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“Sigamos dando al lector, que es el pueblo, lo mejor de nosotros”


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Centro Cultural Dulce María Loynaz

El otorgamiento del Premio Anual del Arte del Libro Raúl Martínez 2014, tuvo lugar en el Centro Cultural Dulce María Loynaz, en esta capital, durante un acto presidido por Juan Rodríguez, vicepresidente del Instituto Cubano del Libro y Martha Gómez, directora en funciones de dicha institución cultural.

Un jurado integrado por María Elena Cicard, Premio Nacional de Diseño del Libro, como presidenta, y como miembros Eduardo Heras León, Premio Nacional de Edición y Premio Nacional de Literatura, y el reconocido artista de la Plástica e ilustrador, Carlos Manuel Guzmán, tuvieron a su cargo la entrega de las distinciones clasificadas en: Diseño integral, Diseño interior, Diseño de cubierta, Ilustración y Mejor Colección.

Mejor Colección: En esta categoría la decisión del jurado recayó sobre:

Primer Premio: Colección Premio. Diseñador: Rafael Villares, de la Editorial Casa de las Américas. Segundo Premio: Colección Premio. Fundación de la Ciudad de Matanzas. Diseñador: Johan Trujillo. Ambos “destacan el logotipo de las colecciones y los géneros premiados, lo que hace fácil su identificación. Asimismo por el diseñador innovador de sus cubiertas, la tipografía legible y el diseño interior que incita a la lectura de los estudios de alta calidad que reúnen”.

Diseño de cubierta: En esta categoría el Jurado premió a Ernesto Niebla Chalita, al presentar Monseñor Carlos Manuel se confiesa. Casa Editorial Abril. En su consenso el Jurado tuvo en cuenta la sencillez y el mínimo de recursos tipográficos utilizados con los cuales se logra una cubierta impactante y altamente simbólica, al sintetizar en su portada, con elegancia  y marcada atracción visual, la información reunida en sus páginas interiores. Asimismo, se premió en segundo lugar, el diseño del título En los márgenes. Acercamiento a la poesía cubana, del diseñador Johan Trujillo, de Ediciones Matanzas, por la sobriedad, el lirismo, la imagen poética t sug4estiva que resalta la cubierta, síntesis que expresa el sentido completo del libro.

Igualmente Johan Trujillo, recibió Mención por su diseño al título Miguel Hernández. Dos relecturas, por la relación recíproca entre el diseño de la cubierta y el contenido, el uso del símbolo, la tipografía y el color.

Mención en esa categoría recibió también la diseñadora de la Editorial Arte y Literatura, Lisvette Monnar Bolaños por El Dios de las pequeñas cosas, en la que el Jurado tuvo en cuenta la coherencia de su diseño de cubierta con la historia que narra esa novela con un exquisito equilibrio entre texto y visualidad.

Diseño interior: Por la creatividad y diversidad del diseño interior, por la composición y distribución de los elementos en el diseño y la excelente integración texto-imagen, se le otorgó el Premio al artista: Jorge Méndez Calás, por Volvernos teatro. Memorias de un Festival. Ediciones Alarcos.

Asimismo, y por el rigor y la elegancia de su diseño interior que aporta información trascendental sobre el patrimonio de la bicentenaria Universidad de La Habana y por la excelente factura de la obra y el diseño interior creativo, se otorgó un Segundo Premio a Alexis Manuel Rodríguez Diezcabezas de Armada, Editorial UH. Recibió Mención además la diseñadora Aniett Freyre Cuza, de Ediciones Boloña, por su trabajo Los jardines de la Tropical. Este es un diseño considerado por el Jurado como creativo, innovador, limpio, bien cuidado, acorde con la contemporaneidad, ameno y minucioso.

Diseño integral: Recibió Primer Premio Carlos Manuel se confiesa, del diseñador Ernesto Niebla Chalita (Casa Editorial Abril): Por la excelente relación integral entre el diseño de cubierta y el diseño interior, lo cual contribuye a la sobriedad del acabado, en perfecta armonía con el tema de la obra y por reunir en cubierta y diseño interior innovación y calidad estética. A la vez permite descubrir al sacerdote y gran cubano que fue monseñor Carlos Manuel de Céspedes.

Recibieron Menciones en esta categoría: Primera, para Volvernos teatro. Memorias de un Festival, de Jorge Mëndez Calás, de Ediciones Alarcos, por su relación integral entre el diseño interior y de cubierta y por su atractivo visual, lo que permite advertir la coherencia entre imagen y texto.

Una Segunda Mención se otorgó al diseño de Dania Iskra Carballosa Fuentes y Carlos Javier Solís Mëndez, de la Editorial Ciencias Sociales con Cuba en el imaginario de los Estados Unidos. En este diseño se tuvo en cuenta lo metafórico de las imágenes, las que se hallan en total correspondencia con el tema que aborda el libro, transmitiendo un amplio conocimiento del imaginario estadounidense y su plan imperial en relación con Cuba.

Finalmente una Tercera Mención le fue entregada a Alfredo Montoto Sánchez, de la Editorial Letras Cubanas, por El libro en Cuba. Siglos XVIII y XIX, por lo atractivo de sus imágenes, la originalidad y el coherente discurso visual que permite reconstruir a historia de la actividad editorial cubana desde que aparece la imprenta.

