Libros digitales en Cuba: la resistencia ya se está rompiendo (Parte I)


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Cubaliteraria es la única editorial del Instituto Cubano del Libro concebida para la promoción de la literatura nacional en formato digital y es, a su vez, el Portal de la literatura cubana; desde el año 2018 desarrolla el notable proyecto Cuba Digital, que sesiona en cada Feria Internacional del Libro del país; hoy, esta institución lidera el Programa Nacional de Desarrollo del libro digital en la Isla, una tarea ardua, ineludible y preciosa a la vez.

Yaremis Pérez Dueñas, es la joven directora de esta casa editorial; con ella conversó largamente el Portal Cubarte, luego de terminada la reciente edición de FILH Cuba 2022.

¿En qué fecha comienza Cubaliteraria su empeño en el universo del libro digital?

Cubaliteraria es una editorial que surge en el año 2000, básicamente para la promoción de la literatura cubana en formato digital y también la foránea, y de todas las novedades del Instituto Cubano del Libro (ICL), con la creación y actualización de un portal con este objetivo; años más tarde comenzamos a desarrollar diferentes productos como páginas web, multimedias, audiolibros en algunos momentos, luego los PDF interactivos, y un tiempo más tarde algunos ePub.

No es hasta el año 2017, que comenzamos a observar que en las ferias los lectores encontraban los productos en formato digital de manera muy dispersa, y decidimos unir todas estas propuestas en el Proyecto Cuba Digital.

Entonces en 2018 surge Cuba Digital para unir editoriales, empresas y otras entidades que apostaban por la literatura en digital; reunimos algunos expositores y creamos un programa teórico; fue algo muy primario pero sí, una manera de descubrir o redescubrir cuáles eran las instituciones que estaban llevando a cabo acciones para vincular la literatura con la tecnología.

Al año siguiente ampliamos el alcance del evento, comenzamos a incluir editoriales y proyectos de otras provincias algo que hemos hecho en las siguientes ediciones, hasta la cuarta que fue la desarrollada en abril en el Palacio Central de Computación de La Habana.

¿Cuánto ha avanzado en este tiempo el proyecto Cuba Digital?

Hemos avanzado muchísimo en estos cuatro años; comenzamos trabajando con solo dieciséis instituciones, ya en esta ocasión sumaron más de cuarenta; hemos involucrado a muchos ministerios, y esta vez participaron como expositores Citmatel, Cinesoft, la empresa canadiense Isoltec, la Universidad de Ciencias Informáticas (UCI), las editoriales Pueblo y Educación y Ciencias Médicas, esta por primera vez, y Eduniv- Socit.

Logramos sumar instituciones como la UNESCO, y otras que no trabajan directamente con el ICL; que otras entidades, ajenas al sistema del libro en Cuba, quieran participar, nos da mucha alegría.

Creo que, sobre todo, hemos avanzado en pensar un Cuba Digital más global, que realmente responda a los intereses de los que están haciendo literatura en digital y esto, a la par, nos impone un gran desafío en el camino, porque no podemos pensar que Cuba Digital exista solo durante la FIL, ni que es solo un tiempo para que las empresas expongan sus novedades editoriales en formato digital y se reúnan e intercambien experiencias, tenemos que pensar que Cuba Digital tiene que ser un espacio que propicie, que otros puedan pensarse este trabajo de mejor manera, para complementarse y ayudarse, sobre todo para poder brindar al público un producto de calidad, y eso nos falta; tenemos que lograr que este proyecto sea un proceso líder en cuanto a la promoción de la literatura cubana y universal en formato digital.

¿Podría precisar cuál fue el saldo final de la cuarta edición de Cuba Digital?

Creo que el saldo final de esta cuarta edición es la comprensión de que tenemos que incorporar más expositores al proyecto, aunque tenemos una cantidad grande de instituciones involucradas, pero sentimos que todavía faltan algunas por incorporarse para exponer y comercializar no solo libros sino todos sus productos digitales, pues incluimos las multimedias, los audiolibros, las aplicaciones.

Por otra parte han nacido alianzas, que ahora tenemos que conformar, lo cual es un proceso difícil, pues se entorpece poder enlazar, unir instituciones, aun cuando estas se dedican a la producción en digital; creo que en esta acción debemos enfocarnos con vistas a la quinta edición de nuestro evento, y para que las instituciones puedan entender la importancia de aunar esfuerzos y articular voluntades con un mismo propósito.

¿Cuáles fueron identificadas como las mejores experiencias?

Las mejores experiencias estuvieron en el contexto del programa teórico al que se sumaron muchas instituciones y nos dio mucha alegría acoger editoriales y entidades de otras provincias del país, pertenecientes al Sistema de Ediciones Territoriales, a la Uneac, a partir del interés y la insistencia de estas, lo cual ha sido muy significativo este año; debemos resaltar a las editoriales Cauce, y Loynaz de Pinar de Río; El Abra de la Isla de la Juventud; Unicornio de Artemisa, y Sanlope, de Las Tunas.

