Cintio Vitier conversa con la cámara


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En entrevista al profesor y cineasta cubano Héctor Veitía, quien tuviera el privilegio en su juventud de registrar a figuras notables de la cultura nacional como Alejo Carpentier y Nicolás Guillén, confesó que también había podido conversar con Cintio Vitier, uno de los grandes origenistas y escritor de libros claves sobre el núcleo de la cubanía y la cubanidad como Ese sol del mundo moral. Veitía, en principio, reconocía:

El caso de Cintio Vitier es parecido al de Alejo Carpentier. Pero hubo diferencias de procedimientos. Aquí el documental llamado Cintio Vitier fue producto de contactos anteriores, contactos personales que sí definen los temas a tratar en las conversaciones. (…)Vitier me interesó mucho. Esta vez no fue por su poesía, sino por su trabajo como investigador y compilador. Recuerda que Lo cubano en la poesía es un libro extraordinario de la literatura cubana, ejemplo de trabajo didáctico verdadero. Además, Cintio era uno de los pocos testigos del proceso de la literatura cubana desde la República hacia acá, aunque claro, vinculado sobre todo con Orígenes.1

En honor a la verdad, este es un documental difícil de encontrar. Pero por suerte no es el único que se conserva a propósito del notable intelectual, quien este septiembre estaría cumpliendo cien años. Los audiovisuales en que aparece Cintio Vitier son en rigor muy convencionales en la realización. Se conforma el encuadre y el escritor, sentado o de pie, conversa con la cámara. Justamente, Jorge Luis Sánchez González lo expresa con mucho acierto:

“Por haber tenido una experienciacon un documental que no viene al caso detallar, comprendí que muchos cineastas respetan demasiado —casi temen— la traslación del poeta y su poesía, al lenguaje cinematográfico. No doy lecciones. Es difícil. Solo sé que se puede. Pero hace tener verdaderos deseos de emprender ese viaje para, en principio, iniciar el riesgo, en primer lugar, en una hoja de papel”3.

Vitier, a diferencia de su esposa y colaboradora, la gran poeta y ensayista Fina García Marruz, sí entabló mejores y variados pactos con las cámaras, lo que fue aprovechado en Orígenes, un documental de 1988 dirigido por Gabriela Rangel, Dueño del tiempo (1989), de Julián Gómez, y el programa homenaje de Alfredo Castañón María Zambrano, la humanista indignada (1991). En este último, por cierto, García Marruz aporta también su testimonio, muy al lado de Cintio, sobre el paso por La Habana y la indiscutible influencia de la filósofa andaluza en ellos y otras personalidades de la isla caribeña.

Tanto en Orígenes como en María Zambrano, la humanista indignada, el autor de Vísperas muestra una espontaneidad atendible a medio camino entre el pedagogo y el relator de historias pasadas en franca confluencia con un griot o jeli, ese personaje fascinante del África Occidental. No es un Carpentier o un Eliseo Diego, conversadores natos, pero Vitier logra interesar al espectador en cuanto dice más allá del valor de cuanto expone.

Por su parte, en Dueño del tiempo, documental sobre Eliseo Diego4, advertimos a Cintio como amigo y exegeta del autor de En la Calzada de Jesús del Monte explicando lo que ya ha escrito acerca de lo que denomina poesía de la memoria, relacionada no solo con “la génesis y genealogía poética de la patria”, sino con la regeneración de la imagen que acopla con la nostalgia. Es interesante apreciar que tal vez haya influenciado a la sazón el ensayismo de Vitier —sobre todo el de “El saber poético” y “Nemósine”— la temprana poética de Diego.

Bien se sabe que no todos los escritores de valía son buenos comunicadores o viceversa. Pero Cintio Vitier, en los registros audiovisuales que lo captaron, revela testimonios muy apreciables sobre la cultura cubana y su propia persona. Sirva este comentario homenaje al centenario de una figura clave de nuestras letras y pensamiento. Veitía lo refrenda al recordar en la mencionada entrevista:

Gracias a estas conversaciones aparecen documentos únicos como una grabación de Julián Orbón, que Cintio tenía en su poder. A través de lo que escuchas aprecias un testimonio muy interesante de cómo se sentía y de la plática que ambos (Cintio y él) tuvieron en la casa de Orbón en Nueva York. Vitier también me habló sobre Lezama. Al ser su amigo e integrante del grupo Orígenes, el testimonio era más próximo. No importa que me leyera su apreciación sobre Lezama. Era algo que él quería que quedara por escrito y si se grababa, pues mucho mejor. Creo que es un documento histórico importante de nuestra cultura. 

 

Notas y referencias bibliográficas:

Este fragmento, que puede encontrarse en una versión digital, es de una entrevista más extendida que aparecerá en el libro Eliseo Diego: registro de permanencia (Ediciones Ávila, 2020), de Daniel Céspedes Góngora.

Se refiere a uno de los mejores documentales sobre un escritor cubano: ¿Dónde está Casal? (1991), de su propia autoría.

Sánchez, J. L. (2010). Romper la tensión del arco. Movimiento cubano de cine documental. La Habana: Ediciones ICAIC, p.241.

Hay que reconocerlo: Eliseo Diego es el escritor cubano al que se le han realizado más documentales, cuando no intervenido (Nombrar las cosas, Bernabé Hernández, 1975; El sitio en que tan bien se está, Marisol Trujillo, 1978; Orígenes, Gabriela Rangel, 1988; Dueño del tiempo, Julián Gómez, 1989; María Zambrano, la humanista indignada, Alfredo Castellón, 1991; Eliseo Diego… a través de su espejo, Gustavo Domínguez, 1993; Las cuatro estaciones de Eliseo Diego, Jorge Denti, 1994). Incluso, sobrepasa a Carilda Oliver Labra (Carilda. Desaparece el polvo, Adolfo Llauradó, 1994; Mujer, alma de maravilla, Lizette Vila, 2002; Memoria de la fiebre, Manuel Jorge Pérez, 2007).


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