Un año en la vida de Martí


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El día 14 de marzo de 1892, sale a la luz, el  primer número del periódico Patria  que en Cuba se escoge la fecha, como Día de la Prensa Cubana.

Recuerdo siempre al profesor Raimundo Lazo, aquellos días de clases en la Universidad,  cuando nos decía que la obra en prosa de Martí pertenece al género periodístico porque para él,  de acuerdo a su pensamiento: “ es un perenne, vivo y fructuoso  acercarse a la vida”.

Recordar las crónicas de Martí, sus artículos en diferentes periódicos  y revistas de la época,  explicarán este criterio. Recuerdo cuando el profesor nos decía,  que Martí había transformado el ejercicio del periodismo con toda su flexibilidad y dinamismo a su prosa , logrando lo que pudiera concebirse como verdadera revolución estilística que lógicamente acercaba al escritor a la vida que lo rodeaba.  Por supuesto que Martí iba más allá, convertía a aquellos textos en una crítica muy comprensiva  que contribuiría a elevar el conocimiento de todos los que de una u otra manera se acercaban a su lectura.

Siempre me pareció muy acertado que se escogiera este acontecimiento precisamente para dedicarlo a la Prensa Cubana y aprovechar para saludar a todos los que nos representan  en el ámbito periodístico comunicacional.

 A inicios de este lejano  año en cuestión,  fue  el momento en que se aprueban las “Bases y Estatutos Secretos del Partido Revolucionario Cubano”. Muy importante encontrar el verdadero respaldo a la causa redentora y en febrero precisamente,  es cuando Martí pronuncia aquel  discurso de Hardman Hall la llamada “Oración de Tampa y Cayo Hueso” que alude a  su último viaje a la Florida.  Un mes después, el Discurso en la Sociedad Literaria Hispano Americana en honor a Venezuela,  donde sigue haciendo gala de sus dotes de orador. Los emigrados cubanos atentos a apoyar todas las fuerzas unitarias que se proponían en aquellos aciagos tiempos.

En el  mes de abril, de aquel año tan especial, Martí logra aunar voluntades. La Proclamación del Partido Revolucionario Cubano  finaliza el 17,  con un discurso del Héroe que confirma el mismo. Después de un viaje por varias ciudades de la Florida, Tampa, Cayo Hueso y otros lugares, el 17 , pero de agosto,  ofrece un discurso a los emigrados de Filadelfia que le brindan una recepción en su honor y  a final de agosto, y estando en Nueva York,  inicia su memorable viaje por las Antillas que lo lleva a reunirse con Gómez en Montecristi donde le entrega el mando supremo de la Guerra, Es  viaje memorable aquel,  cuando  conoce a Antonio Maceo y a su madre y  a finales del año, después de informar en Nueva York sobre el resultado de sus últimos contactos y la propaganda realizada, vuelve  a recorrer la Florida, retorna enfermo y un 24 de diciembre,  llega a Nueva York.

Siempre me ha impresionado el andar de nuestro Martí,  en  este año 1892.  Es la oportunidad   de escribir a  su amigo José Dolores Poyo  y le dice: “No piense en mi salud, me moriré sentado y con la mano en la de mi país”.

De todas estas experiencias deriva su prosa epistolar, sus crónicas, su libros de viajes, sus memorias y su autobiografía,  Valoramos extraordinariamente su copiosa correspondencia sobre la organización y los destinos de la nación cubana, una obsesión que lo dominó hasta su muerte,

1892, un año bien difícil, de precisiones, de propaganda, de convencimientos y hasta de enfermedad, a pesar de ello,  en una carta escrita por él a su amigo Federico Henríquez Carvajal,  le expresa: “Otros ven la corteza y son siervos de ella, yo miro al corazón”.

Hombre de esperanza, de firmes convicciones, de mirada profunda, de sueños y de futuro era nuestro Héroe: “ Todo se consigue con unos cuántos hombres buenos” dijo en una carta fechada ese año de 1892.

 Ya se acerca la Fiesta del libro en la Habana.

“Ser Cultos es el único modo de ser libre”.

“Saber leer es saber andar. Saber escribir es saber ascender”

Cómo invitada de honor, esa tierra  que Martí tanto amó. Su amigo Manuel Mercado,  aquel mexicano amigo,  le abrió las puertas de su casa que era como  abrirle las puertas de la gran nación. Martí llegó a  expresar hermosos elogios sobre  la amistad y hermosas palabras:: “México es tierra de refugio, donde todo peregrino ha hallado hermano”.

 “La amistad es el crisol de la vida” expresó un día.

Alfonso Reyes admiraba a Martí. Sus ideas, su vida y su entrega a la causa de nuestras libertades  siempre lo conmovieron.

Deberíamos todos estar convencidos, decía Don Alfonso, que la manera de asegurar el presente, es asimilar el pasado.

Reyes abogaba, por un mejor entendimiento entre los pueblos, facilidad humana total para atravesar todas las naciones y aclimatarse en cualquiera de ellas y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad.

Insistía el gran mexicano en que la cultura es una función unificadora y  la América en el pensamiento martiano, ha de promover todo lo que acerque a los pueblos, y de abominar, lo que los aparte..

Para Don Alfonso, El arte en Martí  “ era un arte de relámpago y cada relámpago revelaba  y escondía  inexplorados paisajes”. Indiscutiblemente era nuestro Héroe,  un ser,  rápido y luminoso en su enorme quehacer y en tiempo record.

Para el mexicano universal,  Martí era un supremo varón literario.

¡José Martí y Alfonso Reyes, bajo el cielo de Nuestra América, aún vivos, señalándonos el camino para la protección de nuestra cultura!

 ¡Es tan necesario que estemos  juntos, que nos sintamos fuertes y consolados para  lo que todos  tenemos que hacer.


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