De la africanía en Cuba. Iroso Ka


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Refranes.

El esfuerzo conquista montañas.

 

Un nuevo virus comenzó a azotar a los hijos de la tierra le llamaron el virus del estrés. En ese tiempo escaseaba todo o casi todo; desde papel para limpiarse la abertura del tracto digestivo hasta la más imprescindible de las medicinas. El campo no producía y lo hombres apenas sudaban su frente. Las mujeres al despertar y al acostarse solo pensaban ¿qué cocinaré mañana? Las jóvenes se negaban a parir y la mayoría de los jóvenes solo soñaban en emigrar. La familia ya no era familia sino un simple círculo de la desintegración y la extinción.

El mundo andaba al revés.

Los hijos de la tierra, después de celebrar múltiples e infinitas asambleas sin encontrar soluciones, decidieron ir a ver a Orunmila para preguntar ¿por qué tantas calamidades?

Al llegar donde Orula este le hizo osodé y salió este Odu. Ifá dijo: “Ustedes se han creado sus propios problemas por eso Olofin está muy disgustado. La única que puede interceder ante su gran poder se llama Oshún”.

Todos y todas fueron a ver a quién también se le llamó Cachita o Virgen de la Caridad del Cobre.

- Euriyeo (buenos días) ¿en qué puedo servirles?, dijo Oshún cuando la comitiva llegó a su ilé en busca de ayuda.

Después de rendirle moforibale a la deidad, los recién llegados explicaron cómo estaba el aiyé (mundo).

- No todo es ofo laitoshu (no todo está perdido), dijo Oshún. Hay que hacer sacrificios.

Y a pesar del tiempo y sus circunstancias y de la escasez de animales, de frutas y de vegetales, el ebó se hizo.

Para ello hubo de buscarse: una awan de akará, kokoro adié, akukó fun fun; akeré, eú, esi, siká, arun, yelé y etú; un racimo de oguedé, akuperé, ayambeko, otí, oñí y opolopo owó. (Una canasta de bollos, huevos y un gallo blanco; una aguja con hilo, una flecha, una llave, cinco palomas y una guinea; un racimo de plátano, cuero de tigre, aguardiente, miel y mucho dinero).

Pero había que llevarle el mensaje a Olofin y la destinada era la dueña de la dulzura, quien de inmediato, poniéndose la canasta en la cabeza, salió al encuentro del rey que mora en el cielo, pero no en el que vemos todos los días, sino uno más remoto y desconocido por todos.

Después de andar y andar por los caminos que conducen a Orun, Oshún de repente se encontró con Eleguá y le dijo: - Y tú qué haces por aquí, se te nota muy cansado y fatigado.

- Fatigado y agotado estoy de tanto trabajar cuidando este camino. Tengo órdenes rigurosas de no dejar pasar a nadie, porque allá en el otro extremo está Oshanlá con la llave de la casa del supremo Olofin, quien no quiere que lo molesten, dijo Eshu.

- Está bien, dijo Oshún, cumple con tu deber, pero si quieres aquí tienes otí, omí y oñí para que puedas recuperarte. Eleguá agradeció, después de beber del aguardiente, el agua y la miel le preguntó: Bomboló tiwa (a dónde vas).

- Voy a llevarle un mensaje a Olofin, respondió Iyalode.

- Eres muy buena mujer, te dejaré pasar, pero fíjate bien, cuando llegues al final te encontrarás con una señora de pelo blanco tejiendo al borde del camino, le das dos kokoro adié (huevos de gallina), ella te dejará continuar. Oshún siguió su camino hasta encontrarse con una señora canosa sentada a la sombra de un árbol mientras tejía.

- Ocu mao. Buenas tardes. Dijo Oshún.

- ¿Agó kocío? ¿Qué facultades tiene para venir aquí?, preguntó la anciana sorprendida al ver a la mujer que la saludaba.

Oshún se sentó junto a la señora explicándole su misión mientras le ofrecía dos oko die.

- Hija, lo que tu desees lo hallarás, pero antes te encontrarás con Shangó que no te dejará pasar. Entrégale el racimo de oguedé que llevas y le dices que tienes los bollos para los muchachos que cuidan la puerta de Olofin.

Cuando Oshún anduvo un rato le salió un hombre con una flecha corriendo detrás de un venado y al verla le preguntó:

- Ayabá bombolá tiwa (señora a dónde va), a lo que ella le respondió:

- ¿Cómo usted siendo un cazador de tanto arrojo y entereza anda con esa acho (ropa) tan deteriorada?

- Yo me llamo Oshosi el cazador y soy compañero de Ogún y de Eleguá y no tengo tiempo para coser, pero usted no ha contestado mi pregunta.

- Yo voy camino de Olofin y aquí traigo hilo y aguja para componer su ropa y también tengo para brindarle guineas, palomas, aguardiente y miel.

Oshosi observó a los dos perros que a él lo acompañaban extrañado de que no ladraran y luego de sentarse, aceptó el ofrecimiento de Oshún.

- Mire usted señora mía, yo la voy a dejar continuar, pero no sé qué hará para convencer a Shangó que está allá, más adelante.

Oshún después de cargar nuevamente con su canasta se fue por el camino cantando:

Oñi Aba Baba Oñío Oñí Obe Jakoro Alado Ido Oñí Abe Shekushe a la Oñí Obe.

Cerca de allí se encontraba Shangó quien al escucharla le preguntó:

- Linda doncella, no sabes que está prohibido por aquí pasar. Yo soy quien cuida de Olofin y no quiere que lo molesten.

- Una viejita me dijo que le trajera a usted gallo, plátanos y oñí y que le llevara mis bollos a los muchachos que cuidan la puerta, respondió Iyalorde.

Shangó, enamorado al fin, no dio tiempo al coqueteo y despojándose de su espada acompañó a la mensajera para que repartiera sus bollos.

Tremenda algarabía se formó. Los custodios se saciaron y cuando los bollos ya no alcanzaban comenzaron a gritar por más.

Oshún sacó una jícara con miel y les fue echando en la boca a los muchachos mientras cantaba.

Oñi Aba Baba Oñío Oñí Obe Jakoro Alado Ido Oñí Abe Shekushe a la Oñí Obe.

Fue entonces cuando el viejo Olofin se asomó a la ventana atraído por la gritería y el canto de Oshún y al verla le dijo:

- Umbó beloya (de dónde vienes) hija mía.

- Vengo del mundo que está guere guere (loco), le dijo Oshún mientras le fue explicando la mala situación imperante en la tierra.

Olofin después de meditar por un momento le dijo:

- Mientras el mundo sea mundo agua abundante caerá del cielo para el riego de la tierra y de los cultivos y prevalecerán las buenas acciones; tú serás la dueña del amarre y desamarre, lo dulce lo pondrás agrio y lo agrio lo pondrás dulce; tu risa será llanto y tu llanto será risa. Serás dulce y bondadosa con todo aquel que te quiera a ti y a tus hijos. To iban Eshu.

Fue aquí donde Oshún trajo a la tierra el dinero y las riquezas.


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