A propósito de sus intelectuales


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Cualquier mirada hacia el acontecer del primer Partido Comunista de Cuba, nos conduce, inevitablemente, hacia la participación destacada de los intelectuales y artistas en sus filas, desde el momento mismo de su fundación, hace 90 años.

Entre los muchísimos nombres que enriquecen la labor de aquel Partido, se destaca Manuel Navarro Luna, quien nacido en Matanzas el 29 de agosto de 1894, devino manzanillero desde niño, por radicación de su madre en esa ciudad. (1)

Puede afirmarse que la vocación poética y la inquietud política nacieron en Navarro desde muy temprana edad. Obligado a buscar el sustento, simultaneó sus necesidades espirituales con el trabajo en los más disímiles oficios, entre ellos los de barbero y de procurador público. También estudió música y fue uno de los fundadores de la Banda Infantil de Música de Manzanillo. Más tarde ingresó en la Banda Municipal de la ciudad.

Pero el trabajo que le procuraba el sustento y su laboreo literario y cultural en su sentido más amplio, lo acercaron a la realidad del país y en especial de su terruño, aceptando la influencia temprana del socialista Agustín Martín Veloz, Martinillo. (2)

De esa suerte, en el acto organizado por él 1915, para conmemorar el 1º de Mayo, el joven poeta leyó su soneto Socialismo, que reflejaba la realidad del país y su sensibilidad revolucionaria: “Vano es luchar: la podredumbre suma/todo lo invade y lo corrompe todo/……./El que lucha se queda en un recodo/del camino, tendido entre la bruma/Mientras la humanidad no se renueve/mientras el hombre por demás aleve/el hombre tema como a un negro abismo/no alzará su bandera victoriosa/su bermeja bandera esplendorosa/el supremo Ideal del Socialismo.” (3)

De ahí en adelante su obra se inspiraría en los acontecimientos de la vida política del país y en especial de Manzanillo.

Ya en 1919 escribió Ritmos dolientes, y en 1920 Corazón adentro. Tuvo sus primeras publicaciones en las revistas manzanilleras Penachos y Orto; fue director de La Defensa y de La Montaña; fundó la Biblioteca Pública «José Martí»; la filial manzanillera de la Asociación de la Prensa y fue un baluarte del Grupo Literario de Manzanillo, desde su fundación en 1921. (4)

Como afirmara en una oportunidad María Villar  Buceta al describir el accionar de los intelectuales cubanos a partir de la década del 20: el impulso poético de la primera juventud unió a un grupo de jóvenes en quienes la inspiración lírica cada vez se fundía más con la inclinación contestataria a la realidad política que los envolvía, muy influidos por el ideario de Rubén Martínez Villena, nacido de una inteligencia y un sentido del patriotismo y la dignidad que se desbordaba en la intención transformadora para la nación. En ese grupo se destacaron, afirma María, entre otros, José Z. Tallet, Regino Pedroso, el propio Juan Marinello, Enrique Serpa, Andrés Núñez Olano, Manuel Navarro Luna, Félix Lizaso, José Manuel Poveda y Rafael Estenger, quienes pasaron de la mística y el romanticismo propio del mundo interior del poeta a la lucha social, con distintos niveles de comprometimiento, compulsados por la problemática sociopolítica.

Navarro Luna ingresó al Partido Comunista de Cuba en 1930, y por orientación de éste, se vinculó a la Sección Cubana de Defensa Obrera Internacional (5) desde su creación, en marzo de ese mismo año.  Simultáneamente atendió el trabajo ideológico del Partido en la localidad, captó nuevos militantes, imprimió importantes materiales de propaganda, asumió otras misiones y responsabilidades e incitaba a la rebeldía con la ironía de sus crónicas.

Asiduo a numerosos actos públicos patrióticos antimperialistas, su palabra precisa y comprensible contribuyó al conocimiento y al reconocimiento, por los sectores populares que le escuchaban y seguían, de la importancia y carácter de la lucha. Su vibrante oratoria se destacó especialmente en el mitin organizado el 30 de septiembre de 1930, para condenar la muerte de Rafael Trejo.

