Cuba en las XI Jornadas Andinas de Literatura Latinoamericana (JALLA)


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Por primera vez en sus más de dos décadas de existencia las Jornadas Andinas de Literatura Latinoamericana (JALLA) se acaban de celebrar fuera de América del Sur. Este congreso nació en 1993 en La Paz, Bolivia, gracias al empeño visionario de un grupo de académicos que no se contentaban con lo expuesto en otros espacios mejor sustentados económica y mediáticamente. Desde sus inicios y durante un buen tiempo, se centró solo en el área andina, pero poco a poco se hizo realidad el sueño de quienes deseaban ampliar las miras y perspectivas de los estudios literarios y culturales hacia otras áreas geográficas de Nuestra América.

La mejor manera de entender el espíritu de JALLA nos llega a través de la opinión de uno de sus fundadores, el colega boliviano Guillermo Mariaca Iturri:

Algunos de nuestros países tenían reuniones académicas dedicadas a su literatura. Invitaban a los patriarcas del norte para recibir su bendición pero ni siquiera miraban al hermano desconocido, salvo cuando ese hermano recibía algún premio Nobel o cosa equivalente. Aún así, leíamos entonces a Pablo Neruda, no a Pedro Lemebel; a Octavio Paz, no a Carlos Monsiváis; a Gabriel García Márquez, no a Álvaro Mutis; a Mario Vargas Llosa, no a César Vallejo; a Machado de Assis, no a Clarice Lispector. Nos contaminábamos con la hora de la estrella y olvidábamos la constelación. // Pero hace veintiún años JALLA organizó su primer congreso en La Paz. En este modesto rincón del mundo, la Carrera de Literatura de la Universidad Mayor de San Andrés organizó un diálogo entre académicos menores que quería pensar nuestro imaginario desde nosotros mismos. Es decir, recorriendo los senderos que se bifurcan: escritura y oralidad, barroco mestizo y tejidos, poesía y candomblé. (1)

Entre el 4 y el 8 de agosto pasado se celebró en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional, en Heredia, Costa Rica, la oncena edición del cónclave. Presidido por el lema “Pluralidad y diversidad: saberes incómodos y sub-versiones literarias y culturales en América Latina”, este congreso se caracterizó por el alto nivel de calidad de las ponencias, conferencias magistrales y talleres y por la gran cantidad de participantes, agrupados en un total de 103 mesas de trabajo. También hay que destacar la cuidadosa labor del comité organizador, presidido por Albino Chacón Gutiérrez, que garantizó el desarrollo exitoso del evento. Hay que decir también que preocupados por la continuidad de JALLA y la preparación del relevo, los estudiantes de dicha facultad se sumaron con disciplina, inteligencia y  entusiasmo a muchas de las sesiones de debate y un grupo numeroso, elegido por los organizadores, constituyeron un apoyo inestimable en cada una de las actividades.

La vida y obra de José Martí y la literatura cubana encontraron un espacio propicio en JALLA, como viene sucediendo desde los años inaugurales. Una ojeada rápida al programa —aunque hubo casos de ponentes que no asistieron—, revela el interés que la creación literaria insular provoca en estudiosos de diversas latitudes. Así encontramos por ejemplo, a Vibha Maurya, University of  Delhi, India, con su ponencia “Geografías ampliadas, miradas extendidas: India en la visión político-literariade José Martí”. Por su parte el profesor Edwin Murillo, de la  Universidad Penn State, de Estados Unidos, centraba también su atención en el ideario martiano, esta vez en lo concerniente al pensamiento filosófico, con una interesante propuesta, titulada “¿Los periféricos? Latin American Philosophers on the Margins of the Existentialism Canon”.

El día 7 de agosto tuvo lugar la mesa “José Martí: verso, pensamiento y acción”, en la que participamos como ponentes Miguel Alvarado, de la Universidad de Costa Rica, Sede Pacífico, con el texto “José Martí: modernidad otra, escritura y descolonización”; Osmar Sánchez Aguilera, Instituto Tecnológico de Monterrey, México, que disertó sobre  “Versos libres (1913), de José Martí: ¿dos prólogos para un solo libro, o un prólogo para más de uno?”;  Marlene Vázquez Pérez, Centro de Estudios Martianos, Cuba, con la ponencia “Edición crítica de las obras completas de José Martí: itinerario de una aventura intelectual” y Gerardo Hernández Sánchez, Universidad de Costa Rica, Sede Pacífico, que abordó“ La polémica sobre el nacionalismo en la literatura costarricense: una perspectiva martiana”. Dicha mesa despertó gran interés en el público asistente y motivó un interesante debate que rebasó el espacio oficial para extenderse al café, los recesos y las conversaciones informales entre amigos, colegas y estudiantes.

