Mercy Rivadulla: «En mi pintura plasmo La Habana que sueño»


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                                                                                                                                        Mercy Rivadulla.

Nacimiento en el Parque Central. Óleo sobre lienzo; 80 x 60 cm.   

                                                                                                                                                                                                 

Mercy Rivadulla es una arquitecta que ama tanto La Habana que, como no puede verla como quisiera —restaurada, conservada, limpia y bonita—, la sueña y la pinta con extraordinario optimismo.

Hace 20 años que Mercy lleva La Habana a sus cuadros, representativos del arte naiff, llenos de colorido, de luz, de historia y de alegría, en una amorosa búsqueda de la imagen soñada de esta ciudad que la ha acompañado en todos los momentos trascendentales de su vida.

La artista parece que pagara una deuda, la deuda que cada habanero debería pagar, cada cual a su manera, a su modo, a su estilo, según su capacidad y habilidad: no todos podemos, como Mercy, pintarla.

En este momento en que se acerca el año de los 500s de La Habana, un hotel emblemático de la misma, el Inglaterra, ha organizado la exposición La Habana: Ciudad Maravilla, para celebrar la fecha con las pinturas de Rivadulla; la inauguración será el 13 de diciembre a las cuatro de la tarde.

Con la artista conversó el Blog Cubarte, para conocer los detalles de este homenaje.

 Una vez más en el Hotel Inglaterra y una vez más su tributo a La Habana…

Sí, así es. Hace 20 años, en 1998, realicé mi séptima exposición personal en el Hotel Inglaterra, con mis pinturas dedicadas siempre a La Habana; se tituló “Ciudad Soñada” y contó con la curaduría del reconocido crítico y periodista Toni Piñera.

Dos años después volví a exponer allí en La Sala El Louvre, de conjunto con la presentación del libro Villa Adelaida, novela del destacado escritor Gregorio Ortega, quien había seleccionado una obra mía para la ilustrar la cubierta del título.

De ahí quedaron buenos lazos de amistad con el Hotel Inglaterra y me han invitado a muchas de sus reconocidas presentaciones de las Cartas Menú, realizadas por otros colegas, acción habitual con que la instalación celebra cada aniversario de su fundación , que tuvo lugar el 23 de diciembre de 1875.

Al cumplirse los 124 años de la fundación del Hotel se hizo una ceremonia muy especial al efecto y allí obsequié un cuadro mío representando a mi estilo al hotel con la imagen de varias de las personalidades que otrora allí se hospedaron o que lo visitaron.

Esta obra: “Historia de ayer y hoy”, óleo sobre tela de 60 x 73 cm. Realizada en 1999, se encuentra actualmente colgada en la pared de la carpeta, a la izquierda de los ascensores de huéspedes en la planta baja del lobby.

¿Cómo surgió la idea de esta nueva exposición?

El otro día el programa de televisión Sitio del Arte, estuvo dedicado al Inglaterra y en la segunda parte explicaron toda su historia, los personajes que por allí pasaron; resaltaron su declaración como Monumento Nacional, en 1981, y muchos otros detalles, y para mi alegría se vio también mi pintura.

Día después de ver el programa pasé por el hotel y le comenté a algunos de sus directivos sobre el mismo y en esa ocasión me invitaron a realizar una nueva exposición y por supuesto acepté gustosamente.

Me motoricé y empecé a planificar la cantidad posible de obras a exhibir en esta tercera muestra; presenté el proyecto, analicé la factible distribución de las obras y escogí hacerla para diciembre del 2018, para festejar dos cosas: el aniversario 143 del Hotel y la llegada del Nuevo Año, el 2019, en que se cumple el 500 Aniversario de la Fundación de la Villa San Cristóbal de La Habana y así continuar mis regalos a La Habana, algo que realizo desde hace más de 20 años, porque mi obra es mi homenaje a esta ciudad donde siempre he vivido, donde estudié, me casé, tuve a mi hija y he trabajado siempre.

Esta ciudad mía, con diversidad de estilos arquitectónicos, con múltiples detalles que encontramos cada día; inmuebles que han logrado sobrevivir, que han sido rescatados y restaurados, en tanto otros peligran como consecuencia del deterioro y muchos ya han desaparecido.

Sin embargo en sus piezas, siempre La Habana está impecable y hermosa…

Porque en mi pintura plasmo La Habana que sueño, una ciudad restaurada, conservada y limpia, donde no existe la destrucción; creo espacios donde vibren sentimientos de esperanza, de unión entre todos los humanos para poder compartir así nuestra buena hospitalidad, clima tropical, variada arquitectura y cultura nacional, para no perder la identidad cubana.

La pieza La obra: La Habana – Ciudad Maravilla –Óleo/lienzo – 120.5 x 34 cm. –, es bien peculiar…

Sí, es como la pieza central de la muestra, es de este año; aparecen personajes y personalidades destacados que han visitado o no a Cuba, y que muchas veces vivieron en diferentes épocas, pero pienso que deben estar en mis pinturas y los pinto a mi forma y en lugares insospechados.

Entre las diferentes figuras que aparecen están de izquierda a derecha Barack Obama, al lado del monumento representativo que se hizo para declarar a La Habana como la Séptima Ciudad Maravilla; pescando la aguja en el Malecón está Ernest Hemingway; entre los que están dando la vuelta a la ceiba —tradición del 16 de noviembre— están Adán y Eva; aparecen varias generaciones; está el Caballero de París y… hasta un gato (risas).

En la puerta del Templete saluda una figura femenina simbolizando la Patria; en el cielo aparece José Martí con su novia —que pueden ser sus ideales patrióticos—; Charles Chaplin fotografía toda esto desde lo alto de la Terminal de Los Cruceros.

Se ven, un Crucero entrando a la Bahía de La Habana, almendrones —en uno pasea el actor y cantante mexicano Jorge Negrete con su guitarra—, «cocotaxis» y animales como el gallo, el caballo y las mariposas.

Y no podían faltar, por supuesto, el monumento del Cristo de La Habana, obra de la escultora Gilma Madera; el poblado de Casablanca y la Fortaleza de los Tres Reyes del Morro con su Faro, uno de los símbolos más mundialmente conocidos de La Habana.

Una vez más esta arquitecta pintora, incansable trabajadora y buscadora de la belleza, le canta a La Habana, este lugar por el que tanto lloramos sus hijos: con añoranza, con tristeza, pero siempre por amor.

Pongamos en manos del reconocido intelectual cubano Virgilio López Lemus, la recomendación al lector de esta entrevista de la obra de Mercy Rivadulla:

«Había una vez, y dos veces y hasta tres, una mujer que se paseaba por su ciudad. En la primera ocasión veía. En la segunda, tomaba unos apuntes fabulosos de la realidad y en la tercera, pintaba. Cuando terminaba de pintar, ya la ciudad no era la misma, se hacía utópica o más bien una urbe de sueños poblada por personas que la artista misma elegía, llena de caballos, carruajes, automóviles, animalitos diversos, estrellas y hasta ovnis, relucientes de azules, rojos y blancos, prisma de luz tropical. Porque la ciudad de Mercy Rivadulla es policromada, habitada en tierra, mar y aire, llena de ventanales y figuras entre real-maravillosas y mágicas».


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