“Sigamos dando al lector, que es el pueblo, lo mejor de nosotros”; Heras León.

Durante una breve intervención, el Premio Nacional de Literatura, Eduardo Heras León, como miembro del Jurado de este certamen, recordó que “para los que llevamos más de cuarenta años dedicados al trabajo editorial tuve la suerte, el honor y la satisfacción de encontrarme con Raúl Martínez, quien era el diseñador de la Editorial Letras Cubanas y además asesor de las colecciones de aquella. Se estableció entre nosotros una relación de trabajo tan creadora, casi todo un sistema de vasos comunicantes entre las actividades de edición y diseño del libro que hoy, a tantos años de distancia las valoro sencillamente como paradigmática.

Discutíamos criterios, profundizábamos el contenido de los libros, valorábamos su estructura, objetivos y arribábamos a las inevitables confusiones que, generalmente, terminaban en acuerdos artístico-literarios.

Seguidamente destacó que, aunque no siempre coincidían las opiniones entre ambos —muchas veces él tenía la razón; otras veces, la razón era mía—, mas lo más importante de esa labor conjunta, su principio rector “era no atrincherarse en posiciones intransigentes, no llegar a callejones sin salida. Siempre al final existía una puerta, que nunca he cerrado, que se ofrecía como mediadora. Y, lo más importante, ponía ante nuestros ojos una variante no discutida, una nueva solución artística que llevaba a veces a soluciones artísticas y que mitigaba contradicciones que parecían insolubles”

Seguidamente, el profesor Heras León agradeció al maestro Raúl Martínez no solo “por cuanto me enseñó, sino también por la modestia con que lo hizo como uno de los artistas de la Plástica más importantes de la Cultura cubana (…) Me ayudó a comprender, como nunca antes, el arte del libro tan vinculado a la actividad de diseño. Porque entendámonos de una vez: el primer diálogo que establece el lector con el libro es a través de la cubierta, y ese diálogo se va complementando, enriqueciendo a través de sus páginas, de su diseño interior y de todos los elementos técnicos que cuando se manejan de manera adecuada, tanto profesional como artísticamente, convierten al libro en una obra de arte.

Rememoró que cuando dirigió el Fondo Editorial de la Casa de las Américas durante una década, llegó a establecer el mismo sistema junto a todos los diseñadores que trabajaron con él, “y creo que a partir de esos años, las publicaciones de la Casa de las Américas —que habían sufrido algo así como un estancamiento ante la partida de otro gran artista, Umberto Peña—, comenzaron un nuevo camino que hoy las identifica, nueva y plenamente, dentro del diseño cubano”.

Reveló que por vez primera participó como jurado en una premiación referida al arte del libro y subrayó “la importancia de un certamen como este que, al igual que el Premio Nacional de Edición, “merece una mayor promoción, premios en metálico adecuados a su incidencia en el medio cultural y a la huella que deja en la vida espiritual de la Nación que necesita de buenos, inmejorables y perdurables libros”.

Finalmente destacó que en muchos de los libros premiados “hay arte, verdadero arte. Los premios enriquecen, alimentan la necesidad de los seres humanos que necesitamos del arte como del aire que respiramos. Sigamos dando al lector, que es el pueblo, lo mejor de nosotros”.

“El diseñador de libros, es un creador”; Johan Trujillo, diseñador premiado

En nombre de los Premiados, el diseñador Johan Trujillo (Ediciones Matanzas), puntualizó que aunque en los tiempos actuales de era digital, se habla de la desaparición del libro de papel, es de agradecer que exista un concurso “que apueste por el libro impreso, que ese premio se dedique al arte del libro, y para recordar al artista que fue Raúl Martínez quien, siendo un gran pintor, fue también un grandísimo artista del libro”.

Afirmó que “hoy el diseño corre velozmente, está en todas partes, entra en tu vida (quieras o no) e incluso, en la de quienes le ignoran. (…) El intrusismo es notorio. Cualquier persona hoy —profesional de la Informática o no—, logra dominar programas de procesamiento de textos e imágenes y, muchas veces sin dominarlos plenamente, ya se cree capaz de diseñar un libro, una revista y puede ocupar una plaza de diseñador o sencillamente un cargo directivo en un equipo de diseño (…) Nadie podrá negar que el diseñador gráfico, el diseñador de libros, es un creador”.

Enfatizó seguidamente en que “soy de los que creo que el arte del libro, el diseñador de libros es un artista, aún cuando esté supeditado a una obra literaria ya sea de tema social, artístico, técnico-científico, que su labor resulte de un encargo, mas esto no puede limitar su énfasis de franco carácter contemporáneo en la hibridación arte-diseño en pos de la autonomía del diseño en sus búsquedas conceptuales y formales, en su preocupación por las relaciones dinámicas entre diseño y cultura, por la proyección de su individualidad artística y creativa”.

El laureado Diseñador profundizó en que “hoy, importantes pintores, dibujantes, escultores, fotógrafos, diseñadores gráficos, artistas visuales, en general, diseñan libros para nuestras editoriales, o revistas para instituciones, pero no muchos dedican sus empeños al arte del libro (…) El arte del libro requiere, dentro del diseño gráfico, de especialización, formación y atención a esos creadores de estímulo en lo espiritual y en lo material. El artista que se acerca al diseño del libro debe formarse en ese gusto por el libro bello”.

 


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