El programa teórico estuvo muy enfocado en los temas académicos que tributan a esta producción, no solo en descubrir el libro digital, sino en visibilizar las fortalezas, oportunidades y potencialidades del mismo, y hubo propuestas extraordinarias, como la de la Editorial Pueblo y Educación con el título Había una vez, lo cual hemos destacado como una de las mejores experiencias del evento y un producto muy interesante; la editorial ya realizó la primera parte en realidad aumentada y todo el que llegó hasta el stand que tuvieron en nuestra feria expositiva-comercial en el Palacio Central de Computación pudo interactuar con los populares personajes del volumen.

Cumplimos todas las acciones que concebimos para los ocho días en que sesionó Cuba Digital; contamos con conferencias, presentaciones e intercambios de alta calidad temática, comunicativa y profesional, y con mucho público, no solo en el espacio expositivo, sino también en los segmentos teóricos.

¿Qué editoriales cubanas van a la vanguardia de la producción del libro electrónico?

Las editoriales que van a la cabeza en este carrera son Nuevo Milenio, también Ediciones La luz, de Holguín, que desarrolla muchísimo los audiolibros y libros digitales igualmente, y CITMATEL, una empresa que posee un sello editorial y que sin ser parte del sistema de la Cultura, hace muchos años está haciendo esta labor.

Es difícil para las editoriales cubanas ahora mismo enfrentarse a esta faena, no solo porque no es lo que siempre han hecho, todas son casas editoras de libros en papel, salvo Cubaliteraria que nació con tal propósito, y muchas veces tratar de llevar esa literatura que tienen impresa a formato digital, es un poco complicado.

Cubaliteraria siempre concibe el libro en versión digital y eso facilita el camino; cuando se tiene la dualidad libro impreso-digital, es más difícil a la hora de pensarlo; lo que siempre recomendamos en estos casos es que las editoriales piensen el libro primero en digital por muchas razones: las ventajas que tiene para el lector encontrar un libro digital, que es más accesible, que puede llegar de inmediato, cuando esté en línea, a todas partes en el mundo, por lo que muchos lectores lo pueden obtener a la vez; no necesita almacenamiento, distribución, ni los procesos poligráficos tan engorrosos y porque al eliminarse todos estos pasos se hace menos costoso, y a la par favorece una manera de medir cuánto impacta el libro en el lector, cuánto el libro está gustando, y luego permite medir descargas, ventas, evaluar la necesidad de una edición impresa en el papel, teniendo en cuenta la demanda y también las opiniones de los internautas.

¿Cómo son ahora estos procesos en Cuba?

Nuestros procesos ahora mismo están al revés; nuestras editoriales hacen libros impresos que muchas veces llenan almacenes pues se demoran en venderse o no se venden, y es todo un trabajo que queda ahí, por lo que deberíamos cambiar la manera de pensar y el enfoque del proceso.

Hay otros libros que se agotan inmediatamente…. estamos obligados como sistema editorial cubano a pensar o repensar en qué formato vamos a darle el libro al lector, cómo va a llegarle más rápido y mejor, lo imprimimos en papel, hago una aplicación para móviles, un archivo PDF, un libro electrónico, tenemos que ver cómo sería mejor y más eficaz la producción, y esto es lo que vamos a tratar de enseñar poco a poco, aunque es difícil lograr un cambio de mentalidad, enseñar a modificar el flujo productivo al que se está acostumbrado y la manera en que se viene trabajando desde hace años, pero lo tenemos que hacer y lo haremos para que la producción de las editoriales pueda crecer, no solo en cantidad, sino en calidad.

¿Cuáles considera desde su experiencia que son las causas fundamentales de la baja producción de libros digitales en Cuba?

Las tres causas fundamentales son: la poca disponibilidad tecnológica, pues la mayoría del equipamiento tecnológico del sistema editorial cubano es obsoleto; la insuficiente preparación teórico-práctica de las personas que deben hacer los libros digitales en nuestras editoriales, y, muy importante, el arraigo a la mentalidad analógica, seguir viendo los procesos editoriales «como siempre lo hemos hecho», sin entender que ya esta no es la realidad de antes.

Nos gustaría que definiera la situación actual del libro electrónico en Cuba en comparación con otros países de Latinoamérica…

En este sentido podríamos decir que en este momento el libro digital está en construcción, porque hace dos años, cuando celebrábamos la FIL en 2020, era muy difícil poder sembrar este interés en las editoriales, en los autores, en los lectores.

Hoy, luego de dos años de pandemia, en medio de un proceso difícil de informatización de la sociedad cubana, hasta los adultos mayores manejan un móvil e incursionan en las redes sociales; ya podemos acceder a muchos servicios desde el teléfono celular como Transfermóvil, EnZona; por otra parte el acercamiento a la lectura a través del mundo digital ha cambiado, por eso es que digo que estamos en un proceso de conformación de esa mentalidad y esa realidad, y eso nos ayuda y nos da mucha esperanza, porque la resistencia que encontrábamos hace dos años ya se está rompiendo y abriendo a esta nueva manera de leer y hacer libros.

