El Arte Contemporáneo Chino: ¿asombro para el mundo?


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Foto: Ariel Cecilio Lemus.

No existen dudas de que el Arte Contemporáneo Chino ha asombrado al mundo como un fenómeno cuyo desarrollo, sin precedentes en la historia del arte internacional, se ubica entre las últimas tres décadas del siglo XX e inicios del Tercer Milenio. Sin embargo, no estamos ante una novedad porque, sin hacer concesiones, se debe reconocer que se está repitiendo lo que ya sucedió en Europa —con irradiación hacia otros continentes— en los siglos XVIII y XIX con las sedas y las porcelanas chinas. Ciertamente, se trata de una falsa apariencia que hace creer que estamos ante un nuevo arte chino, porque es sabio entender que estos artistas están mostrando al mundo un discurso que para nada invita a relacionarse con los cánones de la Pintura Tradicional China; con sus temas clásicos logrados con pigmentos vegetales sobre exóticas sedas o papeles de arroz; así como sus impresionantes porcelanas, lacas, esmaltes y bronces.

La virtud del llamado Arte Contemporáneo Chino radica en su capacidad para re-inventar los cánones que han definido su milenaria cultura, en una relación de respeto-permanencia-renovación, que ha ido ocurriendo de manera simultánea. Los artistas chinos se imponen en el concierto del arte internacional porque, dejando atrás el deber de copiar a los maestros de la Pintura Tradicional China, saben rendirles tributo y reverenciar sus principios básicos, como son el uso del papel, el pincel, la tinta y la caligrafía.

La exposición que se presenta en la XIII Bienal de La Habana, llega bajo el amparo del Grupo de Artes y Entretenimiento de China (Caeg); institución que cuenta con una larga experiencia en intercambios de exposiciones entre China y el mundo. Gracias a ese dinámico flujo de proyectos, se ha visualizado la idea de que China sea una etapa para el planeta y que el mismo sea un escenario para China.

El claro diseño de los objetivos del Caeg ha hecho posible que, desde el pasado siglo, China esté integrada a los más connotados centros de circulación del arte internacional y regional, como son las bienales de Sao Paolo, Brasil; Venecia, Italia; así como las de Hong Kong y Macao; entre otras. También, esta organización gestora y promotora de la cultura se atribuye el privilegio de haber dado a conocer la obra de Qi Baishi (1864-1957), legitimado como el pintor que encantó al mundo, valorado a la altura de Pablo Picasso y Andy Warhol, estuvo entre los primeros pintores modernos de su país. Fue capaz de interiorizar los principios de la Pintura Tradicional e incorporarlos a su estilo, desde una pincelada simple y sencillas estructuras.

Pero el Caeg llega a Cuba con un trabajo realizado en coordinación con el Centro Internacional de Arte de Hanwei; cuyo funcionamiento solo es comparable con los grandes gestores de arte del primer mundo, apoyado en el talento de artistas, curadores, críticos de arte y asesores académicos. Adentrarse en las obras que ahora arriban desde China provoca pensar en Qi Baishi y en el legado de una cultura milenaria, que sigue viva por voluntad de jóvenes como Chen Zhuo, Cai Yalin, Jia Shanguo, Lang Can, Li Hongbo, Tian Longyu, Wang Guofeng, Zhang Chunhua, Zhong Biao y Zhou Song. Todos son un ejemplo del poderoso sistema de Academias de Arte que tiene la República Popular China y eso, en buena medida explica la continuidad y la renovación de un sello creativo que aún sigue seduciendo al mundo.

Al revisar las notas curriculares de cada uno de estos jóvenes, llama la atención el hecho de que la mayoría —para no ser absolutos y decir que todos— han disfrutado de becas, pasantías, premios en reconocidos espacios internacionales; también han estado en bienales y han formado parte de exposiciones colectivas e individuales. Todo esto indica el interés de la República Popular China por mantenerse a tono con el mundo, al tiempo que asegurar el desarrollo individual y colectivo de sus creadores.

