"toda revolución es una victoria contra los límites de lo posible"

La cuarta edición de la Bacanal de Títeres para Adultos se desarrolló entre el 19 y el 25 de noviembre  con el patrocinio del Consejo Nacional de las Artes Escénicas y del Centro de Teatro de La Habana. Se trata de un festival internacional de figuras animadas que se celebra en La Habana, Cuba, con frecuencia bienal y tiene la peculiaridad de destinar sus espectáculos y su pensamiento a los diversos sectores de público adulto, motivo por el cual clasifica muy bien entre aquellos eventos insólitos o infrecuentes, puesto que para los años de las posguerra y las épocas que le sucedieron los espectáculos  realizados con figuras animadas, también llamados espectáculos de títeres o titiriteros, quedaron  definitivamente reducidos al mundo de los infantes.

Como un esfuerzo por devolver a los espectadores de todas las condiciones etarias el universo maravilloso y sorprendente de la figura animada surge este encuentro que, desde su inicio, tuvo la fortuna de hallar un nombre que convoca las mejores expectativas en el imaginario popular y que esta vez contó con la participación de un total de dieciocho agrupaciones artísticas procedentes de cuatro países en las tres zonas de presentaciones  que incluyó. Ellas fueron: la programación de espectáculos, las jornadas del Cabaret Titiritero y las Olimpíadas de Animación Titiritera.

Artistas de las agrupaciones argentinas BBLQ Teatro de Objetos y movimiento y La Manota presentaron sus espectáculos (los cuales curiosamente daban cuenta de los dos polos: la tradición y el experimento) y tomaron parte en las sesiones individuales de competencia o en el cabaret, junto a los colegas de Fantoches Baj, de Galicia, quienes andan ahora apurados, armando en sus tierras gallegas otra Bacanal semejante a esta. De México llegó la Compañía Butoh Chilango para presentar su programa concierto danzario e improvisar una presencia en la noche de despedida en el Cabaret. Por Cuba presentaron espectáculos Teatro Papalote (decano ya de las Bacanales), de Matanzas;  Teatro sobre el camino, de Villa Clara; Teatro Paquelé, de Sancti Spíritus; Teatro de Títeres La Salamandra, de La Habana; mientras Teatro Océano, también de la capital,  dedicaba su producción del año a crear todo un espectáculo pensado precisamente para el espacio del cabaret de la especialidad y tomaba parte en las Olimpíadas. En estas intervinieron, además,  el Teatro de La Villa, el Teatro Nacional de Guiñol, Barco Antillano, Museo Teatro El Arca, Teatro Chicherekú, Teatro de Títeres Cristeli , todos correspondientes al talento de la capital, junto al Grupo Cañabrava, de Cienfuegos, y en las noches del Cabaret , junto a las  agrupaciones ya mencionadas, pudimos disfrutar de Los Cuenteros (Artemisa), Teatro Papalote e Hilos  Mágicos (La Habana)  acompañados por los artistas del circo (acróbatas, contorsionistas, magos) y la música, entre los que destacó el Trío de Cañas Kronos, integrado por tres jóvenes intérpretes; colegas todos que colaboraron, sin mediar contrato alguno, con este encuentro de los artistas de la animación de figuras.  

Esta vez la Bacanal extendió nuevamente sus espacios de presentación teatral e incluyó instituciones para la tercera y cuarta edad  así como a los adolescentes de la enseñanza preuniversitaria y volvió a gozar allí de una excelente acogida, pero  también expandió la presencia de la figura animada hasta involucrarse con otras formas de expresión artística. Así lo expresó la inclusión de la Compañía Butoh Chilango, de México, que vincula la danza butoh con la figura animada (máscaras, peleles de diversos tamaños) y la colaboración entre Fantoche Baj, de Galicia, España, y la prestigiosa coral Vocal Leo, de La Habana, Cuba, agrupación fundada y dirigida por la Maestra Corina Campos,  para la presentación en La Habana, en calidad de estreno con este formato, de Agua que no has de beber, que constituyó uno de los momentos más altos de la programación artística del festival.

En calidad de estrenos se presentaron también El runrún, de Teatro Papalote, y El reino del rey que rema, de Teatro Paquelé  (que pone en escena un texto poco conocido del maestro Roberto Espina,  argentino, recientemente fallecido), a la par que Butoh Chilango tomaba la iniciativa de hacer en un teatro a la italiana su primer programa concierto con la reconocida obra Serpiente y la más reciente creación, Cielo cae.

