EL CAMINO DE CATHERINE (Cuando una cineasta se apasiona por un tema como la alfabetización)


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Ese día la sala Che Guevara de la Casa de las Américas estaba repleta, muchas personas no pudieron entrar. Los afortunados estuvieron allí unas dos horas transitando de la carcajada a la emoción intensa. Algunos….algunos no, en ralidad muchos, soltaron sus lágrimas. Era Eduardo Galeano leyendo textos de su libro Espejos, una historia casi universal.

Entre los casi 600 relatos del libro, él hizo una selección para esa tarde de 2012 que incluía además todos los relacionados con Cuba. Yo sí puedo se titulaba uno de ellos que consistía en cuatro testimonios de alfabetizadores cubanos, con una breve introducción donde Galeano le daba crédito a Catherine Murphy, quien los había obtenido entrevistado a numerosos protagonistas de aquella proeza.

Ese día muchos cubanos que asistieron a la lectura del uruguayo se mostraron deslumbrados frente a una historia -la de la Campaña de Alfabetización en 1961- que conocían sobradamente. Tal magnetismo pudo deberse a los propios encantos del escritor, pero tal vez a que Galeano ¿o Murphy? la estaba transmitiento de otra manera:

Griselda Aguilera: Mis padres alfabetizaban aquí en La Habana. Yo les pedía pero no me dejaban ir. Cada mañana, bien temprano, se marchaban los dos, y yo me quedaba en casa, hasta la noche. Un día, después de tanto pedir y pedir, me dejaron. Los acompañé. Carlos Pérez Isla se llamaba mi primer alumno. Tenía cincuenta y ocho años. Yo, siete.*

Griselda fue una de las tantos cubanos que, durante más de una década, accedieron a contar sus anécdotas de la alfabetización a la documentalista Catherine Murphy. Su documental Maestra le ha dado la vuelta al mundo y ha sido traducido a 6 idiomas. De ahí tomó Eduardo Galeano esos testimonios que erizan la piel de quien los lee o escucha.

El trovador Silvio Rodríguez es otro alfabetizador a quien la estadounidense, nacida en San Francisco y con una Maestría en Ciencias Sociales obtenida en la escuela de FLACSO adscrita a la Universidad de La Habana, ha entrevistado durante estos años. Y con ese testimonio ella ha realizado otro documental que bajo el título de Mi primera tarea tuvo su estreno el 20 de septiembre de 2020.

La razón de que la Campaña de alfabetización cubana contada por Murphy logre esa empatía con los públicos, incluso no cubanos, podría estar no solo en la dramaturgia y el montaje tan eficaces logrados por la cineasta y sociológa, sino también en su propia relación personal con el hecho narrado. El historiador estadounidense Howard Zinn escribió sobre Maestra: «Catherine Murphy ha creado un proyecto con una rara e íntima recepción. Su película preservará las historias orales de una generación que pronto desaparecerá. La importancia histórica de este archivo -y sus lecciones para el presente- no es exagerada. «

¿Por qué te interesó la Campaña de Alfabetización cubana más de 50 años después de que ocurriera? ¿Qué le podías o le querías decir al mundo al contar nuevamente esa historia? 

Yo me conecto con la Campaña de Alfabetización cubana a través de la memoria histórica de la misma  y, también, de las historias personales, la parte más emotiva del suceso, a través del cuento que me hicieron una serie de cubanas espectaculares que hacen un trabajo relevante en la Cuba de hoy. Entre ellas, la urbanista Gina Rey, la psicóloga Norma Aguiar, la arquitecta Deysi Veitía, la pintora Diana Balboa… Mujeres inspiradoras, pero que hablaron de aquel fenómeno con mucha emoción y como un momento profundamentne transformador para sus vidas: para la comprensión de sí mismas y del mundo.

Así que comencé a gabar sus testimonios por la belleza de lo que me contaban, y en la medida que fui recopilando los primeros fue que me di cuenta de la magnitud de la Campaña. Entonces comencé a entenderla. Las cifras son casi imposibles de creer. Y tal vez me enamoré por la combianción de la belleza de cada vivencia individual unidas a la vivencia colectiva que fue una hazaña para Cuba y para el mundo y que realmente comenzaba a entender como un momento pico en la historia social de Las Américas y de la cual los países hoy tienen mucho que seguir aprendiendo. Lo veo también como una metáfora de lo posible y de lo que puede ser un pueblo organizado.

