Viviendo el Jazz Plaza 2022 - Tercer día


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Dayramir González.

La intermitente lluvia de la tarde de este jueves 20 de enero de 2022, amenazaba con interferir mis planes de disfrutar de la tercera jornada de la 37 edición del festival Jazz Plaza. Poco antes de comenzar a vestirme escampó definitivamente, y el sol hizo sus traviesos guiños.

Como en días anteriores, un gran conflicto de intereses indefinía mis primeros pasos. Sin embargo, esta vez me llevaron hacia la Sala Tito Junco, del complejo cultural Bertolt Brecht.

La primera propuesta de la tarde había generado interés. El auditorio colmado de público, esperaba la presentación del pianista y compositor cubano Dayramir González; radicado en Estado Unidos, desde hace algunos años.

Dayramir comenzó a hacerse visible en Cuba desde bien joven, gracias a su trabajo con el legendario Oscar Valdés; quien anteriormente fuera cantante y percusionista de la banda Irakere. Algún tiempo después, en los años 2004 y 2005, Dayramir obtuvo lauros en el concurso para jóvenes jazzistas (JoJazz); lo cual le abrió las puertas de la industria discográfica cubana, como líder de su proyecto Habana en Trance.

Años más tarde, obtendría una beca en Berklee College of Music en Boston, Massachusetts, Estados Unidos, y terminaría radicándose en el norteño país, para desde allí, continuar desarrollando su carrera.

Regresó una vez más a su tierra natal y al Jazz Plaza, mostrando su crecimiento creativo, a partir de la música incluida en su disco The grand concourse, del año 2018.

Para la ocasión convocó al estadounidense Murphy Aucamp en la batería, y a los cubanos Edgar Martínez y Samuel Burgos; en la percusión y el bajo eléctrico, respectivamente.

Murphy Aucamp.

Samuel Burgos.

Edgar Martínez.

Poco después de las seis de la tarde irrumpió la música, con los temas Moving forward y Smiling, ambos compuestos por Dayramir e incluidos en ese disco. En esas piezas, cada uno de los instrumentistas derrochó talento con sus interpretaciones solistas.

Dayramir González, Samuel Burgos, Murphy Aucamp y Edgar Martínez.

Dayramir González, Samuel Burgos, Murphy Aucamp y Edgar Martínez.

Para cambiar el sonido, en lo que él considera un homenaje a Ernesto Lecuona, invitó a escena a la flautista Legna Verdecia, para interpretar la obra Sencillez; la cual en el disco comparte, con el también cubano Oriente López.

Legna Verdecia.

El próximo invitado fue el trompetista Diango Raúl Vives; para mostrar un arreglo muy personal de Dayramir, de la conocida pieza El manisero (creada en 1928 por el compositor, pianista y director de orquesta cubano, Moisés Simons).

Diango Raúl Vives.

Buscando fusionar líneas musicales entre Nueva York y La Habana, Dayramir compuso Linear patterns in Havana; pieza que en el disco ejecuta con su compatriota, el baterista Raúl Pineda. Para esta ocasión, convocó al estadounidense David León (en el saxofón) y al cubano Bárbaro Crespo “Machito” (integrante de Osaín del Monte), para trabajar con Edgar Martínez en la percusión.

Barbaro Crespo “Machito” y David León.

Diango Raúl Vives, David León y Legna Verdecia.

Posteriormente, en la obra Iyesa con miel (que en su disco interpreta junto al percusionista Pedrito Martínez y al saxofonista Yosvany Terry), mantuvo en escena a David León; mientras que la artista cubana Brenda Navarrete, asumía la voz y los tambores batá.

Brenda Navarrete.

Para el cierre, Dayramir reservó el tema Situaciones en 12/8, y volvió a convocar a sus anteriores invitados; uniendo en escena, a todos los que esa tarde compartieron su música.

Dayramir con sus músicos acompañantes e invitados.

Luego de los esperados y merecidos aplausos, los músicos abandonaron la escena, dando paso a la agrupación estadounidense The Common 'Taters, quienes arribaron desde Tallahassee, Florida, Estados Unidos.

Esta formación, liderada por el guitarrista, cantante y compositor Michael Lewis, regresaba al Jazz Plaza, luego de su participación en la edición del año 2019.

