Adelaida Fernández de Juan: “El Arte nace de la necesidad”


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De una sinceridad ilimitada manifiesta en cada una de sus respuestas y a la vez ligada a una ética de respeto, perseverancia, amor al trabajo creativo y a lograr trascender lo mejor del talento humano, concibo el retrato de Adelaida (Laidi) Fernández de Juan.

Una mujer de gran carisma y, en especial, bendecida por los dioses del Olimpo al nacer y educarse en un hogar rodeado del más selecto tesoro bibliográfico de la Literatura, el Arte e Historia universales, y del germen inspirador de sus padres: el poeta Roberto Fernández Retamar y la ensayista Adelaida de Juan. Laidi, como todos le conocen, brinda desde hace algunos años una excelente labor en la esfera literaria con una escritura denunciadora de los conflictos femeninos, contra la discriminación, el machismo, la violencia de género y, en especial también, como pluma difusora de esa sal de la vida que ha caracterizado de por vida al cubano: el humor. Sobre esto último y partiendo de una arista de autoctonía y autenticidad histórica y cultural, Laidi ha sabido conducir exitosamente su proyecto literario Miércoles de Sonrisas en el habanero Centro Cultural Dulce María Loynaz. Proyecto concebido en relación con el ejercicio y la apreciación del humor en todas sus manifestaciones artísticas —desde una tertulia-debate (artista (s) público), una puesta en escena, o hasta su presencia en soporte audiovisual—; convocatoria que realiza mes tras mes en dicha Institución cultural, al partir de aquella sentencia Martiana que califica al humor o a la risa como “el ejercicio del criterio: que destruye los ídolos falsos, pero que conserva en todo su fulgor a los dioses verdaderos”.

En toda creación literaria se reconocen dos valores fundamentales: el valor de significado o semántico (ficción) y el valor formal o de expresión lingüística (lenguaje). Ambos, sujetos a un principio rector: la intención. Sin intención estética en el lenguaje no hay literatura, porque no hay arte, no hay espiritualidad. ¿Existe este ingrediente en su escritura?

Como en toda obra de arte el creador no es consciente, en el momento de su creación, sobre la utilización del lenguaje, mas lo que siempre tiene claro es la intencionalidad, qué es lo que quiere expresar. El vehículo va apareciendo en el camino. En lo que a mí respecta cuando aspiro a escribir un mini-cuento resulta que después necesito más espacio, o al revés, a veces aspiro a hacer una historia larga y me doy cuenta de que todo es resumible. Sí estimo que en el propio proceso de creación el artista recibe la sorpresa de hallar cuál es el camino mejor para expresar lo que quiere. La intencionalidad siempre está y estará presente. Siempre habrá una idea, un pensamiento, una necesidad. El Arte nace de la necesidad.

En la actualidad, existe un solo programa de la Televisión cubana —Vivir del cuento, transmitido tan solo una vez por semana— de amplia aceptación por el televidente cubano. ¿Qué le falta a los medios de difusión nacional para el logro de una programación dirigida al humor acorde al gusto del cubano actual y, a la vez, al respeto y consideración del cubano de antaño y de los valores primordiales de nuestra Cubanidad?