Chang Chunhua (Anhuì, 1976) trabaja obras bidimensionales, de gran formato, hace pintura al óleo sobre tela, pero desde un estilo renovador y conservador a la vez. Ha ganado numerosos premios en eventos realizados en Europa y Estados Unidos. Además, formó parte de la exposición de arte emergente chino que tuvo lugar en el Centro de Arte Contemporáneo de Toronto, Canadá en el 2018.

Zhong Biao (Chongqing, 1968) es graduado en el Departamento de Pintura al óleo de la Academia de Bellas Artes de Zhejiang. Es profesor y asesor de la Academia de Bellas Artes de Sichuan. Fue nombrado como el artista innovador en la Exposición de Bellas Artes de Shanghai del 2010, así como el artista del año en el 2016 por Robb Report. Ha realizado más de 12 exposiciones internacionales, algunas de ellas en New York y San Francisco, Estados Unidos; Venecia e Indonesia; entre otros. Además, es uno de los jóvenes artistas chinos con mayor presencia en América Latina, ha expuesto en El Salvador, Brasilia, Sao Paolo, Río de Janeiro, Perú, México y Chile. De su obra emanan múltiples significados porque su creador domina los secretos para experimentar en el arte, logrando formas irregulares que encantan y cuestionan sobre el presente y el pasado, acerca de lo tradicional y lo actual al mismo tiempo. Expuso en La Habana, en la memorable muestra Beijing-Havana: New Contemporary Chinese Art Revolution, desplegada en la sede del Museo Nacional de Bellas Artes; un proyecto que contó con la coordinación técnica del reconocido curador cubano Manuel Crespo Larrazábal.

Zhou Song (Jianxi, 1982) es un pintor de estilo reflexivo, que analiza las influencias de las nuevas tecnologías en la condición humana. Completa la tríada de artistas que presentan pinturas al óleo en la exposición. Graduado en el Departamento de Pintura de la Universidad de Beijing, obtuvo su primer premio en el 2003 con una serie de pintura hiperrealista a gran escala, basada en sus estudios multidisciplinarios sobre el arte, creencias, religiones y filosofía. Su obra, de formas irregulares, de múltiples significados, se acomoda en un amplio abanico creativo que abarca la pintura, la instalación, la escultura, el video arte.

Li Hongbo (Jilin, 1974) forma parte de los artistas graduados en los finales de la década de los noventa. Es profesor de la Universidad Normal de Jilin, miembro del Comité Experimental de la Asociación de Artistas Chinos y director del Instituto de Investigación de Arte en Papel de China. Su obra en papel es de una dimensión incalculable, de una originalidad impresionante y a la vez trasmisora de una multiplicidad de significados. En una instalación, para la que elige el papel, crea un hilo conductor parecido a un electrocardiograma, logrando un espacio que provoca a pensar sobre un pequeño hombre y una mujer, en extensiones del cuerpo que dan impresionante textura. Con Embarcadero de madera, demuestra un dominio de las formas, los tonos, los matices, pocas veces visto en el arte chino, sin dejar de explorar en todas las posibilidades discursivas del papel. Sencillamente, Li es dueño de una estética muy personal que pertenece a China, porque lo sabemos, pero también es universal.

Jia Shanguo (Shandong, 1974), graduado de la Academia Central de Bellas Artes de China, es asesor del Centro Cultural Húngaro de Beijing. También se desempeña como investigador designado del Instituto de Arte de Papel de su país. Su particular estética discursa sobre el papel del libro como trasmisor de contenidos, los cuales —según el artista— pueden definir culturas diversas, pueden desempeñar una función integradora dentro de la sociedad. Su obra es de pensamientos profundos acerca de temas sociales, de lo que une y separa al ser humano. Su base conceptual se asienta en los principios del ying y el yang; utiliza como soportes el papel y la tinta china, creando espacios de lecturas en gran escala, en caracteres que se convierten en texturas, que enfatizan sus ideas y se extienden fuera de los límites de la superficie del libro.

