Rafael, participó en 1851 en el alzamiento libertario. Encabezado en Camaguey por Joaquín de Agüero, por lo que resulta lógico suponer que además de adentrarlo en las letras, influyó en él para inculcarle su amor a la patria.

Pero las cosas no le iban muy bien en Las Tunas, sobre todo en lo económico, y decidió trasladarse a Santiago de Cuba que gozaba de cierta mejoría en comparación con el resto de las ciudades y donde también se respiraba un ambiente de esplendor para el desarrollo intelectual. Entre los años 1852 a 1860, artistas y poetas de reconocida fama ofrecían su arte en teatros y reuniones familiares. Así pues, el poeta tunero decide radicarse en Santiago a donde llega el viernes 26 de marzo de 1858, a bordo del vapor ¨Isabel¨. Lo acompañan su esposa, la camagüeyana Isabel Rufina Rodríguez Acosta y sus tres hijos.

Casi de inmediato Nápoles Fajardo se incorpora a la vida intelectual santiaguera, y ocupa la sub dirección del semanario ¨El Vespertino¨.

Conoció el poeta al gobernador Carlos Manuel de Vargas Machuca y Cerveto, y este funcionario lo nombra Pagador de Obras Públicas. En ninguno de los documentos biográficos de Nápoles Fajardo que hemos consultado se dice el motivo por el cual fue nombrado para ocupar ese puesto, donde devengaba 60 pesos mensuales, mientras que continuaba colaborando como periodista.

Pero de este nombramiento fue donde comenzaron las tribulaciones del poeta tunero, que, al parecer, fueron las que lo llevaron a su desaparición física.

 Como pagador de obras públicas tenía que enviar a los obreros que ejecutaban distintas obras las mensualidades devengadas. En Cabo Cruz se construía el faro ¨Vargas¨, y Nápoles Fajardo mandaba el dinero reportado por el encargado de la obra.

Con fecha 23 de noviembre de 1851, Nápoles le informó al Inspector del Departamento, Ignacio Falcón que ese día había enviado en el vapor español ¨Habanero¨, los 3098 pesos devengados por los constructores de la obra. Pero el encargado de la misma le informó a Ignacio Falcón que el dinero no lo había recibido.

Es necesario aclarar que esa suma la entregaba Nápoles Fajardo a la Sociedad de Seguros Marítimos, por lo que si el dinero desaparecía por alguna circunstancia no era responsabilidad del pagador, el cual aclaró debidamente haber entregado el dinero en cuestión. Sin embargo, el encargado de las obras del faro negó haber recibido el dinero, y es más, acusó a Nápoles Fajardo de apropiarse de esos fondos. La acusación no prosperó ya que en ninguna parte aparece el expediente acusatorio. Tampoco en el Archivo Histórico de Santiago de Cuba revisado por el historiador Carlos Tamayo existe constancia de la desaparición de Nápoles Fajardo. Es decir, no se ha podido encontrar ni la causa que implique a Nápoles por la sustracción del dinero ni tampoco datos acerca de su desaparición física.

Si Nápoles no envió el dinero, seguramente que el capitán del vapor no hubiera recibido el pliego vacío ni tampoco la sociedad aseguradora lo recibiera.

Lo cierto es que el encargado de las obras en Cabo Cruz actuó de manera malvada para inculpar a Nápoles Fajardo de apropiarse del dinero sin tener ninguna prueba de ese delito.

Es posible entender entonces, como señala Carlos Tamayo, que a Nápoles Fajardo lo ¨desapareció¨ alguien que requería encubrir su delito, o lo que es lo mismo, lo asesinó y escondió el cadáver del poeta que nunca apareció en el año 1861 o después ya que no se ha podido determinar con exactitud el día, mes o año de su extraña desaparición.

Se manejó también la leyenda de que el poeta se había suicidado, pero su cadáver tampoco fue hallado y que se sepa ninguna persona esconde su cuerpo después de muerto. También se dijo que se había marchado para Alemania pero tampoco se pudo comprobar documentalmente y se sabe que todas las personas que viajan a otros países tienen que aparecer anotadas en algún documento oficial.

De manera tal que lo único valedero como hipótesis de la desaparición del ¨Cucalambé¨, según supone este cronista, es que fue asesinado y la pregunta sigue en pie: ¿Quién mató a el ¨Cucalambé?¨…

 

 

 

 

 

Fuentes:

Tamayo, Carlos: El Cucalambé en Santiago de Cuba. Revista Santiago. Universidad de Oriente

Muñiz Vergara, José: Rumores del Hórmigo. Juán Cristóbal Nápoles Fajardo, El Cucalambé. Imprenta de Seoane, Fernández y Cía. Impresores. La Habana, 1938


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