En la Casa de las Américas durante el Premio de 1967.
Idea –Idea Vilariño– cumple cien años. Su padre, anarquista y poeta, y su madre, voraz lectora de novelas, decidieron que ninguno de sus cinco hijos tendría nombres que aparecieran en el santoral. El de Idea no fue el más sorprendente; sus hermanos se llamaron Alma, Azul, Poema y Numen.
Integrante de la llamada Generación del 45 (que es el año, por cierto, en que ella publicó –firmado solo con su nombre de pila– su primer libro: La suplicante), Idea fue también una de las fundadoras de revistas literarias como Clinamen y Número, que marcaron pautas dentro del medio literario uruguayo y nuclearon a algunas de las figuras más notables entre la joven intelectualidad del país.
Además de la poesía, por la que fundamentalmente se le conoce, Idea ejerció con no menos solvencia el ensayo y la crítica literaria, compuso canciones popularizadas por Daniel Viglietti y Alfredo Zitarrosa, y tradujo versiones del teatro de Shakespeare que fueron llevadas a las tablas.
En 1967 viajó por primera vez a Cuba, como miembro del jurado del Premio Literario Casa de las Américas, experiencia que repitió en 1994. Cinco años antes la Casa había publicado una selección de su poesía, realizada por Mario Benedetti, con el título de Nocturnos del pobre amor. En 2005 la propia Casa –que en aquel 1994 le había otorgado la medalla Haydee Santamaría– le concedió el Premio de poesía José Lezama Lima a otra recopilación de su poesía: En lo más implacable de la noche, donde se reúnen sus temas recurrentes: “el amor, el compromiso político, la extrañeza ante la propia existencia y ante lo absurdo del mundo, la muerte y la soledad”.
En un ensayo titulado “La poesía nocturna de Idea Vilariño”, aparecido en el número 217 (1999) de Casa de las Américas, Rosario Peyroú resume con agudeza toda una trayectoria: “Ha dicho que escribe para ella, o para nadie. Sin embargo, sus poemas alcanzaron un grado de difusión y de popularidad inédito en el Río de la Plata. Graffitis, afiches, canciones interpretadas por las voces mayores de la música popular, dan testimonio del poder de comunicación de una poesía que, sin embargo, nunca condescendió a facilismos. Por el contrario, la obra poética de esta mujer menuda y silenciosa se caracterizó a lo largo de los libros y los años por constituirse en una experiencia moral y estética de empecinado rigor”.
Al morir Idea, el 28 de abril de 2009, Silvina Friera dijo en Página/12, de esta mujer que rechazó tantos premios y reconocimientos, que “también rechazaría, claro está, los elogios fúnebres”. La mínima selección de su poesía que ofrecemos a continuación –homenaje que elude, como es natural, el elogio fúnebre– es una muestra de su presencia en las páginas de Casa de las Américas, y en el recuerdo de tantos de sus lectores.
**********
Dedicado a la Nueva literatura uruguaya, el número 39 (1966) de la revista logró reunir a Mario Benedetti, Carlos Martínez Moreno, Mauricio Rosencof, Ida Vitale y José Pedro Díaz, entre muchos otros. Allí aparecen cuatro poemas de Idea Vilariño:
Por qué Por qué aún de nuevo vuelve el viejo dolor me rompe el pecho me parte en dos me cubre de amargura. Por qué hoy todavía. Playa Girón Siempre habrá alguna bota sobre el sueño efímero del hombre una bota de fuerza y de codicia pronta a golpear dispuesta a ensangrentarse cada vez que los hombres se incorporan cada vez que reclaman lo que es suyo o que buscan ser hombres solamente cada vez que la hora de la verdad la hora de la justicia suenan la bota pega rompe ensucia aplasta deshace la esperanza la ilusión de simple dicha humana para todos porque tiene otros fines como Dios como dicen los curas que su Dios tiene otros altos fines misteriosos otros planes en que entran Hiroshima España Argelia Hungría y todo el resto en que entran la injusticia la opresión la mugre el hambre el frío el miedo la explotación la muerte todo el horror todo el dolor del hombre. Siempre habrá alguna bota va cambiando de pies según el oro según la fuerza y el poder se mudan pero siempre habrá alguna a veces más de una y el hombre es una bestia acorralada. Pobre mundo Lo van a deshacer va a volar en pedazos al fin reventará como una pompa o estallará glorioso como una santabárbara o más sencillamente será borrado como si una esponja mojada borrara su lugar en el espacio. Tal vez no lo consigan tal vez van a limpiarlo se le caerá la vida como una cabellera y quedará rodando como una esfera pura estéril y mortal. O menos bellamente andará por los cielos pudriéndose despacio como una llaga entera como un muerto. Nocturno Me voy a morir me voy a morir devoro la sombra los lampos el último filo de oro el último rosa con amor sabiendo mirándolos con el desapego del que está de paso sabiendo viviendo la muerte que pronto me quitará ojos para verlo olfato para respirarlo me quitará a mí a mí de mi sitio. Por eso lo miro poniendo los ojos la piel el amor la horrible tristeza y ese desapego porque estoy de paso.