Al propio tiempo, su prosa y su verso se identificaron con los ideales revolucionarios.

Encarcelado varias veces por su actividad revolucionaria, en una oportunidad asumió su propia defensa.

En su condición de militante comunista, desplegó una amplia actividad política como organizador y participante de diversos actos públicos antimperialistas, y representó al Partido en eventos internacionales, entre ellos, el Congreso Continental por la Paz, celebrado en México en 1949.

El 22 de enero de 1948 fue asesinado Jesús Menéndez en la Estación del Ferrocarril de Manzanillo y el cadáver del gran líder fue trasladado, por decisión de los dirigentes comunistas del territorio, para el local del Sindicato Fraternidad del Puerto. Días después, Navarro Luna se personó en el Juzgado de Instrucción de Manzanillo como acusador privado en la causa radicada con motivo de aquel asesinato.  

Al respecto, el escritor y humorista cubano Enrique Núñez Rodríguez, al contar anécdotas de su amigo poeta, incluyó la siguiente: “En los días posteriores al asesinato del líder azucarero Jesús Menéndez, Navarro se presentó como acusador privado de Joaquín Casillas, el asesino de Menéndez. Él y Navarro eran vecinos. Vivían separados por solo una calle. Y se veían todos los días. Al extremo de que Casillas le gritó un día: “Navarro, ¿cuándo me van a matar?”.  Y el poeta le contestó serenamente: “Cuando nos lo ordene el Partido.”

Resulta imprescindible citar las palabras de Blas Roca (6) cuando refiriéndose a sus inicios como dirigente obrero y comunista en Manzanillo, destacó que su arribo a la teoría marxista es a través de las ideas patrióticas y martianas, con la prédica de Martinillo, Julio César Gandarilla, Juan Francisco Sariol, Luis Felipe Rodríguez y Manuel Navarro Luna, además de la influencia familiar y la realidad del entorno local, para continuar afirmando: En Manzanillo hubo algunos fenómenos interesantes (…) ya iba naciendo una corriente nueva. (…) desde luego, el núcleo del Partido que se formó allí era marxista-leninista, no hubo otras corrientes ni nada. En eso tuvimos suerte. (7)

Tanto Blas como otros de sus dirigentes obreros y comunistas que emergiron en esos años, reconocieron que llegaron al conocimiento de José Martí, no solo por lo aprendido en la escuela, sino por la divulgación de su pensamiento que desplegaba espcialmente Manuel Navarro Luna, aunque también lo  hacían otros intelectuales. Esta certeza da la medida de la temprana vinculación de lo mejor de la intelectualidad cubana con los sectores populares y los dirigentes de sus luchas. No es casual, en ese ámbito, que los comunistas manzanilleros nombraran al intelectual Julio Antonio Mella su delegado al congreso de constitución del PCC, hace 90 años.

Durante los años de legalidad del Partido, entre 1939 y 1952, Navarro Luna continuó escribiendo y dando su respaldo incondicional al trabajo partidista, destacandose, desde 1936, por su colaboración con los combatientes republicanos españoles, llegando a formar parte del Comité de Auxilio al Pueblo Español.

Otro momento destacado fue el respaldo que dió al dirigente comunista  Francisco Rosales Benitez cuando se desempeñó como alcalde de Mananillo, elegido por el pueblo, a partir de 1940, después de la histórica batalla electoral dirigida por Navarro Luna.

A partir de 1939, hizo viajes por la Isla, ofreciendo recitales, conferenciasy otras actividades, en las que se recaudaban fondos para socorrer a los pueblos de Europa azotados por la barbarie hitleriana. También desde las páginas del  periódico HOY y otras publicaciones, colaboró a la difusión de la realidad sociopolítica del país y el papel de las luchas del Partido en esas circunstancias.

A partir del 10 de marzo de 1952, no escatimó esfuerzos ni riesgos para enfrentarse a la dictadura de Fulgencio Batista, colaborando activamente con los grupos revolucionarios que se enfrentaron al tirano.

