La(s) Guantanamera(s)


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Pocas canciones como La Guantanamera podrían representar, en síntesis, el devenir de la música popular cubana. Aunque con más rigor habría que decir las guantanameras. Sí, porque este símbolo de cubanía, tal como lo que conocemos hoy, es una obra colectiva, amasada y zurcida de compás en compás, por varios músicos, autodidáctas y de academia.

En una polvorienta esquina de la ciudad de Guantánamo brotó el germen de la universal melodía. Según ha documentado Karina Rodríguez, fue una noche de sábado, en julio de 1929. Un grupo de amigos, convocados para tocar en una fiesta, descargaban en la esquina de Paseo y Carlos Manuel cuando pasó una mujer hermosa. Entonces el del requiebro le tiró un piropo fino: “Vamos a ponerle un azabachito para que la proteja”, pero ella se viró molesta y contestó en forma descompuesta. A lo que el músico respondió en voz alta: ¡Eh, qué se habrá figurado la guajira guantanamera esta!”.

Ahí mismo, Herminio García Wilson (Guantánamo 1904-1998), panadero de profesión y apodado “El Diablo”, sacó en su tres los cuatro primeros compases para acompañar la exclamación de su amigo. “Estaba tocando el tres en acorde de sol mayor, y dije: Guantanamera, Guajira guantanamera y se repitió varias veces hasta que partimos para la casa dónde íbamos a tocar”- contó Wilson al investigador Augusto Lemus. Esa misma noche la interpretó en una fiesta cerquita de allí. La copla prendió y en días posteriores continuó interpretándose en cuanto festejo se daba en la ciudad oriental.

Años después, el mismísimo Alejo Carpentier, en su libro La música en Cuba (México, 1946) comentó: "... hace poco una estación de radio de La Habana obtuvo un gran éxito de popularidad con una canción de buen corte campesino, titulada La Guantanamera, que había sido traída a la capital por auténticos cantadores orientales."

En la entrevista para el programa radial El reclamo del Diablo, el musicólogo Helio Orovio afirmó: “La Guantanamera llega a La Habana, la escucha Cheo Marquetti y la convierte en guajira-son, primera parte guajira, y segunda, el montuno de son creado por Herminio García Wilson […] Esta guajira comienza a cantarse por Joseíto Fernández en la radio; él le hace incorporaciones en el aspecto melódico, en la inflexión vocal, en la estructura melódico-rítmica le hace algunas aportaciones […].”

El habanero Joseíto Fernández contaba que había creado La Guantanamera entre 1928 y 1929. La estrenó con la orquesta de Alejandro Riveiro en la que cantaba y la popularizó en un programa de la CMCO. Se dice que en su primera etapa la melodía no estaba identificada con un título en específico. En sus presentaciones por el país, el cantor iba mencionando los nombres de los poblados. Así cuando actuaba en Camagüey, por ejemplo, señalaba: “Camagüeyana, divina camagüeyana”. Según Joseíto, por una guantanamera celosa, la tonada fijó su estribillo y denominación.

En su última versión en el programa El Suceso, de la CMQ, Joseíto Fernández se hacía acompañar por la cantante Nela Cruz, conocida como “La Calandria”. Al compás de la melodía, con décimas en seguidilla interpretadas con entonación de punto guajiro, se complementaban los dramatizados o se hacían reflexiones en torno a las noticias, generalmente trágicas, de sangre.

Al decir del propio Joseíto: “Es una melodía que admite versos de cualquier tipo; compuestos en cuartetas o décimas, y lo mismo felicitábamos a la muchacha de Villa Clara, que pedíamos clemencia para un trabajador cesante, por la CMCO”. Concebida para la improvisación y el contrapunteo, los poetas tenían la libertad de variar ciertos parámetros de la melodía. El estribillo, que en el son se alterna con las cuartetas, unas veces lo cantaban en la introducción y la coda, y otras, solamente al final. Una muestra de su elasticidad es la controversia entre Benny Moré y Joseíto Fernández, incluido en el fonograma Benny Moré en vivo.

 

Otro que se dice aportar en la cocreación fue Pepecito Reyes. El músico narraba: “Cuando llegué, la pieza era nada más que una guajira con acompañamiento, como si fuera un rayado de guitarra, pensé que eso estaba muy frío así. Fue entonces que inventé la introducción”. “La cosa era que yo hacía primero un floreo con el piano. Joseíto me decía: `Dile algo a los muchachos del pueblo’ y cosas así. De ahí, yo ponía la introducción, y al final, con el coro, venía el tumbao. Todo eso se me ocurrió a mí. Esa es La Guantanamera que se escucha hoy”.

