Amos Tutuola: la voz de la ancestralidad yoruba


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Amos Tutuola fue un escritor nigeriano dotado de un estilo narrativo original y sumamente imaginativo. Considerado el fundador de la literatura nigeriana escrita en inglés, su universo literario es reflejo de las creencias yorubas populares, contadas de generación en generación. Encontró en la tradición oral de su pueblo la inspiración para crear, como ningún otro, un relato fantástico y profundamente africano que traspasó las fronteras de la colonización.

Nació el 20 de junio de 1920 en Wasinmi, una aldea de Abekuota, capital del Estado de Ogun que en el siglo XIX fue refugio contra las deportaciones de los esclavizados. En el momento de su nacimiento, Nigeria era un protectorado británico y continuaría así durante los siguientes cuarenta años. Fue hijo de agricultores yorubas consagrados al cultivo de cacao y practicantes del cristianismo. Escuchaba los cuentos de la mitología africana en las rodillas de su madre a la luz de la luna tropical, lo cual disfrutaba con enorme placer. Tal vez sea esta una de las razones por las que contó historias desde muy temprana edad. Es probable que, si nunca hubiera escrito una línea, habría sido un famoso narrador de cuentos.

A la edad de siete años vive como sirviente de F.O. Monu, un igbe que pagó sus estudios en la escuela primaria del Ejército de Salvación. Allí conoce textos episódicos que más tarde influenciarían sus obras como Las mil y una noches y El progreso del peregrino. Asistió a la secundaria Escuela Central Anglicana y para garantizar su matrícula fue ayudante de limpieza de un empleado del gobierno. En 1939 muere su padre y abandona sus estudios para ayudar a su familia. Durante la Segunda Guerra Mundial ejerció el oficio de herrero en la aviación nigeriana. También trabajó como vendedor de pan, almacenero de la Radio TV, agricultor y repartidor del Ministerio del Trabajo. Este último empleo le dejaba mucho tiempo libre y lo dedicaba a escribir.

En 1947 se casa con Victoria Alake. Uno de los ocho hijos que tuvo el matrimonio, Yinka Tutuola, contaba que su padre escribía sin descanso de día y de noche y nada lo detenía:

Su vida estuvo entrelazada con historias: recopilarlas, formarlas, escribirlas o contarlas […] Las historias le daban tanta alegría que perdía interés en otras cosas, como ir a fiestas sociales […] Entonces todo en él es historia, historia e historia. Simplemente te miraría a ti o a un evento y lo convertiría en historia […] Me parecía que había vivido dos tipos de vida. Mientras que una era la vida real y fáctica, la otra era ficticia, folclórica y mitológica. Sin embargo, no cabía duda de que fue la mitológica la que le dio mayor alegría.

Su principal referente fue Daniel O. Fagunwa, autor yoruba de historias sobrenaturales que cosecharon cierto éxito entre los años treinta y cuarenta del pasado siglo. De hecho, su primera narración larga The Wild Hunter in the Bush of the Ghosts (1948), se encuentra muy influenciada por este. La editorial inglesa Focal Press compra esta novela y Tutuola se ofrece a enviar fotografías de los fantasmas que protagonizaban la obra. La editorial acepta y al recibirlas comprueba que se trataban de instantáneas tomadas de representaciones artísticas de los espíritus. Esta anécdota demuestra el ingenio y la picardía presentes en la personalidad de Tutuola, que su hijo también recuerda:

[…] Tenía muy buen sentido del humor, se podría decir que era su lenguaje o forma de expresión (…) Creía que la vida debía manejarse con sentido del humor en todo momento, creía que esto hace que los desafíos de la vida sean menos intimidantes (…) Enseñó, aconsejó, entretuvo y corrigió con humor (…)

En 1952 publica la que sería su novela más conocida The Palmwine Drunkard y que en 1963 fuera adaptada para teatro, en idioma yoruba, por el actor, director y dramaturgo nigeriano Kola Ogunmola. La primera traducción al español del texto, intitulada El bebedor de vino de palma, se realiza en Cuba por José Rodríguez Feo para la colección Cocuyo en el año 1969.

Esta ficción nos introduce en la vida de un hombre, apodado por sí mismo Padre de los dioses que todo lo puede en este mundo, bebedor de grandes cantidades de vino de palma. Tras la muerte inesperada de su proveedor, se aventura en un largo calvario hacia el País de los Muertos con la intención de traerlo consigo allí donde esté. Quien lo lee se ve obligado a acompañarle en su insomne pesadilla poética.

La obra ocasionó fuertes polémicas, sobre todo en su tierra natal, en la que se acusó a Tutuola de representar a los africanos como individuos fundamentalmente supersticiosos. Para la crítica occidental, presentaba una imagen inadecuada de África y mostraba un inglés mal empleado. Sin embargo, intelectuales como Chinua Achebe, Dylan Thomas, T.S. Elliot y Raymond Queneau la aclamaron por la embriagadora agudeza con que reelaboró las leyendas africanas. El Premio Nobel de Literatura, Wole Soyinka, la destacó como la mayor contribución realizada a las letras africanas del siglo XX. Cuánta razón encerraba en tan elocuente máxima.

Su estrategia discursiva rompió con el modelo tradicional de la escritura africana de su tiempo. Mientras los escritores anglófonos de la región utilizaban un inglés académico, Tutuola no forzó su lenguaje para darle ¨formas correctas¨. La eliminación de las lenguas africanas fue la maniobra desplegada por el colonialismo europeo con el fin de imponerse en los territorios invadidos. Según los especialistas Josephine Bregazzi y Enrique Bernárdez, el autor escribía en el llamado Broken English, una versión del idioma inglés que solo parece existir a nivel literario en Nigeria [1].