Tras la epopeya del Moncada, y el inicio poco después de la lucha guerrillera en la Sierra Maestra, Navarro Luna, víctima también del recrudecimiento de la represión política, se vio obligado a trabajar en la clandestinidad. Ello no impidió que, sacudida profundamente su sensibilidad ante la muerte de Frank País, escribiera su poema “SANTIAGO DE CUBA", para que fuera repartido en el territorio oriental.

Una vez conquistada la victoria revolucionaria el 1º de Enero de 1959, Navarro Luna se entregó, incondicionalmente, a cumplir con la convocatoria partidista de “Defender la Revolución y hacerla avanzar”.

Con ese artículo de fe, el trascendente intelectual revolucionario, quien al decir del Indio Naborí “era a la par cerebro iluminado y corazón generoso,” se entregó con todas sus fuerzas a fortalecer y ampliar el conocimiento de los cubanos para que, desde la cultura y a través de ella, estuviesen en mejores condiciones de fortalecer las convicciones imprescindibles para respaldar la Revolución triunfante. Para ello se multiplicaba en programas radiales, conferencias, recitales en unidades del Ejército y de las Milicias Nacionales Revolucionarias, en fábricas y otros sitios, en artículos en la prensa nacional y en un sinfín de actividades, contribuyendo, hasta su fallecimiento, el 15 de junio de 1966, a la instauración del socialismo en Cuba.

 

Notas

(1)Nació en Jovellanos, Matanzas, el 29 de agosto de 1894. Seis meses después de su nacimiento, y a raíz del estallido de la Guerra de independencia en febrero de 1895, el padre de Navarro Luna, muere asesinado por los españoles en Las Villas, cuando descubren que el joven peninsular había abrazado la causa de Cuba Libre. Su viuda con sus cuatro pequeños hijos, se trasladó a Manzanillo, donde residía un hermano, quien muere poco tiempo después. Martina Luna y sus hijos quedan desvalidos otra vez, en medio de una extrema pobreza. Obligada a trabajar para mantenerlos, con muchos esfuerzos se dedica al ejercicio de la enseñanza, falleciendo a la edad de 104 años. De ella aprendió Manuel sus primeras letras.

(2)Español de nacimiento. Radicado en Manzanillo, fue un importante difusor de las ideas socialistas. Fundador del Partido Socialista de Manzanillo (1906) y de la Confederación Obrera de Manzanillo en 1907. En 1905 introduce las lecturas de tabaquería y trabajó mucho por la educación de la clase obrera y de otros sectores sociales, víctimas de la incultura y el analfabetismo en Manzanillo.

(3)Publicado en la revista Orto, de diciembre de 1915.

(4)Dicha agrupación, fundada el 4 de septiembre de 1921, tuvo un importante rol en la divulgación del pensamiento martiano, el ideario socialista, la elevación de la cultura general de los manzanilleros y el fortalecimiento de los sentimientos patrios. También se destacó en las críticas a la realidad social de la cual eran víctimas los sectores mayoritarios de la sociedad cubana.

(5)Fundada por Rubén Martínez Villena en la primera quincena de marzo de 1930, esta organización se extendió rápidamente por todo el país con principio territorial. Sus objetivos esenciales eran ayudar a todos los perseguidos y encarcelados y a sus familiares; luchar contra la guerra, el imperialismo y el fascismo, entre otros.

(6)Zapatero manzanillero, devino en líder del movimiento obrero y comunista cubano. Hasta 1939, Francisco Calderío fue reconocido por los seudónimos de Julio Martínez, Juan Bueno y Blas Roca. A partir de ese año, también se le conoció por Claudio, Marcos Díaz y como el Tío Francisco o simplemente Francisco al publicar algunos trabajos periodísticos.

(7)Batlle, Lucilo: Blas Roca, virtud y ejemplo. La imagen de un hombre excepcional. Ed. Ciencias Sociales, La Habana, 2008, pp. 148.149

 


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