Evidio Perdomo: “Cuando estoy trabajando me voy de este mundo”


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En el panorama contemporáneo del diseño de modas en nuestro país, Evidio Perdomo ocupa un lugar sui géneris. Graduado de la Escuela Nacional de Arte, donde bebió de la sabia de Antonia Eiriz y Servando Cabrera; de Diseño y de Historia del Arte, sus creaciones llevan implícitas una profunda huella de la cultura universal, en particular de la pintura.

De ello da fe la exposición Paisaje en el río que, con una selección de lo más representativo entre todo lo concebido por él en los dos últimos años, se encuentra abierta al público hasta febrero en la Galería ArteSano del Fondo Cubano de Bienes Culturales, a escasos metros del puente sobre las aguas del Almendares.

Bajo la curaduría de Maité Duménigo, quien sobrepuso a los elementos propios de la pasarela los de una muestra de las artes visuales, junto a piezas evocadoras de caftanes y kimonos se exhiben accesorios que realzan el vestuario, como carteras, collares; sin que falten otros artículos de carácter utilitario, dígase manteles, cojines y tapices.

El conjunto denota la evolución artística de Perdomo, desde que en 1989 participara en Telarte, paso previo a la confección de aquellos chalecos que a mediados de los años 90 comenzara a comercializar en la entonces popular Feria de la Plaza de la Catedral, producciones que le abrieron las puertas de la Asociación Cubana de Artesanos Artistas y, con ellas, las de las Ferias Internacionales de Artesanía y Semanas de la Moda, gracias a las cuales ha obtenido numerosos reconocimientos.

De este recorrido que, de cierta manera, se resume ahora cuando a tres décadas de iniciarse en el mundo de la moda presenta Paisaje en el río, conversó el Blog Cubarte con el artista visual.

“Mi mamá nos coció la ropa toda la vida. Nosotros éramos tres hermanos y por los años 70, cuando estábamos en la adolescencia y se usaban los pantalones estrechos, nunca estábamos conformes con cómo nos los arreglaba; así que un día decidió enseñarnos a hacerlo. Aprendí enseguida y luego, para ayudarla económicamente, me puse a hacer ropas para vender”.

Pero Ud. estudió pintura. ¿Siente que artísticamente se expresa mejor con el diseño de modas?

“Para mí es lo mismo que pintar, lo que el soporte es la ropa. Pero como hay tanta variedad, es una forma de realizarme artísticamente. Tanto es así, que cuando estoy trabajando me voy de este mundo, como se dice vulgarmente. Puede estar pasando cualquier cosa al lado mío que no me doy cuenta”.

¿En ese sentido, se siente atraído por el diseño de los llamados trajes extremos?

“Hago ropa que se puede usar normalmente. Pero para mí un desfile de modas es como una puesta en escena que tiene una introducción, un desarrollo y un desenlace; así que cuando en un evento voy a presentar una colección, trato de enriquecerla con diferentes elementos que no afectan el diseño general, como pueden ser un tocado, bolsos o bisuterías hechos por mí mismo.

Sí me doy cuenta de que es muy fuerte la indumentaria que hago, en el sentido expresivo. No todo el mundo se atreve a usarla. Sin embargo, no sólo trabajo la gama de los colores fuertes, sino también la de los grises, la de los blancos. Y, bueno, hay para todos los gustos”.

Ud. trabaja básicamente los estampados...

“Los combino. A la técnica como tal le llamo ensamblaje textil que es un término más apropiado y se relaciona con la técnica del collage, no con el pachtwork.

El pachtwork se caracteriza por uniones geométricas y yo utilizo mucho la curva. Yo vengo más del collage y lo que hago es componer con las telas. Al principio hacía paños de telas y después confeccionaba la ropa. A medida que gané más habilidades, montaba el diseño arriba del maniquí, con lo cual ahorraba tela.

A mí no me es funcional comprar metros y metros de tela; pues lo que me interesa es la variedad de estampados. En el Período Especial compraba en las tiendas de ropas recicladas, donde escogía grandes vestidos, por el estampado. Así empecé a acumular en los tonos rojos, carmelitas y me hice de un stock para trabajar”.

¿Aprecia que sus diseños tienen buena aceptación?

“Sí, sobre todo modelos que en algún momento trabajaron conmigo y ahora viven en el extranjero. Cuando vienen siempre pasan por mi casa para ver qué tengo hecho o a mandarse a hacer alguna pieza”.

El cubano siempre ha sido presumido. Es una ventaja para quienes trabajan en el diseño de modas...

“Ha sido así históricamente. En la década de los años 50 la gente pasaba por las vidrieras a ver los modelos y luego iba a las tiendas de la calle Muralla a comprarse retazos y se hacía el modelo que les gustaba. Cuando después Ud. los veía en la calle, no sabía si esa ropa la había comprado en la tienda. El cubano ha sido siempre muy presumido y le ha gustado vestir bien, sin importar la situación económica que tenga. Es una tradición la de preocuparse por la imagen.

 Actualmente, la gente se adapta a lo que le ofertan. Antes el cubano tenía muchas referencias porque estaban las revistas de modas y estaban las vidrieras, pero eso se ha perdido. El que se preocupe por eso tiene que estar detrás de las revistas extranjeras”.

Para esta exposición se inspiró en la pintura universal. ¿Es algo recurrente en Ud.?

“Esto del proceso de la creación es un poco mágico. A veces sueño con una idea y cuando me despierto, si no me pongo a trabajarla, hago el diseño y me vuelvo a acostar.

En mi más reciente colección que se la dediqué a La Habana el año pasado, hice dos piezas que se relacionan con la ciudad: mi versión de La mulata de rumbo y un homenaje a La Giraldilla. Pero, de buenas a primeras, me empezaron a salir cosas con espíritu japonés. Cuando me pongo a averiguar, era que se cumplía el aniversario 120 de la presencia del primer japonés a Cuba, de modo que sin saberlo estaba conectado con aquello.

En esa misma colección hay homenajes a estilos de la moda internacional como Chanel o Christian Dior. No es que los esté copiando, si no recreando sus estilos”.

¿Piensa que sus diseños llevan el sello de lo cubano?

“Siempre está. El colorido es fundamental; la ropa blanca también es muy de lo nuestro. Y, además, está hecha por un cubano. Tengo las raíces muy bien definida; aunque mi aspecto sea el de un extranjero, yo soy muy cubano y de cualquier modo eso sale”.


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