El humor es un asunto no bien tratado en ninguna latitud, no constituye un fenómeno exclusivo de Cuba. Ha sido subvalorado y menospreciado a todo lo largo de la historia y, a la vez, ha sido y es inherente a cada grupo social. El humor posee una característica primordial y esta radica en su carácter local, lo cual no es óbice para que grandes humoristas de muy alto nivel sean apreciados en cualquier latitud. Tenemos los ejemplos de Buster Keaton, Charles Chaplin, Les Luthiers…ejemplos todos de un humor universal pero que parten de situaciones locales que se universalizan. Cuba no es la excepción. Si en nuestro país en un momento determinado se vulgarizó el humor, esto fue un fenómeno que afortunadamente ya se está superando. En estos momentos existe un mayor cuidado en las puestas escénicas —en especial, el humor escénico—, mientras que el humor literario ha mantenido (más o menos) un nivel estable, partiendo por supuesto de sus grandes estrellas: Eladio Secades, Marcos Behmaras, Héctor Zumbado (como ejemplo de la Meca contemporánea)…Reitero, el humor literario ha mantenido un nivel más o menos estable, a pesar de que no siempre haya sido reconocido en toda su magnitud. Cuando en ocasiones se habla de escritor humorístico, viene a la mente de algunos una especie de segundo escalón, y no es así. Humoristas como Eduardo del Llano, Jorge Bacallao, JAPE…Existen varios. Esta es una batalla en la cual nos encontramos enfrascados varias personas para tratar y no en específico de dignificar el humor —este se dignifica solo—, sino en tratar de dignificar a los hacedores del humor.

Asimismo es un gran privilegio que un actor de la talla de Osvaldo Doimeadios se consagre al humor, como forma de demostrar que el talento no está reñido con la comicidad o con el humor. Hay que destacar que el humor es mucho más profundo que la comicidad. Esta última es efímera, no deja huellas, mientras que el humor es mucho más profundo.

La influencia de la crítica que se hace a través del humor en nuestros medios de difusión. ¿Efectiva? ¿Censora? ¿Mediocre?

Estimo que existe una censura impuesta en ocasiones por los medios y, en otras, por los propios creadores (la famosa autocensura) que frena determinadas aristas que son criticables en la sociedad. Esto es negar una de las esencias del humor, y no hablo de un humor anti-socialista. Todo lo contrario, pues estimo que hacer un humor dentro del socialismo es mucho más difícil que hacerlo dentro del capitalismo, porque se parte de una premisa en la cual la mayoría de las veces estamos de acuerdo. Entonces, así como en ocasiones hemos perdido nuestra capacidad de polemizar, también la hemos perdido en nuestra capacidad de realizar algunas críticas. Al respecto habría que recordar y leer a autores como Enrique Núñez Rodríguez…Por ejemplo, durante la pasada Feria Internacional del Libro se publicó el título Manuel igual a Manuel, en el que se le rinde homenaje al diseñador humorista gráfico Manuel, fundador de la revista DDT, y donde se incluyen algunos de sus dibujos en otra época censurados y criticados. Y es que en todo esto hay que reflejar que todo el mundo en Cuba quiere ser bien visto.

Rememoro una de sus caricaturas en la que aparecía una calavera, sin caja, y un hombre le decía a otro: Es que no le dio propina a los sepultureros. Ese fue un chiste muy bien logrado desde el punto de vista gráfico y de comunicación del mensaje. Sin embargo, los trabajadores del cementerio protestaron…Traigo este ejemplo porque explica lo difícil que resulta en nuestra sociedad poder tocar una arista sin lograr lastimar a las personas. Hay que entender, de una vez por todas, que el humor no es contra una persona, es contra una situación, una conducta, una actitud…No entienden el sustrato que sustenta al humor y es la crítica a una situación y no a una o varias personas. Es muy difícil entonces que las personas no se sientan lastimadas. Habría que hacer varios tomos de libros recogiendo muchas situaciones de chistes y cuentos que se han prohibido.

Sus apreciaciones referidas a una literatura dirigida al humor.

La literatura que tiene como instrumento o herramienta el humor goza de larga tradición en nuestro país. Existen muchos autores contemporáneos que utilizan ampliamente el humor como recurso, hasta estilístico, y que no son considerados humoristas. Son los casos de Abel Prieto Jiménez, Senel Paz…Son escritores quienes utilizan muchísimo el humor. Pienso que el humor es un recurso que no todos tienen el don de saberlo utilizar. Muchas veces se produce una literatura completamente superficial y banal, creyéndose que es literatura humorística y, sin tener en cuenta que esta, en primer lugar, es literatura y que debe y tiene que tener iguales valores para llegar a ser buena.