**********
Uno de los números más memorables de Casa de las Américas es el 42, de 1967. Estuvo dedicado al Encuentro con Rubén Darío, que se celebró en enero de aquel año con motivo del centenario del “abuelo Rubén”. En la sección de poemas aparece nuevamente Idea junto a varias decenas de poetas entre los que se encuentran, además de algunos ya mencionados, Nicolás Guillén, José Lezama Lima, Blas de Otero, Gonzalo Rojas, Cesar Fernández Moreno, Eliseo Diego, Thiago de Melo, Carlos Germán Belli, Francisco Urondo, Roque Dalton,José Emilio Pacheco, César Calvo y Nancy Morejón.
A un Poeta Pobre Rubén creíste en todas esas cosas gloria sexo poesía a veces en América y después te moriste y ahí estás muerto muerto. Pobre, pobre Rubén te rodeaste de mitos de cisnes de Parises y de Grecias de cargos y de deudas de amigos sinvergüenzas. Te engañaron te hicieron el cuento te robaron te robaron Rubén -mira que fuiste tonto o bien no te pagaban aunque a veces tú mismo derrochaste tus pesos con la embriaguez de un niño. Y escribiste bobadas por encargo por juego y hasta por compromiso. Mira que fuiste tonto casarte con Rosario andar con presidentes alternar con snobs caer con cualquier pícaro. No puedo respetarte y ni siquiera ver de dónde te brotaban tus versos tus palabras tu tremendo lirismo tu canto tu increíble belleza tu poesía. No sé Rubén no sé no sé pero brotaba -ritmo canción tormenta río apacible sangre dulce oscura que mana. No sé. Acaso del pobre corazón arrancado o del pobre cerebro que después disputaron a punta de revólver. No sé no sé Rubén no sé pero qué hermosa a veces tu poesía qué danzable qué lírica a veces tu poesía qué grande qué valiente o qué honda qué humana a veces tu poesía. Vaya a saber. Tal vez tú mismo no supieras.
**********
Particularmente sobrecogedor fue el número 46 (1968) de Casa de las Américas, dedicado al Che Guevara. Precedido por una carta de Haydée Santamaría dirigida al hermano recién asesinado en Bolivia, la entrega incluía también mensajes, evocaciones y textos de creación de Alejo Carpentier, Julio Cortázar, Italo Calvino, Luis Cardoza y Aragón, Ángel Rama, Raúl Roa, Rodolfo Walsh, Luigi Nono, René Depestre, Leopoldo Marechal, Enrique Lihn, David Viñas, Juan Gelman y Amanda Berenguer. Esa entrega incluyó, además, estos estremecedores versos de Idea:
Poema Digo que no murió yo no lo creo –no lo dejaron ver por el hermano– y tantas otras cosas y además cómo morirse el Che cuando quedaba tanta tarea por hacer cuando tenía que recorrer la América Latina hermoso como un rayo incendiándola como un rayo de amor destruyendo y creando destruyendo y creando como en Cuba, Qué iba a morirse el Che qué va a morirse. Pero esa foto atroz aquella bota cómo partía el alma aquella bota la sucia bota y norteamericana señalando la herida con desprecio. No hay que creerlo. Hubo tantas contradicciones –no lo dejaron ver por el hermano– y lo dieron por muerto tantas veces, Qué iba a morir el Che Él nada menos se iba a dejar cercar en ese valle iba a salir a un claro iba a quedarse a estarse allí a dejar que le rompa las piernas la metralla. Yo no voy a creerlo aunque lo llore Cuba aunque haga duelo toda Latinoamérica. No hay que creerlo. Un día un buen día dirán está en Brasil o se alzará en Colombia o Venezuela a ayudar a ayudarnos y ese día una ola de amor americano moverá el continente alzará al Che de América No creo que murió no puedo creerlo y no voy a creerlo aunque lo afirme el mismo Fidel Castro. Pero amigos hermanos no olvidarse no olvidar nunca el rostro despreciado el corazón más sucio que esa bota ni la mano vendida acordarse del rostro de la mano acordarse del nombre acordarse de ahora para siempre hasta que llegue el día y cuando llegue cuando suene la hora acordarse del nombre y de la cara de ese Teniente Prado.
**********
En la Casa de las Américas durante el Premio de 1994.
Varios años después, en 1973, Idea entregó a la revista un desconcertante y hermoso poema que apareció en el número 78, con el que cerramos este mínimo homenaje a la poeta centenaria, a la de siempre:
¿No? No hay por qué odiar los tangos ni el mar ni las hormigas no hay por qué abominar de la sonrisa del sol de los mandados de los torpes cuidados de la gente no hay por qué estar asqueado de los libros de los informativos de la radio de las concentraciones. O hay por qué. Hay por qué. Hay. Si habrá. Puta si habrá. Pero no hay que. Supongo.
Deje un comentario