Conmemoran Aniversario 125 del Inicio de la Guerra Necesaria.


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“La unidad nacional patriótica, tanto en Cuba como en las emigraciones, constituyó el fundamento esencial del quehacer revolucionario martiano sin la cual era imposible la organización efectiva de las fuerzas dispuestas a luchar por la libertad y, con mayor trascendencia, la fundación de la república democrática como proyecto fundamental, motivación y guía de quienes se decidieron a poner término al poder colonial mediante el enfrentamiento armado”.

Así inició su intervención ante un concurrido auditorio de investigadores, profesores y estudiosos de la obra martiana, el historiador doctor Ibrahim Hidalgo Paz, en la sede habanera del Centro de Estudios Martianos (CEM), con motivo del Aniversario 125 del Inicio de la Guerra Necesaria.

En su conferencia El antirracismo, en la estrategia de la guerra contra España, el Investigador Titular hizo referencia también a que “eran varios los elementos cuya dispersión y enfrentamiento podían hacer fracasar cualquier propósito insurreccional”, a esto había que agregar las diferencias y pugnas de las oligarquías económicas de las regiones occidental y oriental, “y las diferencias entre los llamados blancos y negros”.

Explicó que, en etapas previas a la fundación del Partido Revolucionario Cubano (PRC), los independentistas se enfrentaban a fuerzas centrífugas que hacían difíciles los propósitos unionistas. Entre ellas se hallaban los representantes del gobierno español en la Isla, al igual que el Partido Autonomista (uno de sus colaboradores), “que si bien en etapas iniciales contribuyó a desarrollar la cultura nacional e identidad, en la última década del siglo XIX había devenido en servidor del Gobierno hispano al propagar ilusorias mejorías dentro de la dependencia colonial y a enfrentar toda conspiración armada”.

Subrayó que, al mismo tiempo, en las filas patrióticas también se manifestaban corrientes diversas que no comprendían la unidad. Una de ellas se oponía a las gestiones encabezadas por Martí en su propósito de organizar una nueva guerra con el argumento de que el destacado patriota carecía de experiencia militar, y que había dado muestras de desconfianza hacia los jefes de la pasada guerra, “para lo cual alegaban su separación del proyecto insurreccional encabezado por Gómez y Maceo en 1884, además de plantear que Martí era un desconocido dentro de Cuba. Como sabemos, todo esto eran falacias”.

El Miembro de la Academia de la Historia de Cuba y jefe del Equipo de Investigaciones Históricas del CEM, reveló que igualmente resultaban corrosivas las divisiones promovidas entre las personas por la pigmentación de la piel las que convencionalmente se denominan negros y blancos.

“El racismo, política sustentada por el Gobierno español, dijo, se manifestaba dentro del país de diversas formas, legales o no y promovía los prejuicios y arbitrariedades discriminatorias contra las calificadas gentes de color, aberraciones que no procedían tan sólo de las autoridades coloniales, pues en diversos sectores del pueblo habían calado prevenciones contra los negros y mulatos, tanto en la Isla como en las migraciones; sin excluir a los sectores patrióticos revolucionarios. Era el efecto multiplicados de 400 años de propaganda divisionista en un pueblo que solo vio morir a la esclavitud (legalmente), en 1886”.

El doctor Hidalgo Paz resaltó la estrategia unitaria de Martí desde las primeras experiencias conspirativas entre 1879 y 1880, luego de constatar las debilidades que acarreaba la división interna hasta hacerlas permeables al espionaje y la traición, así como a los efectos de la propaganda divisionista.

“El gobierno colonial promovía su política racista encubierta en promesas de privilegios y ascenso social  por todos los medios a su alcance, y para un reducido grupo de los negros y mulatos que, ambiciosos o acomodados, eran confundidos por los halagos de las autoridades”, rememoró el Historiador para agregar que “como expresara don Fernando Ortiz: Martí y otros enseguida procuraron atajar esa política”. Entre ellos citó a Juan Gualberto Gómez, quien conspiraba (1879-1880), en la preparación de la nueva contienda bélica, la llamada Guerra Chiquita, cuya preparación encabezaba el General Calixto García Íñiguez.