La risa —al igual que la música y la danza— forma parte indisoluble de la Cubanidad. Hijos del Caribe, gustosos de la expansividad y la alegría, cultores del chiste y la carcajada en las situaciones más inverosímiles, los cubanos hemos sido tradicionalmente observados y realzados desde cualquier rincón del mundo como un pueblo de excelente humor. Al respecto y teniendo en cuenta los cambios recurrentes en la sociedad cubana, ¿cómo percibe el humor actual? ¿Qué consideraciones o críticas hacerle a los guionistas, directores y artistas de nuestros medios de difusión ocupados de esta misión?

Haría críticas que en nada tienen que ver con los supuestos cambios que vamos a tener. En sentido general, existe un temor a mostrar la realidad tal cual es pero, al mismo tiempo, no estoy capacitada para mostrar un guión. Este es un problema que se ha planteado infinidad de veces y, en específico, en lo relacionado con el guión televisivo. Su confección es muy difícil pues se exige otro tipo de lenguaje, por lo cual se acude a los escritores para que estos lleguen a crear una obra digna que pueda ser vista por todos los televidentes. Podemos aportar un material narrativo —y en esto me incluyo—, o ideas, pero no soy guionista. El guionista es un profesional que tiene que ser capaz de transformar el lenguaje narrativo en televisivo. Esto lo hacía espléndidamente María Bachs, quien era capaz de adaptar al lenguaje televisivo cuentos clásicos de autores como Maupassant o de Edgar Allan Poe, entre otros, y trasladarlos al lenguaje de la pantalla chica. Sí estimo al respecto que existe una especie de divorcio entre narradores y guionistas en estos momentos. Estos son dos oficios diferentes.

No obstante, espero que poco a poco se logre la reunificación de este matrimonio que nunca debió divorciarse. En este sentido quisiera destacar a una realizadora cubana como Magda González Grau, quien está tomando textos narrativos contemporáneos y los está transformando en lenguaje televisivo. Confundir un cuento con un guión constituye un disparate.

En cuanto a la radio, debo decir que mi contacto con ella es muy pequeño. He asistido a programas radiales cuando he sido invitada por Osvaldo Doimeadios, en Radio Taíno, pero realmente no tengo tiempo para escucharla.

¿Existe una joven literatura cubana centrada en el humor?

No creo que a los jóvenes les interese el humor literario. El escritor humorístico más joven que conozco es Fernández Heras, y nació en la década de los sesenta. Estamos transitando momentos de cambios o de giro en la literatura que hacen los jóvenes creadores; sin embargo, entre sus variantes, no existe la literatura humorística.

Cada una de sus presentaciones (“Miércoles de Sonrisas”) en el Centro Cultural Dulce María Loynaz, en esta capital, refleja una defensa a lo autóctono, a la autenticidad del humor en Cuba. ¿Qué mensaje transmitirle a los autores y artistas actuales, o a aquellos quienes aspiran a la creación de un espacio similar?

En estos momentos el espacio Miércoles de Sonrisas está cumpliendo sus tres años y medio de creado, algo que mucho me satisface, pues a él asiste mes tras mes un público muy entusiasta interesado en la Cubanidad del humor. Muchas veces se ha dicho que somos un pueblo con un particular sentido del humor. Al respecto no estoy de acuerdo, pues considero que el cubano es realmente un gran choteador. El choteo, estudiado por ese gran maestro cubano que fue Jorge Mañach y ampliado después por el también periodista y escritor Eladio Secades. Este último afirmaba que los cubanos somos tristes como el ajedrez o la bandurria. Y es que el cubano tiene una gran capacidad de tirar las penas a relajo. Es por ello que me he propuesto con este espacio varios objetivos, entre ellos, mostrar al público el gran caudal de creadores que utilizan el humor. De esta forma hemos logrado trasladar al espacio Miércoles de Sonrisas el humor escénico, el literario y ahora preparamos otro relacionado con el humor gráfico. 