Aunque esta vez solo llegó al festival, la banda que soporta el proyecto (The ‘Taters), es interesante destacar, que cuando incluyen artistas invitados, se presentan como The Common 'Taters and the Turn-Ups. Su espectro musical es muy variado, y mezcla composiciones propias y versiones, agregando algunos matices jazzeados a la habitual música norteamericana “de raíz” que conciben.


The Common 'Taters.

Para la ocasión incluyeron varias versiones de piezas como Flying to the moon (conocido estándar de 1954, firmado por el estadounidense Bart Howar; que fuera un gran éxito de Frank Sinatra), Falling Apart (un éxito de la actriz y cantante británica Martine McCutcheon en 1989) y High Time (creado por los norteamericanos Seth Walker y Gary Nicholson para el disco del año 2019 publicado por Whitey Johnson (un alter ego del propio Nicholsson).

The Common 'Taters.

Llegando a las postrimerías del espectáculo, escogieron Why Don't You Do Right (obra de 1936, firmada por los estadounidenses "Kansas Joe" McCoy y Herb Morand, que fuera gran éxito  en voz de la cantante norteamericana conocida como Peggy Lee junto a Benny Goodman. Para concluir interpretaron St James Infirmary Blues (de la sutoria de Joe Primrose, bien conocida en interpretación de Louis Arsmtrong).

The Common 'Taters.

Justo entonces, se retiraron complacidos los visitantes, y quedaba todo listo en escena para presencial el estreno mundial (en vivo) del trabajo del guitarrista y compositor cubano Dayron Ortiz junto a su banda.

Dayron Ortiz.

El sonido de este músico ha resultado muy atractivo en proyectos relacionados con la canción de autor, encontrándose trabajos habituales junto a Haydee Milanés e Ivette Cepeda; así como en proyectos y grabaciones de diversos artistas.

Lo redescubrí hace un tiempo (con otra mirada), trabajando junto al violinista William Roblejo. Recientemente obtuve una agradable sorpresa, al conocer sus aptitudes como compositor y líder de su proyecto, a partir de algunos videoclips que ha estado difundiendo en las redes sociales.

Ese trabajo fusiona con acierto, las líneas melódicas del rock, el jazz y el blues, tomando como centro, la guitarra eléctrica de Dayron Ortiz. El cuarteto lo completan el bajista Osniel Regal Sandoval “El Moro”, la violinista Gabriela Díaz y el percusionista Armando Osuna “Mandy”.


Osniel Regal “el Moro”.


Dayron Ortiz.


Gabriela Díaz.

Armando Osuna “Mandy”.

El tema A la Macheteeeeé fue su carta de presentación del proyecto, donde cada uno de los músicos tuvo espacio para la improvisación en solitario. Igual suerte corrieron las obras Piropi y A Mamina.

En ese instante, Dayron Ortiz cambió de guitarra, para ejecutar Reforma 222 en formato de trio junto a Osuna y Regal. Por la fuerza y calidad de la interpretación podría incluirse; en lo que habitualmente se referencia en publicaciones especializadas, como un “power trio”.

La obra 8:00 AM, puso punto final a la presentación, devolviendo el proyecto a su formato original de cuarteto; mientras Dayron Ortiz recuperaba la guitarra con que empezara el concierto.

Dayron Ortiz y Gabriela Díaz.


Dayron Ortiz y Osniel Regal.


Dayron Ortiz.


Dayron Ortiz, Osniel Regal y Gabriela Díaz.


Dayron Ortiz, Osniel Regal, Gabriela Díaz y Armando Osuna.

Aplausos y positivos comentarios de algunos músicos allí presentes, con seguridad darán nuevas energías a un proyecto que ha escogido este Jazz Plaza 2022 para su debut. Igualmente, se preparan para presentar su ópera prima el mes próximo; bajo el título Ser.

Tras la última nota, el reloj indicaba que disponía solo de 15 escasos minutos para llegar a la Sala Avellaneda del Teatro Nacional de Cuba; a fin de disfrutar de la sesión nocturna.

Aun sin resuello, entré al teatro; poco antes de que se presentara formalmente a la principal atracción de la noche (al menos para mí).

A pesar de no haber acaparado grandes titulares, el argentino Javier Malosetti, es uno de los artistas invitados relevantes en la presente edición del Jazz Plaza. Más de una decena de discos avalan su creación, Su talento lo confirma su permanencia durante varios años junto al ícono argentino Luis Alberto Spinetta, así como trabajos con su coterráneo Lito Vitale, el uruguayo Rubén Rada o los estadounidenses Larry Coryell, Jim Hall y Herb Ellis.

