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Crítica de la crítica: Hacer lo correcto


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Tenía cinco años cuando nació Van Van, mis mayores bailaron con esa orquesta, mi generación también lo hizo y las generaciones a las que dimos vida también. Desde hace cuarenta y cinco años los cubanos bailamos con ella, aún cuando la música foránea y las alternativas cubanas han tenido períodos de mayor arraigo en los jóvenes que el Son o la llamada Salsa, el Songo de Juan Formell no ha pasado de moda, siempre ha estado ahí.

Pero hay un elemento idiosincrásico en la juventud bailadora cubana del que he hablado en otros momentos: la exigencia de que las orquestas tengan constantemente números nuevos, hits tras hits; para un joven cubano una pieza musical de hace seis meses es vieja y ya no la prefiere oír o bailar y eso ha obligado a los compositores y arreglistas de las agrupaciones a estrenar sistemáticamente o corren el peligro de colapsar en el gusto o la preferencia del bailador.

No es así con las orquestas extranjeras. Se siguen escuchando y bailando hoy los mismos números de los salseros de los otros países latinoamericanos de hace veinte o treinta años, aunque se les incorporen números nuevos, los viejos siguen estando en su repertorio y aquí, como en sus países, se disfrutan. La pregunta es: ¿Por qué se adopta una postura tan exigente con los nativos y tan comprensiva con los de fuera?

Sin embargo ahora Samuel Formell, el nuevo director de la orquesta que fundara su padre, está aplicando una política sabia, Van Van sigue estrenando y con éxito ?La queratina y las extensiones, por ejemplo? pero interpreta en sus apariciones en público números de las décadas anteriores, de los 70, 80, 90 y las dos décadas del actual milenio, junto a los hits del momento. De esa manera, los bailadores de las generaciones anteriores recuerdan momentos memorables de su vida y los más jóvenes descubren temas que, además, les gustan y es que la buena calidad de los textos y arreglos musicales siempre perdura, aún cuando el origen haya sido, en algunos casos, de otro contexto, de sucesos concretos de otra época. Van Van perdura legitimando su historia.

Cesar (Pupy) Pedroso también lo ha experimentado con su actual orquesta Los que son son, y de ahí su nuevo arreglo de Hoy se cumplen seis semanas, letra que data de 1973 cuando la primera generación de Van Van, de la cual formaba parte.

Paulo Fernández Gallo (Paulito FG), en estos momentos está sumido en un proyecto muy noble, junto al realizador de televisión Ruddy Mora: el concurso Sonando en Cuba, con RTV Comercial como casa productora y en el que se han involucrado otros soneros indispensables en la historia reciente y actual del son cubano ?Manolito Simonet (Yumurí), José Luis Cortés (El Tosco)…?, sea llamado salsa ?como comercialmente se le conoce en el contexto regional? o timba, su reciente variante sonora surgida en Cuba en la década del 90 del pasado siglo.

Esta idea, al igual que la que abordamos en la primera parte de este artículo, es también genuina para la preservación del patrimonio musical nacional y es que, ante la avalancha de las llamadas músicas alternativas en los últimos años, la preferencia de una considerable parte de la juventud se inclina hacia ellas en detrimento de la música popular bailable. Tampoco es la primera vez, nos ha pasado siempre o bien con opciones cubanas o con géneros extranjeros, pero con la riqueza rítmica y danzaria dela Isla no debemos, como nación, cruzarnos de brazos. Es un imperativo salvar el legado.

Califico de noble el propósito de Sonando en Cuba y también pudiera decirse que ambicioso y tenaz, pues allá salió por todas las provincias cubanas su equipo convocando a los jóvenes talentos aficionados locales a concursar y el saldo es ya altamente positivo aún cuando no se han cerrado las puertas el certamen.

El maestro Adalberto Álvarez (El Caballero del Son) ha sido muy dedicado a iniciativas para incentivar y promocionar el baile de Casino, esa danza popular surgida en 1957 en La Habana, con el conjunto Casino y en el Club Casino de la Playa ?de todo eso, su nombre?, enriquecida en la década del 60 con los becarios de todo el país en los círculos sociales obreros capitalinos y extendida rápidamente a todos los espacios del archipiélago.

El baile de Casino surgió antes que el fenómeno comercial Salsa en los escenarios latinoamericanos y de estos en los Estados Unidos. Hoy, a este baile, o a una variante bastante similar, se le llama en todo el mundo “bailar salsa”; pero en Cuba debemos preservar su originalidad: es el baile de Casino, porque esa forma de danzar y ese nombre, son anteriores al fenómeno salsero, y si bien la Salsa es Son en lo fundamental, con ingredientes de Plena, Bachata, Merengue, Ballenato, Joropo… y otras expresiones músico-danzarias latinoamericanas y caribeñas que tienen elementos comunes, el Casino, en cambio, es legítimamente cubano.

Desde estas líneas se apoyan todas las iniciativas que vayan en dirección de hacer lo correcto con la preservación de nuestra música popular bailable.

 


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