En  2004 Catherine Murphy fundó el Literacy Project, precisamente para realizar y promover la realización de documentales sobre el tema de la alfabetización, con un énfasis particular en los roles de los programas de alfabetización en los movimientos de justicia social en Las Américas. Eso incluye los Estados Unidos, donde todavía hoy existe el analfabetismo, aunque se hable poco del tema. Por ejemplo, Dicen que soy su maestra, codirigido y coproducido junto a Lucy Massie Phenix en 2019, es un corto documental donde las documentalistas cuentan una experiencia de alfabetización en las comunidades negras de Carolina del Sur en plena lucha por su derecho al voto en la década del 50.

Tú has podido estudiar el tema en América Latina y el Caribe y a la par en los EE.UU ¿Crees que en tu país es un fenómeno invisibilizado intencionalmente?

Sí, creo que es un problema invisivilizado intencionalmente. El analfabetismo sigue siendo un problema global enorme. La Unesco que rige la educación y la cultura en Naciones Unidas es la entidad que abarca este tema como problema y afirma que hay casi 800 millones de analfabetos en el mundo hoy. Es un problema enorme en los países que uno habitualmente puede imaginar, como las antiguas colonias o los países del sur, pero también sigue siendo un problema sin resolverse en el llamado Primer Mundo, como Canadá o los Estados Unidos. En mi país actualmente uno de cada cinco adultos no puede aprobar pruebas básicas de alfabetización. Es un reto al desarrollo humano, es un síntoma pero también una causa de la marginalizacion sistémica y es algo que tenemos que resolver urgentemente si queremos avanzar como humanidad.

Entonces es una cosa increíble poder mirar 90 millas al sur, a nuestro país vecino, con el cual tenemos muchos años de conflictos, y ver que hay grandes lecciones que aprender y que un país pobre y pequeño ha logrado solucionar grandes problemas mundiales que están por solucionarse. Y este tema de que el norte tiene que aprender del sur y que EE.UU tiene que aprender de Cuba para mi está implícito en esta obra.

¿El programa Yo sí puedo, que Cuba ha llevado a varios países de la región latinoamericana y que es un esfuerzo más reciente, no ha estado entre tus intereses de investigación?

A mí me interesa mucho el Yo sí puedo. Lo veo como hijo directo de la Campaña de alfabetización original del año 61. Hay grandes resultados, se ha aplicado en más de 30 países y en múltiples idiomas, en lenguas indígenas por ejemplo, algo importantísimo. Pude filmar hace como 10 años una graduación en El Alto, en Bolivia, en las afueras de La Paz. Fue algo impresionante.

Muchos de los jóvenes alfabetizadores de la camapaña original se anamoraron tanto de la pedagogía que dedicaron sus vidas a la alfabetización y parte de ellos se dedicaron a la alfabetización de adultos. Entre ellos está el doctor Jaime Canfux, que sigue ejerciendo de manera brillante y luchando por hacer avanzar la educación de adutos en el mundo de hoy. Y también la doctora Leonela Relys, tristemente fallecida hace unos años, que es una pérdida para Cuba y para toda América. Pero ella con un grupo de estudiosos elaboraron esa metodología adaptándola a cada país y a cada contexto cultural, utilizando sus símbolos patrios y elementos esenciales culturales.

Hay unos jóvenes realizadores que hace unos años realizaron un documental muy hermoso sobre el Yo sí puedo. Yo tuve esa oportunidad de filmar esa graduación indígena y con ella realizamos un pequeño material. Este método también se aplicó en Nueva Zelanda en comunidades maoríes y las personas que lo hicieron están trabajando ahora en comunidades indígenas de Canadá con muy buenos resultados.

¿ El documental que cuenta en particular el testimonio de Silvio Rodríguez es entonces como una especie de hermano de Maestra? ¿Por qué decides contar este testimonio de manera independiente?

Yo pasé varios años, casi una década coleccionando los testimonios de los y las más jóvenes alfabetizadores, de los cuales utilicé 8 en el docuemental Maestra. Pero recopilé casi 80 voces, entre ellas la de Silvio Rodríguez.

El lanzamiento de Maestra fue como una cosa de suerte, fue una magia que termináramos la edición a tiempo de presentarlo en el Festival de Cine de La Habana de diciembre de 2011, coincidiendo con el aniversario 50 de la Campaña.

Casi 10 años depués se sigue viendo con mucha regularidad. El 8 de septiembre por el Día Internacional de la Alfabetización lo presentaron en Grecia con subtítulos en griego. Tenemos una fuerte cooperación en Haití con una Red de educadores y en Brasil con el Movimiento sin tierra que también lo utiliza, es la entidad que más aplica el Yo sí puedo en Brasil y se apoya en mi documental para entrenar a sus facilitadores, lo cual es un honor para mí.

