“Yo amo el danzón”,  así define Ramón Cabrera su apego por este género musical surgido a finales del siglo XIX y considerado el baile nacional de Cuba.

“Desde pequeño, escuchaba en una emisora de La Habana un programa de danzones, ejecutados por el pianista Antonio María Romeu y eso me fue creando ese amor por este género”, recuerda Cabera, quien a sus 79 años aún sigue muy activo, no solo como promotor de este ritmo sino también como profesor de la Escuela de Oficios “Joseph Tantete”, de la Oficina del Conservador de la Ciudad de Cienfuegos.

¿Usted ha resultado premiado en varios eventos nacionales e internacionales sobre el danzón?

Junto a Yolanda Araújo, ya fallecida, que era mi pareja, obtuvimos el primer lugar en el Segundo Rampa Danzón, celebrado en 1996 y el Gran Premio en el Concurso Internacional de Baile del Danzón, en el 2007.

¿Cómo conoció a Yolanda?

Nos conocimos desde niño, ella estudiaba en la escuela del hogar Santo Tomás; y yo, en la escuela de oficios San Lorenzo. Posteriormente me trasladé a La Habana y me gradué de constructor civil.

¿Y cómo fue que la seleccionaste como tu pareja?

Dio la casualidad que un tío de Yolanda se casó con una de mis tías, y de ahí surgió una amistad muy profunda. Cada vez que se efectuaba una actividad en el salón Minerva, en Cienfuegos, bailábamos en pareja.

¿Quién es tu pareja actual?

Georgina Loyola, hija del fallecido músico Efraín Loyola, con quien también me une una gran amistad.

¿Su danzón preferido?

La flauta mágica, de Antonio María Romeu.

¿Lo que más le gusta del danzón?

La elegancia y confraternidad que trae aparejado su baile.

¿Alguna anécdota que recuerde?

En un encuentro en La Habana, en 2009, había una pareja mexicana que nos vio bailar a Yolanda y a mí, y quiso que la enseñáramos. Para alegría nuestra, cuando esa misma noche compitieron, alcanzaron el primer lugar.

Tengo entendido de que sus nietos bailan bien el danzón…

Sí, bailan bien el danzón, pero no les gusta ponerse la ropa para ir a bailarlo.

Es que los jóvenes expresan que bailar danzón es cosa de viejos…

Sí, esa es la opinión que aflora en la juventud. Es muy difícil enseñarles a los jóvenes a escuchar y bailar danzón, porque es un género muy antiguo, que tampoco tiene una gran difusión y que para bailarlo requiere de una vestimenta adecuada. Por ejemplo, en el salón Minerva, no se permite entrar con pulóver sin cuellos, shorts.

¿A qué se atribuyen los resultados de Cienfuegos en eventos nacionales e internacionales del danzón?

La ciudad de Cienfuegos es una plaza muy danzonera. Desde antes del triunfo de la Revolución, en 1959, siempre se bailó danzón en todas las sociedades, fundamentalmente en las de la raza negra. Aquí existió el salón Minerva y el Reformista, en La Juanita.

Actualmente abre sus puertas el salón Minerva, que mantiene sus peñas semanales dedicadas al danzón, donde se presentan entre otras agrupaciones, la orquesta Loyola.

Funcionan los llamados círculos Amigos del Danzón…

Tenemos esos círculos en casi todos los municipios de la provincia, con más de mil miembros. En la ciudad de Cienfuegos, están el Teodoro Gómez Zuñiga, Orestes Varona, y Efraín Loyola.

¿En qué consistió la iniciativa Cinco Danzones por los Cinco?

Fue una de nuestras acciones en solidaridad con los cinco héroes cubanos que estuvieron presos en Estados Unidos. El día cinco de cada mes, cinco parejas bailamos cinco danzones, a las cinco de la tarde, en la céntrica esquina de Prado y San Carlos, en la ciudad de Cienfuegos.

Logramos llevar a través de la música el mensaje de reclamo de libertad para nuestros compatriotas. Antonio, Ramón, Gerardo, Fernando y René nos agradecen este gesto, lo cual nos enorgullece a quienes amamos nuestro baile nacional.