A lo largo de su avatar literario ha recibido diversos premios y menciones, ¿cuál valora con mayor entusiasmo por su enfoque y trascendencia?

Esa sí es una pregunta difícil. Para mí los premios funcionan como un estímulo, además de que poseen la característica de representar un compromiso cada vez mayor. Cuando me preguntan qué sentí cuando me entregaron equis distinción, siempre contesto: No me lo creo mucho, pues si me lo creyera, me paralizo. Y es lo que no quiero. El mayor premio que pudiera recibir es que se reconozca mi trabajo con la mayor dignidad.

Recientemente recibió el Premio Dinosaurio que otorga el Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso  en la categoría de mini-cuento. ¿Continuará esta línea literaria?

El verano del pasado año vio la luz mi primer libro de mini-cuentos publicado por Ediciones Holguín. En él compilé, por vez primera, varios de mis mini-cuentos que datan de hace más de quince años. Debo subrayar que realmente esta una técnica que me interesa mucho y que, al mismo tiempo, no se puede forzar. La técnica del mini-cuento es muy interesante y a la vez difícil, pues en un breve o brevísimo espacio tienes que dar toda la información, algo que requiere de muchísimo tiempo. Este género me interesa continuar cultivándolo pero intercalándolo con otras tareas que realizo. Actualmente, por ejemplo, escribo reseñas literarias para la publicación La Jiribilla; páginas costumbristas para la revista Cuba Contemporánea; escribo los guiones para el espacio Miércoles de Sonrisas y estoy haciendo también un libro nuevo. Sí pienso que, entre col y col, siempre saldrán algunos otros mini-cuentos.

Cuando en fecha reciente me otorgaron el Premio Dinosaurio, me sentí muy feliz. Francamente, no lo esperaba. Parece que el mini-cuento logró decir, lo que yo aspiraba a decir en poco espacio, y en lo relacionado con las vivencias de género. Este Premio es un verdadero estímulo para seguir cultivando dicho género y para, al mismo tiempo, no apurarme.

¿Cómo planifica el tiempo con su trabajo como médico y con su labor literaria?

Debo decir que hace más de un año dejé de ejercer la Medicina. Durante 21 años trabajé como especialista en Medicina interna, pero llegó un momento en que el tiempo no me alcanzaba y consideré que ya había dado lo mejor de mí como médico —internacionalista y profesora—,  y que en ese sector existe un relevo inmenso. Decidí, entonces, que podía ser más útil en el campo literario o haciendo crítica literaria.

Así y para poder escribir sobre costumbrismo, reseñas literarias, y ocupar el espacio mensual relacionado con el humor en el Centro Dulce María Loynaz, al igual que realizar mis labores hogareñas —mis padres son personas de la tercera edad, estoy casada y tengo dos hijos adolescentes—, la única forma de lograrlo fue exigiéndome mucho a mí misma con disciplina, rigor y con un horario muy estricto. Todas estas actividades las realizo con gran pasión, pues me satisfacen, me dan un gran placer.

Asimismo formo parte de una familia maravillosa, muy unida y que me apoya muchísimo. Tengo dos hijos: Robin,  cibernético, quien me ayuda en todo lo relacionado con las nuevas tecnologías; el otro, Rubén, quien estudia diseño, colabora en la ilustración de mis libros. Mis padres, son mis principales lectores, y los calificaría de extremadamente críticos con todo lo que escribo. Mi compañero me ayuda también muchísimo, él es quien me hace la promoción del espacio de Miércoles de Sonrisas. Sin el apoyo de cada uno de ellos no podría realizar ni la mitad de mis actividades. Y es que para llevar a cabo tantas tareas al mismo tiempo, existe como palabra fundamental el respeto. En ello radica todo.


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