Diversos estilos expresivos dentro del ámbito de la figura animada se dieron cita, incluyendo el teatro de objetos que integra la tecnología digital contemporánea, el teatro elaborado exclusivamente con papel, la fábula y el retablo tradicional aunque con la libertad que otorga para su uso el presente, el teatro musical, el performance… en tanto el Cabaret Titiritero apostaba por un cierto empaque y una coherencia artística que consiguió, pese a dificultades materiales insoslayables, la Compañía Teatral Océano con tenacidad, rigor y una determinación a toda prueba. De esta forma el Cabaret incluyó los números de los artistas que allí se presentaron en un formato general, a cargo de Océano, que homenajeaba a la rumba, como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, y junto a ella lo hacía con esa figura cimera de la cultura cubana que es el Maestro Luis Carbonell,  así  los músicos de la Compañía Teatral Océano abrieron este bien pensado programa con la conocida obra Son al son que, con sumo orgullo,  coreamos todos en la noche inaugural,  para cerrar tras la tercera y última jornada, con una viñeta musical de la zona afrocubana de nuestra cultura, y la música y el estribillo de la comparsa Las Boyeras, institución tradicional y también patrimonial de la cultura que nos une. En este trayecto intensísimo, que suponía casi dos horas de espectáculo en cada jornada, realizaron un homenaje a la tumbadora a cargo de la virtuosa percusionista Dayamí Pellado, con una presentación unipersonal en el mismo centro del escenario del Café Brecht; interpretaron con acierto la retadora polirritmia del conocido baile de La Chancleta; nos divirtieron con las intervenciones cada vez más aguzadas de sus dos comentaristas (dos títeres que revelaban a unas atinadas chismosas) y constituyeron  el espacio ideal y fraterno para el desempeño de un conjunto polícromo de artistas que enaltecieron con su presencia al teatro de figuras.

Tuvo esta edición, como las anteriores, su espacio específico dedicado a los intercambios de experiencias y saberes, bajo el título de “Ejercitando el cerebelo y el hipocampo”, que acogió la conferencia inaugural a cargo de la artista y docente argentina Mónica Martínez sobre el delicado tema de la formación académica en el teatro de figuras, una especialidad con un número infinito de técnicas y formas expresivas; dos talleres de creación dedicados al teatro de objetos y a la escritura teatral para este tipo de teatro,  conducidos, respectivamente, por la directora argentina y por la dramaturga y profesora cubana Blanca Felipe Rivero, un foro general de debate que no logró esta vez sus metas inicialmente trazadas pero brindó una pauta certera para alcanzarlas  en próximas ediciones y, como asuntos propios de la convocatoria de este año, incluyó la premiación del Concurso de Escritura Teatral para dramaturgia titiritera destinada a los adultos  junto a las jornadas de las Olimpíadas de Animación Titiritera, evento este que  supuso una expansión de los anteriores marcos de la Bacanal puesto que se trataba igualmente de una zona de exhibición artística que requería de un guión, una dramaturgia, una producción y una  dirección , temas que asumieron los colegas del Museo Teatro El Arca, tanto artistas como técnicos y personal de sala, con la participación decisiva de la Maestra Gladys Gil, quien no solo trabajó como Presidenta del Jurado sino que asumió  la Dirección Artística de este  importante espacio, convocando a lucidos intérpretes de la expresión a animar las sesiones de competencia con sus variedades escénicas, tales como Ángel Enrique (Kike) Díaz, José Luis Quintero y el Teatro de Títeres Cristeli, con sus artistas Beatriz Polier y Elio García.  Tuvieron las mañanas de competencia la labor generosa en la conducción de los actores Rigoberto Rufín y de Luna Rodríguez, y durante el último día compartieron con nosotros las Glorias Deportivas Yumilka Ruiz (Volibol), Carlos Tabares  (Béisbol) y Tomás Herrera (Baloncesto), quienes descubrieron una manifestación del arte  desconocida,  que les  consiguió seducir ―como es frecuente que suceda— mediante el talento y la entrega de los colegas.

Ahora el Equipo Gestor de la Bacanal y los teatristas involucrados realizan el balance de las recientes jornadas mientras comienzan a vislumbrar los contornos de la quinta edición, la que –entre bromas y chanzas--  representará diez años sostenidos de trabajo.