Recordó a continuación que: “Como director de La Fraternidad, el periodista Juan Gualberto Gómez había conocido muy directamente las maquinaciones del capitán general para convertir a los órganos divulgativos a cargo de negros y mulatos, en servidores de sus campañas. Revelar las maquinaciones del régimen le valió a Martí la deportación a España, y a Gómez ser sometido a mayor vigilancia hasta ser víctima de una delación y condenado a prisión”.

El connotado Investigador del CEM enfatizó asimismo que en 1890 la situación había variado considerablemente y la experiencia acumulada por los patriotas les permitía enfrentar las maniobras enemigas con mayores probabilidades de éxitos. Ese año regresó a Cuba Juan Gualberto Gómez, conocido por sus actividades patrióticas a favor de la independencia y en defensa de los derechos de negros y mulatos, lo que determinó que la Junta Directiva Central de Sociedades de la Raza de Color de Cuba, fundada en dos de junio de 1887 –pocos meses después de la abolición legal de la esclavitud--, se reuniera con el joven periodista negro para coordinar la reunión de fondos para pagar la fianza a quien se encontraba por un incidente de menor trascendencia, lo que sirvió para demostrar el reconocimiento de diversas sociedades adscriptas al directorio”.

En agosto de 1891, Juan Gualberto es elegido por El Directorio –el que logró movilizar las conciencias sociales y la combatividad--, su presidente titular. De todo el país nuevas sociedades se adhirieron a El Directorio, saliendo robustecido y dispuesto a defender juntos, hombres y mujeres, cualquier tipo de pigmentación.

Así llega a tener vínculo directo con las más de 35 sociedades de negros y mulatos de todo el país, cuyo número crecería en poco tiempo, y le permitiría además llevar a cabo una efectiva labor de lucha por los derechos civiles, por la igualdad social, política y cultural.

Todos estos objetivos eran coincidentes con los del Apóstol, quien desde Nueva York abogaba por la unidad entre blancos y negros en la consecución de la independencia, como argumentó en decenas de textos y demostró en su actuación cotidiana.

“La pertinencia de esta labor se hacía cada vez más evidente para Martí, quien en el acto por el Diez de Octubre en Nueva York, criticó con fuerza a quienes se hacían eco de la propaganda ibérica y despreciaban a los seres de otro color: No nos levantaremos de la mesa del banquete, porque se va a sentar un negro en ella. No podía permitirse que odios nuevos, desprecios e inconvenientes e indignos se hubieran perdido en la pasada guerra. Fraternidad combativa.

Así y con estas palabras de Martí daba la medida de que el fenómeno de la discriminación estaba presente en las emigraciones.

“Constituido el PRC y desarrolladas sus actividades iniciales, Juan Gualberto Gómez asumió de modo paulatino funciones que lo convirtieron en el enlace entre la delegación de Nueva York y los grupos de conspiradores dentro de la Isla. No había contradicción alguna entre esa labor y la de El Directorio, pues el logro de la independencia. Como se explica en las bases del PRC, entre otras cuestiones, “(…) era el objetivo de todos los hombres de buena voluntad que se unieran a la visión martiana en cuyas bases se hacía explícito que uno de sus propósitos era ser por el orden del trabajo y el equilibrio de las fuerzas sociales”.

Así el objetivo de El Maestro era harto difícil pues debía deshacerse, con razonamientos y sentimientos, la idea, actitudes y hasta razones legales presentes en las conciencias y en la vida cotidiana. Vencer esta situación era una necesidad para el proyecto martiano, pues sin la unidad de todas las fuerzas sociales era imposible organizar suficientemente la revolución, por lo que el antirracismo formó parte de la estrategia organizativa de la Guerra Necesaria. Para llevarla a cabo contó con hombres y mujeres valiosos de las emigraciones y en Cuba.

