La Biblioteca Nacional de Cuba Jose Martí fue fundada un día como hoy de 1901 y en la actualidad es la rectora del Sistema Nacional de Bibliotecas Públicas Cubanas, el cual cuenta con más de 411 instituciones de su tipo que en todo el territorio nacional salvaguardan con celo reconocido el vasto patrimonio patrimonial documental, bibliográfico, artístico, sonoro e histórico de la nación.

La Biblioteca Nacional fundada el 18 de octubre de 1901, mediante la Ley militar número 234 del gobierno interventor norteamericano; al momento de su creación se ubicó en un salón del Castillo de la Real Fuerza, donde radicaba el Archivo General. Su director fundador fue Don Domingo Figarola Caneda quien dirigió la institución hasta 1920 y que donó, para iniciar las existencias de la institución, su colección personal dotada de 3 000 títulos.

Este gesto fue imitado por grandes figuras de la intelectualidad cubana de la época como Antonio Bachiller y Morales, Francisco Sellén y Manuel Pérez Beato, entre otros.

En julio de 1902, la institución se traslada a los altos de la antigua Maestranza de Artillería y en 1929 las estanterías de la Biblioteca Nacional fueron reubicadas en el Capitolio Nacional, que se hallaba en construcción, y los libros se colocaron en cajas en una nave del Viejo Presidio, en la calle Prado, donde un incendio destruyó importantes documentos y volúmenes y los que sobrevivieron quedaron amontonados sin cuidado alguno.  

Estas graves circunstancias motivaron al Historiador de La Habana, doctor Emilio Roig de Leuchsenring, a fundar en 1936, la Sociedad Amigos de la Biblioteca Nacional, a través de la cual denunció la situación de la misma y exigió su tratamiento como institución insignia de la cultura nacional.

Dos años después, el jefe de la Policía Nacional, José Eleuterio Pedraza, traslada otra vez la Biblioteca Nacional hacia el Castillo de la Fuerza, en un proceso descuidado que afecta aún más los fondos que existían.

Posteriormente se nombra a José Antonio Ramos asesor técnico la Biblioteca con el propósito esencial de reorganizarla; el escritor y dramaturgo llevó a cabo la catalogación y clasificación de los fondos, y por sus gestiones se crea la Junta de Patronos que promueven el desarrollo institucional tanto en la adquisición de libros como de búsqueda de financiamiento para el mejoramiento del inmueble. 

El 21 de marzo de 1941 se promulga la Ley número 20, que en su artículo 21, establece un impuesto de medio centavo sobre cada saco de azúcar de 325 libras que se produjera; la recaudación resultante se entregó a la Junta de Patronos con vistas a la compra del terreno y la construcción de un edificio destinado a la Biblioteca Nacional.

A pesar de todas las dificultades descritas, se desarrollaron las colecciones a partir de importantes donaciones, y a inicios de la década de los 50 ya la institución era poseedora de uno de los más notables fondos bibliográficos y documentales del país

Don Fernando Ortiz propone que la Biblioteca Nacional tome el nombre de José Martí, y la primera piedra del inmueble que la acoge hoy se colocó el 28 de enero de 1952, y el 12 de junio de 1957, mediante el Decreto número 1664, se dispone la entrega del edificio a la Junta de Patronos, así como el traslado de la Biblioteca Nacional al nuevo inmueble.

Comenzó a formar parte así la Biblioteca Nacional de Cuba José Martí del conjunto llamado en la época Plaza Cívica que, luego del triunfo de la Revolución fue renombrado como Plaza de la Revolución.

Precisamente la Revolución abrió perspectivas diferentes y amplias para una institución que ha recibido un gran apoyo por parte del estado y el gobierno para el desempeño de su gran encomienda social, educativa, y cultural pues tiene como misión compilar, publicar y difundir la bibliografía nacional cubana, entendiéndose como tal, la recepción y sistematización de las obras publicadas en el país o en el extranjero sobre Cuba y sus naturales, así como las que se publican en el extranjero por autores cubanos.

Por otra o parte, es la encargada de la adquisición, conservación y divulgación de las obras del patrimonio bibliográfico nacional, para lo cual cuenta con la Ley del Depósito Legal (Decreto Ley 265, del 14 de mayo de 1999), en la cual se señala como la única institución adecuada para llevar a la práctica la tarea de compilación y archivo sistemático de todo cuanto se publica en el país.

En el presente la Biblioteca Nacional de Cuba José Martí ha actualizado sus servicios por lo que brinda a los usuarios referencias a través de correo electrónico donde se puede solicitar la localización de determinada información.

En este sentido además, la Biblioteca Digital de la BNJM (http://bdigital.bnjm.cu) brinda lo más auténtico de la literatura cubana. Su repertorio, disponible en texto completo, incluye obras desde el siglo XVII hasta el XX de difícil acceso al formato impreso por la antigüedad y valor que las caracteriza.

El usuario puede acceder también a variadas publicaciones electrónicas que la institución ofrece, consultar las bases de datos, catálogos, bibliografías, colecciones y listados de la Biblioteca Nacional José Martí y del Sistema Nacional de Bibliotecas Públicas de Cuba disponibles en la red.

De gran interés, por constituir una fuente de conocimiento y cultura destinada a niños y jóvenes, resulta la Biblioteca Digital Infantil-Juvenil (http://papalotero.bnjm.cu); en la misma los más jóvenes encontrarán poesías, cuentos, teatros, fábulas, canciones y otros textos didácticos que sin duda apoyarán su formación educacional y ética, y a la par, alimentarán la fantasía y la imaginación tan decisivas en estas edades.

La Biblioteca Nacional de Cuba José Martí, tiene muchos motivos para celebrar hoy sus 119 años con la felicidad de haber contribuido desde su propia fundación a la instrucción y enriquecimiento espiritual de muchas generaciones de cubanos que ligan a sus recuerdos estudiantiles los bellos salones de esta querida y respetada institución.