 Aunque su lengua materna era el yoruba, el autor empleó un inglés ¨incompleto¨, denominado así por la crítica, para crear una voz literaria auténtica. Este ejercicio consciente de su narrativa reveló una constante lucha contra la dominación colonial a través del lenguaje. De esta manera también expone el sincretismo producido en el pensamiento y en la vida de una nación con una identidad muy arraigada. Si bien el autor demuestra un vocabulario propio de quien no domina el idioma, su prosa se mezcla con un nuevo orden sintáctico, con palabras y expresiones del yoruba que la convierten en vehículo difusor de las raíces culturales de su pueblo.

Para que esta reclamación de lo africano sea efectiva, el lenguaje en el que se formula también debe reflejar la situación cultural del africano […] Tutuola  pretende reivindicar la cultura africana frente al europeo […] elige la variedad del inglés defectuoso tal como se habla en los núcleos urbanos nigerianos […] demuestra la eficacia estética y combativa de un lenguaje que tradicionalmente se ha considerado propio de los estratos incultos de la sociedad nigeriana, y con ello logra ofrecer esa fiel representación de la realidad cultural de su pueblo […] la vía elegida por Tutuola resulta más revolucionaria que si hubiera intentado emular el lenguaje del colonizador y someter su obra a la corrección editorial [2].

Las novelas My Life in the Bush of Ghost (1954) y Simbi and the Satyr of the Dark Jungle (1955) consolidan su éxito internacional como escritor notable. Fue un hombre poseedor de una mente fascinante. My Life in the Bush of Ghost, en la que describe las aventuras de un niño que se adentra en la espesura de la selva tropical y allí convive por veinticuatro años con seres que nunca han poblado la tierra, espíritus peligrosos y malvados, es una prueba de ello. El autor nos ofrece una visión de su entorno, conformada por una fértil imaginación, en la que el miedo, la repugnancia y la desesperación también son protagonistas.

[…] todo su cuerpo estaba lleno de excrementos y orina y también mojado con la sangre podrida de todos los animales que mataba para comer. Su boca, que estaba siempre abierta, su nariz y sus ojos eran muy difíciles de mirar porque estaban muy sucios y olían muy mal. Se llama Fantasma Apestoso. Pero lo que me sorprendió y me dio más miedo es que este fantasma apestoso llevaba muchos escorpiones en los dedos como sortijas y todos estaban vivos, también llevaba muchas serpientes venenosas en el cuello como collares y se sostenía los pantalones de cuero con una boa constrictora muy grande y muy larga que todavía estaba viva.

Tutuola creó, como quien vaga por la maleza de los fantasmas, un mundo extravagante en el que los límites entre lo real y lo sobrenatural se desdibujan.

[…] mi jefe me convirtió en varias clases de animales (…) me convirtió en un mono, entonces empecé a trepar a los árboles frutales y a coger frutas para ellos […] me convirtió en león, luego en un caballo, un camello, una vaca y un toro con cuernos en la cabeza y al final me devolvió mi forma […] me miraban como muñecos porque ninguno había visto a una persona terrenal en su vida […] entonces bailaron la danza de los fantasmas a mi alrededor y tocaron tambores, dándome palmadas y cantando la canción de los fantasmas con alegría hasta altas horas de la noche […]

El autor de The Brave African Huntress (1958) y Ajaiyi and his Inherited Poverty (1967) fue uno de los fundadores en 1961 del Mbari Club, una asociación de escritores, artistas y músicos que reafirmó la recíproca relación entre el arte africano y la sociedad africana. Tutuola fue un escritor fecundo que continuó la exploración sobre el folclor yoruba en obras como The Witch-Herbalist of the Remote Town (1981), Yoruba Folktales (1986) y The Village Witch Doctor and Others Stories (1990), entre otras.

Fue profesor universitario en la Obafemi Awolowo de Nigeria e investigador asociado del Programa Internacional de Escritura Creativa de la Universidad de Iowa. Entre las distinciones que adquirió y que reconocen la legitimidad de su quehacer literario se encuentra su membresía en la Modern Language Association of America, en 1987. Fue el tercer africano a quien se le otorgó esta distinción. Además, recibió el Premio Noble Mecenas de las Artes de la Asociación Panafricana de Escritores en 1992 y la Beca especial de la Liga Nacional de Periodistas Veteranos en 1996.

Murió en Ibadán, a los 76 años, el 8 de junio de 1997. Una importante parte de sus cartas, artículos y manuscritos holográficos se han recopilado en el Centro de Investigación de Humanidades Harry Ransom de la Universidad de Texas. La Sociedad de Jóvenes Escritores de Nigeria fundó en 2015 la Sociedad Literaria Amos Tutuola con el fin de promover su obra. En el año en que celebramos el centenario de su nacimiento, indagar en su vida y extensa obra, es una forma de homenajear a aquel cuya fuerza creadora reivindicó la cultura milenaria de su pueblo.


[1] Ver Bregazzi, J. y Bernárdez, E.: Amos Tutuola: Un caso especial en la literatura inglesa en África. Recuperado de https://www.atlantisjournal.org/old/Papers/v1%20n2/v1n2-03p.pdf

[2] Idem.


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