Zenén Calero: 65 años de un titiritero de alma y corazón


zenen-calero-65-anos-de-un-titiritero-de-alma-y-corazon

Para Zenén Calero Medina, los títeres y el diseño escénico es parte indispensable de su vida. Nunca en su niñez vio un espectáculo titiritero, ni imaginó llegar a mar tanto a estar figuras animadas como lo hace hoy. Su joven interés por la pintura le propició cursar estudios en la Academia de Artes Plásticas de la ciudad de Matanzas, pero tal vez las artes plásticas no era su verdadero camino, por lo que no culminó sus estudios.

Sin tener plena claridad, quizás, en lo que era el diseño escénico, llegó a Teatro Papalote en búsqueda de empleo, y ahí quedo cautivado con la magia de los títeres para jamás desprenderse de ellos.

Con Teatro Papalote y el maestro René Fernández, inició una carrera como diseñador que con el paso de los años fue consolidándose y apoderándose de una técnica y un estilo muy particular que en poco tiempo lo hicieron reconocible en el panorama escénico de la isla.

Múltiples diseños escenográficos y de muñecos de la compañía, llevaron el sello de su autoría en prestigiosos festivales del país y otras naciones del obre. “Adquirir conocimientos sólidos sobre la técnica titiritera, René venía también del mundo del diseño teatral.

Tener conciencia de que con disciplina se pueden alcanzar sitios vedados para los que no la tienen, basándome sobre todo en el esfuerzo y la consagración, y principalmente me descubrió un mundo maravilloso y antiguo del cual podía sentir legítimo orgullo, pues posee una historia cuyos comienzos fueron hace siglos.

Me enamoré y esa pasión nunca se ha debilitado, al contrario, tomó fuerza. No sé vivir sin eso, aunque estoy preparado para la vida por diversas circunstancias personales, pero es en el teatro de títeres donde me siento a mis anchas, con los temores necesarios que no debe perder ningún artista, pero que puestos en la balanza con el disfrute inmenso que me provoca imaginar los universos de cada puesta en escena, son nada.”

 En 1994, junto al actor Rubén Darío Salazar, emprende un nuevo camino por la defensa del arte titiritero a través de Teatro de las Estaciones, y con este colectivo ha creado un laboratorio, un espacio vital para el diálogo y el intercambio entre actores, diseñadores y amantes del arte teatral.

Sí, fundó en 1994 junto con Rubén Darío Salazar el Teatro de Las Estaciones, ese espacio de libertad absoluta, como dice Rubén, una casa llena de ventanas. Fui invitado a diseñar para el Teatro Arbolé, de Zaragoza, España, y los Guiñoleros UAS, de Sinaloa, México, en 1999, y más acá, en 2015, por el Teatro SEA, de Nueva York, Estados Unidos.

Más cosas he hecho, tanto a nivel gráfico, televisivo o escénico. Todo me completa y a la vez me siento que siempre tengo que aprender. Él se ha ganado el reconocimiento de los más diversos públicos y la crítica especializada. Escenarios de Cuba y otras naciones han sido testigo de la magia de este creador que, a sus 65 años de edad, sigue haciendo de los sueños realidad.

Su consagración y grandes aportes al teatro cubano, le merecieron en este 2020, el Premio Nacional de Teatro. “Este premio no es un premio para mí, sino para todo mi equipo de trabajo, porque el teatro se hacer en equipo, en familia, con los aportes de cada uno. Los premios no son para mí un medidor certero. Unas cuantas veces me he ido con las manos vacías de festivales y concursos y por eso no me morí ni se detuvo mi carrera, al contrario, me dio más fuerza para seguir, investigar y no sentirme conforme con lo que he hecho hasta hoy. Yo quiero que cada obra sea una sorpresa, un viaje hacia los demás desde mi mismo.”


0 comentarios

Deje un comentario



v5.1 ©2019
Desarrollado por Cubarte