“Entre esos hombres, Juan Gualberto Gómez fue el fiel representante del PRC en la Isla. No era oportuno elogiar públicamente todas sus características, pero sí lo suficiente sin hacerlo peligrar ante las autoridades colonialistas”, afirmó finalmente el disertante.

Hecho de trascendencia verdaderamente apreciado por todo el auditorio lo constituyó la escritura y publicación en idioma coreano de una Biografía de Martí y de la traducción a esa lengua de Versos Libres, Versos Sencillos e Ismaelillo.

“Ambos volúmenes se deben al esfuerzo y la generosidad de una amiga de Corea del Sur, Kim Su Ju, escritora y estudiosa de la Obra del Apóstol, quien tuvo a su cargo esta primicia como resultado de su estancia y estudios de post grado en el Centro de Estudios Martianos hace dos años. Para Kim, nuestro gratitud y reconocimiento a su labor de promoción del Ideario del Apóstol”, expresó la doctora Vázquez Pérez.

Seguidamente, destacó con sentidas palabras que:

“Este Aniversario 125 del Inicio de la Guerra Necesaria, es un momento de conmemoración y reflexión en torno a nuestra Historia, Cultura y al legado de nuestro José Martí. Resulta significativo observar las circunstancias en que Martí señaló lo siguiente en carta a Benjamín Guerra y Gonzalo de Quesada, el diez de abril de 1895, el mismo día en que iniciaba junto a Máximo Gómez y otros revolucionarios, la travesía hacia Cuba insurrecta: “(…) De pensamiento es la guerra mayor que se nos hace, ganémosla a pensamiento.

“Martí acompaña con esta frase las recomendaciones previas para distribuir y promover en todo lo posible el Manifiesto de Montecristi y así librar la guerra más difícil, la de las ideas, la de los argumentos, la del convencimiento. Una guerra que debemos continuar librando a diario en nuestro presente, si queremos conservar la paz conquistada a costa de la sangre y de gestas libertadoras de cubanos dignos.

La principal Directiva del CEM destacó a continuación que dicha institución, gracias al trabajo tesonero de su colectivo académico le fue otorgada, el tres de febrero pasado, la Orden Carlos J. Finlay, el más alto reconocimiento que entrega el Ministerio de Ciencias, Tecnología y Medio Ambiente a instituciones y personas dedicadas a la investigación.

“No es este un lauro más de los muchos que hemos recibido, dijo para agregar que “es el reconocimiento a más de cuatro décadas de trabajo sostenido, de serio ejercicio científico, de compromiso con Martí y con la Patria. Es, sobre todo, el premio al sacrificio de muchas personas valiosas con un alto sentido de la responsabilidad científica y ciudadana y que han consagrado sus vidas a la investigación en función de la obra del Maestro.

“Lamentablemente, algunos de estos compañeros ya no están entre nosotros, pero cómo no pensar hoy y, en momentos como este, en nombres como: Juan Marinello, director fundador de esta institución; en Julio Le Riverend, en Cintio Vitier, Salvador Arias, José Cantón Navarro, Armando Hart Dávalos y Roberto Fernández Retamar, quienes contribuyeron con sus respectivas obras y con su magisterio hacia los más jóvenes a este loable resultado. Otros, ya no trabajan en el CEM pero han compartido estos momentos. Llegue a todas nuestras felicitaciones jubilosas y la convicción de que aún nos falta mucho por hacer.

“En el Aniversario 125 del Inicio de la Guerra Necesaria, recordemos las páginas gloriosas del pasado y consagrémonos a trabajar por una Patria mejor, seguros en el presente y decididos a conquistar el futuro”.

En esta conmemoración se hallaban además presentes, entre otros académicos e investigadores, los doctores Héctor Hernández Pardo, sub director de la Oficina del Programa Martiano (OPM), y Ana Sánchez Collazo, ex directora del CEM.


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