Así que después de una década me quedé con los deseos de sacar cápsulas con testimonios individuales, incluso con algunos de los que están en el documental. Nadie mejor para arracar que el poeta y cantautor Sivlio Rodríguez, tan querido en Latinoamérica y en el mundo  y de ver esa forma tan personal, sublime, profundo pero sencillo, en que Silvio relata su vivencia y qué importancia tuvo en su vida. Me di cuenta hablando con muchas personas, incluso muy conocedores de su obra, que no todo el mundo está familiarizado con esa experiencia que tuvo él.

Pero ya tenemos otras cápsulas en camino, con una directora de coro, Edelis Padrón, que alfabetizó en braile, la actriz Adria Santana, los pintores José Fúster y Diana Balboa, Griselda Aguilera, que fue una de las alfabetizadoras más jóvenes, ella está en el documental Maestra y tumba a las personas de su silla cuando escuchan su testimonio, pero merece un documental entero. 

Todo esto merece ser compartido con el mundo y tengo el compromiso de hacerlo, paralelo con otras obras que estoy haciendo y que no tienen que ver con Cuba. Es parte de mi camino de vida.

La vida artística y literaria está ocurriendo prácticamente de modo virtual  y Mi primera tarea tuvo este 20 de septiembre un estreno peculiar. Se transmitió online y se hizo un concierto en homenaje a Silvio a continuación. Hubo una gran afluencia de internautas  que además paticiparon en el chat.  ¿Qué destacarías de esa experiencia?

Tuvimos un lanzamiento de lujo auspiciado por Hot House Global y con la participación de La Rueda Films, del Centro Memorial Martin Luther King, con el veterano productor Bill Martínez, de San Francisco. Fue un placer enorme trabajar con estas personas y entidades y con un elenco espectacular que acompañó el lanzamienteo del documental: Susana Baca, Lila Donws, Ketzal, Kelvis Ochoa, Roly Berrío y Rochi Ameneiro con el duo Espiral. Fue una bendición para este documental pero algo fuerte tener que hacer todo este trabajo de manera virtual pues ahora por la pandemia no pueden ser presenciales estos eventos. Fue una cosa linda porque se transmitió también simultáneamente en la TV cubana y entonces fue una experiencia colectiva de unión, recibí muchos comentarios de ambos lados.

Evidentemente esa noche se puso de manifiesto toda la bondad de Internet. Tú te desempeñas en el mundo de las ciencias sociales y del audiovisual, ¿qué peligros y qué oportunidades le ves al universo digital sobre todo al ámbito de las redes sociales?

Yo no soy fan de la idea de que el mundo siga siendo virtual. Pienso que tenemos que comaprtir con seres humanos vivos. Temo el peligro de covertirnos en seres pegados a las pantallas. Más alla de la pandemia tenemos que trabajar en contra de eso y seguir disfrutando el cine en vivo, juntos, como una vivencia social, colectiva, de reir juntos, llorar juntos. Añoro mucho el día en que eso pueda otra vez comenzar.

Has continuado viniendo a Cuba, colaborando en infinidad de proyectos, tienes aquí muchas amistades. El mandato de Donald Trump interrumpió bruscamente un proceso de normalización y estabilidad positiva en las relaciones Cuba/EE.UU iniciado en 2014 por el gobierno cubano y el presidente Obama ¿En qué medida eso te ha afecado en lo personal y a tus intereses profesionales? ¿Cuál es tu visión sobre la actual situación? ¿Podrías comentar tus expectativas con las próximas elecciones en EE.UU?

Añoro mucho vivir en un mundo de paz. Quiero paz entre nuestros países. Quiero respeto para Cuba. Quisiera relaciones normales entre Cuba y EE.UU en todos los ámbitos. Ambos países se benficiarán de eso: en la medicina, las respuestas a los huracanes, la cultura, el arte, la música, el cine, los seres humanos, las familias cubanas que están separadas…

Siendo alguien con una larga historia de trabajo con Cuba y de relaciones personales y profesionales en la isla, me sentí muy feliz con las medidas que tomó Obama y con las aperturas de la embajadas, el restablecimiento de vuelos comerciales y he lamentado mucho el retroceso que he visto en los ultimos 4 años.

Esperamos un cambio en noviembre, yo lo espero y muchas personas también, pero no está para nada garantizado. Hay mucha práctica de supresión de votos, purga de votantes, cierre de centros de votación, reducciones en el sistema de correo nacional a través del cual muchas personas votan… Está también el hecho de que un segmento de esta sociedad, más grande quizás de lo que pensamos, sigue apoyando a Trump, a pesar de todo o por causa de todo. Tendremos que trabajar mucho en las próximas 5 ó 6 semanas para que todas las personas puedan salir a votar, en espera de un día mejor para Cuba, para las relaciones Cuba-EE.UU, para la política exterior e interior y para una mejor vida para todos.

*Tomado de Espejos, una historia casi universal.

Fotos tomadas www.theliceracyproject.org


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