Tian Longyu (Shandong, 1981) se graduó en la Academia de Bellas Artes de Tian Jin en el 2007. Actualmente vive y trabaja en Beijing. En 2018 presentó la exposición El revoltijo del crecimiento en la Galería Nacional de Arte Moderno de Roma. Tian experimenta con el metal, proponiendo Borde del Cielo 3 y 4, que son formas que se asemejan a las herramientas de las que se apoya el hombre para su trabajo cotidiano, como el socorrido serrucho de cabo amarillo que suele venderse en los grandes almacenes, pero sus límites son líneas irregulares, que impresionan paisajes y que tal vez aúpan cuestionamientos de diferente naturaleza.

Wang Guofeng (Lianing, 1967) se graduó en la Universidad Normal de Mongolia Interior en 1991 y en la Academia Central de Bellas Artes de China (Cafa) en la especialidad de pintura e Historia del Arte de China en 1998. En esta Bienal nos privilegia con una serie de tres fotografías de gran formato, exponente de la manifestación artística en la que ha alcanzado mayor experimentación. Sus fotografías en colores aparentan vistas de edificios planos, donde son reconocibles líneas de un trazo casi perfecto y en las esquinas los techos forman imágenes similares a pagodas o construcciones tradicionales de su país. Su obra es toda una reflexión en torno al medio circundante, a los espacios en los que se mueven los seres humanos.

Lang Can (¿?, 1985), asociada a la Academia de Bellas Artes de China, ha logrado trasladar su discursos por medio de la fotografía y el video que son sus mejores modos de expresión. Ha creado obras que tratan de romper con lo empírico y la improvisación. Impulsos naturales (2018) es el video que pone a consideración de los espectadores en la Bienal de La Habana.

Chen Zhuo (¿?, 1981), consagrado a la escultura, trabaja en el Departamento de Escultura de la Academia de Bellas Artes de Tianjing. Es experto en el manejo de la cerámica, la escultura, al tiempo que se introduce en lo instalativo. Su estilo es espléndido, elegante, fresco y profundo, con especial habilidades para entremezclan el lenguaje tridimensional con la filosofía contemporánea de la concepción artística y el arte tradicional.

Cai Yaling (Shanxi, 1984) se graduó en el Departamento de Escultura de la Academia de Bellas Artes en el 2007 y de la Academia Central de Bellas Artes de Beijing en el 2011. Ha ganado numerosos premios de escultura ambiental en China y presentó la exposición Hazlo en la Universidad de Melbourne, Australia. En su obra Déjame Solo, donde resalta el color rojo y el blanco, combina materiales diversos para hacer una invitación a saber decir no ante muchas cosas malas que suceden alrededor de nosotros. Por otra parte, Caja Negra aparenta una lámpara china, en cuya superficie integra caracteres que dan la bienvenida e invitan a entrar.

Una impresionante galería se ha conformado en este proyecto curatorial, con las propuestas de estos diez artistas, logrando una armonía discursiva que resalta el diálogo del hombre con los espacios, con el medio circundante, con los lugares por donde y hacia donde nos movemos. Estamos ante una invitación armoniosa, con un ritmo bien conseguido, que explica por qué el arte contemporáneo chino es explosivo, por qué se ha reinventado, como un estallido que ha generado influencias sin precedentes.

Bienvenida esta exposición, que llegó para reconfirmar que China es necesaria en las Bienales de La Habana, que su cita aquí es permanente, que estamos convocados a continuar consolidando los intercambios artísticos entre nuestros dos países y con el resto del mundo, como corresponde a los nuevos tiempos y porque China es protagonista de un arte que asciende a un ritmo indetenible, porque es la plaza del arte hacia donde el universo fija su mirada.


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