Otras zonas de la cultura y la literatura cubana también merecieron examen, y se hace necesario repasarlas, como una manera de llamar la atención sobre un espacio académico al que hemos podido asistir hasta ahora muy pocos estudiosos de la Isla, y que resulta casi desconocido entre nosotros por la imposibilidad económica de acceder a él.

Así, encontramos un interesante estudio comparativo expuesto por Horst Nitschack, de la Universidad de Chile, titulado “Espacios de convivencia y prácticas de disputas/conflictos. ‘Mestizagem’ y‘transculturación’ en Casa Grande e Senzala (1933), de Gilberto Freyre (1900) y Contrapunteo cubano del tabaco y del azúcar (1940), de Fernando Ortiz”; el interés de Rosa Sarabia, University of  Toronto, Canadá, quien centró su mirada en “El neopolicial cubano: una insularidad continentalizada”. Enrique Rozas Paravicino, Universidad Nacional de San Antonio Abad delCusco, Perú, “La repercusión del crimen político en El hombre que amaba a los perros (2009),de Leonardo Padura”;  Horacio Gabriel Simunovic, Universidad de la Frontera, Chile, “La resistencia a las disciplinas y a la, presunta, revolución en la Trilogía sucia de La Habana(1998), de Pedro Juan Gutiérrez”; Cuauhtémoc Pérez, Universidad de Potsdam, Alemania, compartió su propuesta “Insularidad y metaforología: espacios re-expresados y subversivos en la narrativa contemporánea cubana”. Es de destacar que la ponencia de este joven estudioso, que sobresale por su objetividad y rigor académico, se deriva de la tesis de doctorado que ahora tiene en proceso; Lucía Stecher, de la Universidad de Chile, puso de relieve otro aspecto de mucho interés, con su texto “Tendiendo puentes para la integración horizontal: intercambios culturales y literarios entre Cuba y el Caribe anglófono y francófono”. Gustavo Vargas, University of  Pittsburgh, Estados Unidos, se refirió a  “Sexualidades disidentes en textos de la oficialidad cubana: a la búsqueda del hombre desnudo de la Revolución”.

“Lezama Lima y Alejo Carpentier: revistas y puentes culturales”, fue otra mesa de gran interés. En ella se inscribieron Olga Beatriz Santiago, Universidad Nacional de Córdoba, Argentina, con “La americanización del código barroco”; Juan Manuel Silva, de la Universidad de Chile, trató “La imagen dinámica china en el pensamiento de José Lezama Lima” y Daniel Guzmán, de la Universidad Autónoma del Estado de México, México, expuso “El tambor como símbolo de identidad cultural en El reino de este mundo (1949), de Alejo Carpentier y Pobre negro (1952)”, de Rómulo Gallegos.

Es de notar la diversidad de aristas de nuestro universo creativo presentes en el encuentro, y salvo la presencia de quien escribe estas líneas, la ausencia de estudiosos cubanos residentes en la Isla en un espacio de debate muy afín con nuestro modo de entender los estudios literarios y culturales. Se me dirá que las dificultades económicas impiden la voluntad de asistir de los interesados. Es una realidad que nos golpea a todos, y de no ser por la solidaridad y apoyo de los organizadores y de la Cátedra martiana de la UCR, Sede del Pacífico, empeñados en favorecer una mesa sobre la obra del prócer cubano, tampoco habríamos podido estar en Costa Rica. Tal vez sea posible difundir la información que aquí brindamos, e influir  de algún modo, con visión de futuro —pues faltan dos años para la nueva cita, esta vez en la Paz, Bolivia—, en el aseguramiento de la voz de Cuba en un diálogo intercultural de dimensiones nuestramericanas y universales.

En momentos en que urge cimentar el intercambio, el conocimiento y el respeto mutuos entre nuestros pueblos, como vías para fortalecer la unidad continental, debemos respaldar la presencia cubana en estos espacios de debate, y divulgar sus resultados por todos los medios a nuestro alcance. Me gustaría cerrar estas breves reflexiones con unas palabras de Martí que echarían por tierra cualquier argumento pragmático respecto a la supuesta “inutilidad” de la literatura:

¿Quién es el ignorante que mantiene que la poesía no es indispensable a los pueblos? Hay gentes de tan corta vista mental, que creen que toda la fruta se acaba en la cáscara. La poesía, que congrega o disgrega, que fortifica o angustia, que apuntala o derriba las almas, que da o quita a los hombres la fe y el aliento, es más necesaria a los pueblos que la industria misma, pues ésta les proporciona el modo de subsistir, mientras que aquélla les da el deseo y la fuerza de la vida. ¿A dónde irá un pueblo de hombres que haya perdido el hábito de pensar con fe en la significación y alcance de sus actos?(2)

 

NOTAS:

(1)   Guillermo Mariaca Iturri. “JALLA- Jornadas Andinas de Literatura Latinoamericana: el viaje a la semilla”.  (agosto de 2014,

              artículo en PDF circulado por el autor).

(2)   OC. t. 13, p. 135.                   


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