Javier Malosetti y La colonia.

Salió a escena Malosetti, enfundado en su bajo eléctrico, desde el que comenzó a empastar notas. Un par de minutos más tarde, se unieron a él sus compañeros de travesía, para realizar una interpretación a 4 voces, suspendidas por encima del bajo.


Javier Malosetti.


Javier Malosetti.

Sebastián Lansko, Julián Gancberg, Tomás “Tomy” Luján y Javier Malosetti.

A partir de ese momento, comenzó a mostrar la valía de su banda “La colonia” integrada por el baterista Tomás “Tomy” Luján, el guitarrista Sebastián Lansko y el tecladista Julián Gancberg.

 

Sebastián Lansko, Tomás “Tomy” Luján y Javier Malosetti.

Tomás “Tomy” Luján.

Julián Gancberg y Sebastián Lansko.

El primer tema fue Ginger Tea (pieza habitual en su repertorio, que aparece en el disco Electrohope, del año 2008). Aprovechando el clima creado, interpretaron Oxidadito y posteriormente Big Ale (incluida en el disco Malossetti y La colonia, grabado en el año 2020; aunque con otros músicos). Este último fonograma fue galardonado como Mejor álbum de Jazz, en los Premios Gardel 2021; principal instancia de reconocimiento de la industria fonográfica argentina.

Como quiera que el artista sudamericano deseaba mostrar un poco más del disco antes mencionado, invitó a su compatriota, el quenista Rodrigo Sosa para hacer una vibrante versión del tema Cleanie. Al retirarse el invitado, regalaron Ostura Furita, también de ese fonograma.


Rodrigo Sosa.


Rodrigo Sosa y Javier Malosetti.

Cuando terminó la interpretación, quedó solo en escena el anfitrión de la velada, para ejecutar una interesante secuencia de tres temas, cantados por él, apoyándose únicamente con el bajo. La primera fue No navegaré nunca más (adaptación al idioma español, de I will go sailing no more, compuesta por el estadounidense Randy Newman, para la película Toy Story (de 1985). Continuó con Lascia ch'io pianga, obra creada en 1705, por el germano-británico George Frideric Handel.

Javier Malosetti.

El último tema interpretado en esa modalidad; fue That Old Feeling; firmada por los estadounidenses Sammy Fain y Lew Brown, en 1937. La misma, ampliamente versionada desde su creación, fue incluida por Malosetti en su disco Electrohope (aunque en esa ocasión, la grabó con arreglo para su banda).

Para subir la temperatura de la sala con el tema Haz G Envés (del disco Envés del año 2012), requirió la presencia de sus compañeros en el escenario. Con ellos a bordo, regaló una excelente ejecución de KDS, el último tema de la noche; también del disco Malosetti y La colonia.



Julián Gancberg, Sebastián Lansko, Tomás “Tomy” Luján y Javier Malosetti.

Luego de agradecer la ovación tributada por el auditorio, abrieron el espacio para la presentación de Alain Pérez junto a su orquesta; muy esperada por la mayoría de los asistentes.


Alain Pérez y su orquesta.

Lamentablemente, algunos problemas técnicos de relevancia con el sonido del teatro, me impidieron intentar disfrutar de la propuesta; definida completamente dentro de la música popular bailable.

Parecía que se podía salvar la noche, con la excelente interpretación solista de Alain Pérez en la voz y bajo, de Amor de bolero (obra original suya y de su padre, Gradelio Pérez, que aparece en su disco Apetecible (del año 2008).


Alain Pérez.

Al concluir dicha interpretación, retornó la orquesta. Sin embargo, al comprobar que la situación con el sonido de la sala no tendría remedio; decidí irme a casa. Curiosamente, muchos allí bailaban eufóricos al compás de algo que yo era incapaz de escuchar y entender.

Por fortuna, la tranquilidad de la noche habanera, mientras iba rumbo a casa, trajo como por arte de magia, el torrente de jazz que me había acompañado a lo largo del día. Solo así, logre dormir plácidamente, únicamente deseando que pasaran con prontitud las horas, para volver a caminar sobre las notas musicales del Jazz Plaza 2022.

 


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