Capturar el instante es, para todo profesional del medio audiovisual, uno de los mayores objetivos. Y con ese intervalo se persigue aprisionar los sentimientos y trasmitirlos de una manera atractiva, comprometida, original. La televisión tiene grandes retos no sólo por ser un “invento” casi tardío, sino por la magia que encierra y la cantidad de personas que aglutina. Entre alabanzas y rencores la Tv debe intentar todos los días ser mejor, aunque a veces eso sea más quimera que realidad.

Desde septiembre de 2005 en la occidental provincia de Artemisa, creada hace casi cinco años, una señal comenzó a cautivar poco a poco a sus pobladores.

Con escasísimos recursos se gestó un sueño y un derecho de los habitantes de este territorio. Primero, como telecentro municipal y después como televisión provincial, asumiendo así más “riesgos” y retos (con un poco más de recursos) con el deseo de crear que es, al final, el mejor instrumento de trabajo.

Como toda televisión comunitaria, la señal de Artemisa Visión (popularmente conocida como Artv) incluyó en su parrilla de programación espacios de orientación, facilitación social, de participación. Una escenografía sencilla, desconocimientos de casi todo: poses inadecuadas, dominio de la técnica, errores “al aire” como para no dormir, sobresaltos ante un disparate, la ausencia de un invitado y la improvisación como plato fuerte, noches de insomnio y la entrada a la Televisión Nacional.

Con la división político-administrativa del 2011 Artv sintió al rojo vivo desafíos más grandes que su único estudio: aumentar la parrilla (crecían los gustos y la audiencia) y la responsabilidad de construir una identidad propia con territorios y tradiciones procedentes de Pinar del Río.

Era necesario ser original y guiar la mirada hacia públicos diversos, pero hacerlo de una manera atractiva, utilizando los códigos de la televisión contemporánea. Así llegaron coberturas de carácter nacional como el Acto por el 26 de Julio, entre otras actividades de primer nivel.

No es este el resumen de toda una vida sino el comienzo. Con diez años todavía se peca, y se es niño en la pequeña pantalla pero se sabe el camino por el donde transitar. Durante los últimos tiempos los espectadores cubanos han visto, casi a diario, lo que sucede en Artemisa en todos los espacios del Sistema Informativo o en otros programas de la programación nacional. Se sabe que Artemisa crece y se desarrolla gracias a un colectivo pequeño pero motivado a fundar.

La pequeña máquina televisiva de Artemisa ahora empieza a andar. El camino es largo pero los resultados se sienten… y se ven.