Sobre la inclusión de los versos de José Martí a la Guajira guantanamera, comentó Cintio Vitier en su importante libro Lo cubano en la poesía (1958): “Experiencia inolvidable, verdadera iluminación poética, la de oír a Julián Orbón cantar con la música de La Guantanamera, esas estrofas donde Martí alcanza, en su propio centro, las esencias del pueblo eterno: Si dicen que del joyero/ tome la joya mejor, / tomo un amigo sincero/ y pongo a un lado el amor”. En 2001, el ensayista y poeta declaró a la revista Clave que las reuniones en casa de Orbón terminaban “con un gran coro loco cantando La Guantanamera […]. Una noche […] él nos dijo que había descubierto cómo se podían cantar los versos de La Guantanamera, y aquella noche la tocó por primera vez en Cuba”.

El músico hispano-cubano Julián Orbón (España, 1925-EE.UU., 1991), después de experimentar con la tonada popularizada por Joseíto Fernández, realizó los cambios armónicos pertinentes para yuxtaponer, al ya conocido estribillo, los Versos sencillos, escritos en cuartetas. El estribillo que creó Orbón, consta de cuatro secciones, y se alterna con cada cuarteta, de las que se repiten las dos primeras, es decir, las cuartetas se convierten en seis versos octosílabos, que sumados a los cuatro del estribillo nos proporcionan las diez secciones de una décima.

A Orbón y al influjo martiano del Grupo Orígenes, al que estuvo estrechamente ligado, les debemos, lo que al lúcido decir de la  musicóloga María Teresa Linares, le “da vuelo y estatura a La Guantanamera”, “la presencia de los versos de José Martí, sentidos, más que entendidos, por los que escuchan el bello canto cubano”. El propio Joseíto Fernández patentizó el gran significado que le atribuía a que su Guajira guantanamera se hubiese enriquecido con los Versos Sencillos de José Martí. Incluso él también escogió varios fragmentos de dicha obra poética para brindar una versión de su creación musical.

El 8 de junio de 1963, el folklorista norteamericano Pete Seeger (Nueva York, 1919-ibídem, 2014) interpretó La Guantanamera en un concierto grabado en vivo en el Carnegie Hall de New York. “Creo que fue una bendición ese descubrimiento”, dijo Pete Seeger, “llevé La Guantanamera a más de 35 países”. La pieza integró el álbum We Shall Overcome, publicado meses después.

A partir de entonces, esta nueva Guantanamera comenzó a integrar el repertorio de los más populares artistas y fue cantada en todo el mundo bajo el caprichoso copyright: Martí-Angulo-Seeger.

La reconocida cineasta Estela Bravo relata que el músico cubano Héctor Angulo cantaba los Versos Sencillos del Maestro con música de La Guantanamera, sobre la base de una idea suministrada por Julián Orbón y Cintio Vitier. Cerca de Nueva York, en un campamento de verano para niños, fue donde Seeger se fascinó oyéndola entonar por Angulo. Ignoraba quién era el autor del montuno; era como algo anónimo. Agrega la Bravo que solo al grabar el segundo disco supo Seeger que era Joseíto el cantor de La Guantanamera, con arreglo de Angulo, y en su última visita a Cuba, en 1999, manifestó que Joseíto Fernández y Julián Orbón debían ser quienes cobrasen los millonarios derechos de autor generados por La Guantanamera, retenidos en un banco norteamericano por las arbitrarias regulaciones del bloqueo. "Lo único que quisiera, cuarenta años después, es que esta canción sirviera para introducir a los jóvenes de todo el mundo en la obra y en los versos de José Martí. Así el mundo sería un poco mejor"-afirmó.

Seeger se opuso con fervor a la Guerra de Vietnam y al bloqueo contra Cuba. Su primera visita la Isla fue en 1961 y estuvo en cuatro ocasiones. La última vez en 1999, invitado por Casa de Las Américas. Fue mentor de Bob Dylan y amigo de Silvio Rodríguez quien lo consideró un “símbolo de compromiso con la sociedad, la naturaleza y la libertad”.

El éxito y difusión internacional de La Guantanamera, la convirtieron en una de las melodías más usadas por los hinchas del fútbol para alentar a sus equipos en los años 60. La versión de The Sandpipers (1966), alcanzó los primeros diez puestos en rankings discográficos en el año en que Inglaterra ganó su única Copa Mundial de Fútbol. Los hinchas británicos recuerdan que en 1967 ya se cantaba "One [nombre del futbolista], there is only one [nombre del futbolista]" con la melodía de La Guantanamera, una de las fórmulas preferidas para darle apoyo a sus ídolos.

Comparto con Santiago Moreaux, quien fungió como representante de Wilson al entablar demanda contra Joseíto y que luego escribió a cuatro manos el libro La Guantanamera, defendiendo la tesis contraria, que “lo más justo es reconocer a El Diablo como autor inicial, Joseíto con aportaciones y popularizándola nacionalmente y Pete Seeger, universalizándola y contemporaneizándola con los versos de Martí que incluyó Julián Orbón".


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