No es un proceso terminado, aún queda mucho por hacer; tenemos que trabajar para romper esquemas, para que tanto las editoriales como los autores y lectores puedan darse cuenta de todas las ventajas y oportunidades que brinda el universo digital, y además nos toca a nosotros ofrecer los mecanismos para hacer esto: capacitación, ayudar para que la parte tecnológica pueda ser un poco más viable, que sabemos lo difícil que es en nuestro país, pero es un proceso que ya camina y nos complace mucho sumarnos y aprovechar este despertar que ha tenido nuestro país para encaminar los pasos hacia nuestros fines.

La diferencia con respecto a otros países es que en muchos de estos tal proceso ya está avanzado, y hacer un libro digital en estos lugares es más fácil; es un proceso que está más consolidado, pero la importancia de la literatura digital radica en el valor de la literatura y eso es algo que tenemos que defender porque nuestra literatura es lo que nos marca, nos distingue; la riqueza, la variedad de la producción literaria cubana es lo que nos hace realmente auténticos.

Cuando vemos los procesos en otras latitudes, comprobamos que todo el mundo está construyendo en estos momentos; tuvimos un invitado especial en la FIL 2020, que fue el argentino Daniel Benchimol, director del proyecto 451, que lideró varios talleres de edición digital durante esa edición de la feria.

Este proyecto brinda asesoría a más de 150 editoriales y organizaciones en América Latina y España en materia de estrategia digital; ellos también están ahora mismo enfrascados en ofrecer cursos y otras acciones para mostrar todas las ventajas del formato digital.

Creo que este es un fenómeno mundial y, Cuba, por las peculiaridades que tiene, que no son las realidades de otros países, a veces las personas piensan que estamos muy atrasados, pero yo siento que estamos tratando de ir a la par, no desde el punto de vista tecnológico, sino desde las ganas de hacer y del deseo de asegurar un acompañamiento metodológico.

¿A qué atribuye la resistencia de algunos autores a publicar sus textos en el formato digital?

La resistencia de los autores a publicar en digital sus obras tiene mucho que ver con la idea que muchos poseen de que en este formato el libro pierde valor, pues piensan que al ser digital es muy fácil de plagiar, de copiar y distribuir de manera «pirata», por la web, por las redes, pero esto no es así, incluso ahora es muy factible escanear un libro impreso, digitalizarlo en otra parte del mundo y plagiar su contenido.

La causa mayor de la resistencia es esta, y tenemos que persuadir a los escritores de que el libro digital tiene características que lo legitiman, lo validan y que lo hacen un libro en toda su naturaleza.

Es por esto que cuando lanzamos el concurso Leer + Digital, solo aceptamos propuestas de libros que posean el ISBN para libro digital, que es diferente al ISBN de ese libro impreso, pues dicho ISBN es el que le da al libro su personalidad, su característica de producto único y no un plagio, ni una copia de un volumen impreso en papel.

Otra causa de la resistencia de algunos autores es que no ven, quizás, a dónde va su libro; en este sentido nos hemos encontrado, por ejemplo, algunas casas editoras que nos dicen que el pasado año cumplieron el plan de libros impresos y que también lo hicieron en digital, pero cuando les preguntamos dónde están los libros, resulta que están en una máquina guardados o en una plataforma de distribución, de venta…; pero lo importante es que, así como vendemos los libros impresos en las librerías y los llevamos a las bibliotecas para los que deseen consultarlos, también debemos de hacer para que los lectores tengan acceso al libro digital, porque no es solo producirlo, hay que facilitar esa literatura al destinatario que es el lector y tienen que llegar a él.

Además todavía es muy difícil para las casas editoras vender sus propios libros debido al bloqueo, nosotros no podemos vender como país nuestros libros en Amazon, porque no podemos acceder ni recibir el dinero resultante de las ventas, por lo que estamos trabajando en la creación de una plataforma propia, cubana, una tienda virtual que pueda comercializar los productos de nuestras editoriales.

Ahora mismo esa tienda la tiene Citmatel, www.superfacil.com, y también Ediciones Cubanas, y las editoriales tienen que vender a través de estas, pero es muy difícil vender los libros mediante terceros, no es económico y realmente el porciento que el escritor recibe por esa venta es muy bajo, aunque ya tenga su derecho de autor pagado.

Este es un mecanismo que tenemos que tratar de adaptar a nuestras circunstancias, porque los libros cubanos deben comercializarse hacia el exterior, para dar a conocer nuestra literatura en otras latitudes, para que nuestros escritores puedan sentir que su libro digital tiene un valor real y que llega a lectores de cualquier parte del mundo.


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