Pedro Luis Cuéllar


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La doctrina.

Una atractiva forma de asumir o representar el autoanálisis. Circunstancias en donde la filosofía de vida va más allá de épocas, juicios o aciertos, en tanto un abordaje de manera consciente y reflexiva, registra los conflictos que se abren paso en la obra escultórica del joven Pedro Cuéllar.

Piezas; cual desafío de un ser lozano; desencadenan  las inquietudes de un hacer perspicaz, con una carga de acción, en donde mensajes directos   asoman al contraste de  una visualidad agradable y animada.

Romper así los límites entre ficción y realidad, es lo que requiere para exponer como uno de sus tópicos, objetos que devienen  en elementos circunstanciales y dan ánimo al someter a la inseguridad, las farsas convertidas en verdades absolutas por la reiteración, y la banalización del deber social y existencial. Todo ello lo enfrenta, mediante historias que cuentan de forma clara y entretenida, situaciones hiladas a través del absurdo.

Una postura crítica direccionada a la sociedad, pues pretende analizar el contexto actual desde la perspectiva interpretativa personal, avizorando cualidades de su formación como individuo civil y de un arte que acompaña dicha civilidad, en tanto trasgrede, propicia el hechizo, enfrenta y reconcilia. Luego su verdadera intención esta en plasmar los ardides de la vivencialidad, escenario ideal de sus creaciones y lugar en el que surgen múltiples posibilidades.

Usando como método de expresión la escultura en metal o el acero, el material es la vía, pero también el medio para hacer reflexiones, teniendo en cuenta los múltiples caracteres del mismo: susceptible a la corrosión, maleables sin son sometidos al fuego, y rígido en estado natural.

Pedro realiza obras que se destacan por el nivel de interpretación en que están sumergidos los personajes. Una secuencia de formas, manifiestan el universo colmado de cuerpos  u objetos, que son eliminados de la petrificación, fijándose  al perpetuo movimiento. Seres que quedan atrapados en el instante de la persistencia y que se activan en un esfuerzo por establecer la instalación. Entonces, aparecen figuras humanas en grupos o individuales, que exigen el poder de la mirada crítica desde lo descriptivo, y sobrepasan el acontecer anecdótico, pues vale la indagación sobre cada una de sus historias.

Escenas devenidas en acción y alternativa discursiva sobre la identidad de la existencia, advierten en subjetiva ironía, al juzgar y representar las cuerpos sin identidades. Puesto que, potencializan  la capacidad del sujeto y la obsesión por vislumbrar y reflexionar sobre la validez de la vida, para no convertirse en presa de nuestras actitudes, humor y tensiones emotivas.  Y es ese desenfado al hacer, de no dejarse dominar por un pensar simple, lo que lo hace escoger el análisis en pos de desoldar todo aquello que interpreta y plasma en sus piezas; una búsqueda por la  embriagues y sensibilidad con lo que dice.

Cuellar consigue una conexión entre la expresión artística que quiere alcanzar y las muchas aristas de las soluciones estéticas, teniendo en cuenta que su obra es una respuesta al contexto social cubano. Dada a imbricar comportamientos humanos, un regazo donde los juicios visuales, son vistos como filosofía de la representación que se interesa por establecer lazos entre el arte y el mundo, o entre la obra y su referencia.

Con el objetivo de perfilar los contornos de un universo lleno de tormentas, intenta otorgarle nuevos sentidos a este, cual reflejo de lo aparentar. Motivo para que el artista cuestione, desde los tensores de la auto-referencialidad, la idea de lo anónimo. Entonces, sobreviven signos que dan rienda suelta a las ansias y establecen un cerco a la voluntad, el esfuerzo y la realización.

La siesta.

Cada personaje dialoga con la vida, pasando por el filtro de lo que fuera una suerte de tránsito a otra realidad. Contextos que escapan de lugares comunes, y dan abrigo a lo que es seguro pero todo se torna en ilusión, un espejismo que de circunstancias y espacios de tiempo. Recuerdos que bajo los códigos de lo que pudiera ser transitivo a nivel de las emociones, dan cauce a hechos que penetran en la mente de quienes perciben la multiplicidad de los pasajes y que hayan la solución, mediante la intervención de objetos que se complementan con el cuerpo humano, iluminando el diseño compositivo.  

Estamos ante obras altamente enigmáticas, muestra de la confrontación de pensamientos que se consagran, donde lo esencial reside en el mensaje, y en el sentido morfológico de la creación.

Personajes que amplían considerablemente la visión de lo que se tiene ante sí, de modo que reconocer  los componentes y la historia de los mismos, desde la simple y a veces reveladora observación empírica, relata la belleza a traves de la modelación, expresión corporal y espacial que trasmite  la fuerza expresiva del accionar.


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