Pinturas, instalaciones y esculturas se expondrán del 16 al 21 de marzo, en el asentamiento Hoyo de Padilla del municipio Cumanayagua en Cienfuegos, con motivo de la décimo tercera Bienal de las Artes en la Montaña.  Artistas visuales de la UNEAC, la Asociación Hermanos Saíz, la Asociación de Artesanos Artistas, estudiantes de las escuelas de arte, así como creadores de diferentes partes de país protagonizarán las acciones culturales que se desarrollarán.

Transitando por los parajes de la serranía en busca de la interacción con los pobladores y de las huellas de cada comunidad, obras que reflejan el paisaje son mostradas en diálogo educativo para el desarrollo de habilidades con los niños y jóvenes. Lo que permite el acercamiento del arte a las nuevas generaciones, premisa fundamental para esta edición que anuncia encuentros competitivos de pintura y premiaciones a los mejores trabajos elaborados por los aficionados.

La imaginería de los artistas expondrá obras con elementos paisajísticos de la naturaleza local. Temáticas como la belleza de los campos, la relación inclusiva entre el medio ambiente y el hombre, donde montañas, valles, árboles, ríos y bosques queden reflejados, es el resultado de experiencias conmovedoras, que nos vuelve sobre el terruño, uno de los tópicos más genuinos que tenemos.

Cual dinámica que oxigena y en la que convergen el imaginario de muchos, como uno de los signos esenciales que ha caracterizado la pintura cubana en la que se enriquecen los caudales expresivos y se realizan filiaciones simbólicas, esta bienal tomará una visión amplia con los elementos dispuestos de temas rurales sociales; se abordarán desde una dimensión pictórico-paisajística, en constatación del apego de los artistas por esta modalidad expresiva.  Piezas que serán donadas algunas a la comunidad, otras formarán parte del fondo museable.

 “Por amor a la vida”, llevará el arte a las zonas intrincadas de Cumanayagua y se emplazarán en las lomas obras como muestra de que es posible hacer que los pobladores se inspiren y tomen el arte como parte de sus vidas. Una bienal que ha decidido impactar con la variedad de miradas desde plurales dimensiones sensoriales y filosóficas, donde la vida rural y el paisaje ganen una nueva supremacía, que empuje aún más los límites de la pintura de paisaje, tanto en la experiencia táctil como visual. En muestra de colores y luminosidad, y dentro de esta tesitura se deja testimonio pictórico en las formas de abordar sentimientos y realidades como deleite de la contemplación estética del arte.

Con esas motivaciones, lo natural o selvático y los ambientes campestres dejan huellas en lo contemporáneo. Donde las siluetas de personajes en medio de la inmensidad de la selva, llaman la atención sobre los fenómenos atmosféricos, el cambio climático y la importancia que tiene volver la vista y las acciones sobre lo más noble de nuestro planeta. Se alza así la bienal de arte en las montañas, por la  razón de que nos convertamos en seres que disfrutan de la vegetación, del cielo con nubes, el agua y el entorno apacible que brindan aquellos parajes de ensueño y no, en destructores de nuestro hábitat.