En el monte, arte soy


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Conjuntos Artísticos Integrales de Montaña (CAIM)

Dieciocho premios e instaurarse como el equipo más integral en el pasado encuentro de Conjuntos Artísticos Integrales de Montaña (CAIM) le valieron a Artemisa la sede del evento este año, durante el cual, en adición, está celebrando un cuarto de siglo de ininterrumpido ajetreo.

A propósito de su trabajo cultural y el impacto de la concurrencia en territorio artemiseño de los otros tres CAIM existentes en el país, dialoga Eladia Mesa Valdés, directora artística de la agrupación.

Arte desde cualquier escenario

En una rápida visita a los orígenes del CAIM, Mesa señala como fecha de fundación el 25 de agosto de 1989, dos años después del comienzo de este proyecto a nivel nacional; el primero fue creado en Santiago de Cuba.

Aunque han transitado por varias sedes desde sus inicios en el Consejo Popular Luis Carrasco, de Bahía Honda, hoy radican en el municipio San Cristóbal.

“Respondiendo a un convenio entre el Ejército y Cultura, llevamos arte, fundamentalmente, a comunidades de difícil acceso. Atendemos tres municipios: San Cristóbal, Candelaria y Bahía Honda. Cuando visitamos las comunidades, hacemos un diagnóstico con sus debilidades, potencialidades y necesidades, lo que nos permite trazar una estrategia.

Pero, además, nos presentamos en otros municipios de la provincia, e incluso fuera de sus límites. Planificamos talleres y actividades para programas de salud, Plan Turquino, extensión universitaria y prevención social. Actuamos tanto para desvinculados o reclusos, como para soldados y oficiales en unidades militares. Esto representa una vía para hacer trabajo político-ideológico”, afirma.

De acuerdo con la directora artística, el equipo tiene 38 integrantes, de las más disímiles procedencias, tanto en el aspecto geográfico como en el formativo. Hay graduados de la Escuela Nacional de Arte (ENA), instructores de arte, de formación empírica y otros.

“Algunos se quedan con nosotros por falta de otras opciones, pero otros porque disfrutan lo que hacemos. El CAIM es como una escuela donde aprenden”, agrega.

Respecto al encuentro de conjuntos, Mesa refiere:

“No solo presentamos de forma evaluativa el trabajo que hemos realizado durante los últimos dos años, sino que también nos complació mucho visitar infinidad de comunidades, algunas que no conocíamos, y ver la acogida del público. Llenábamos las gradas, los niños corrían a nuestro encuentro. Abarcamos casi los 11 municipios de la provincia y recibimos numerosos reconocimientos”.

Trabajar mucho, y con pasión

Eladia Mesa pronto cumplirá nueve años de estrecha relación con el arte de montaña, una función en la que se deleita, aunque demanda de ella sacrificios y esfuerzo.

“Tengo la posibilidad de escribir mis propias obras y verlas representadas, eso trae una satisfacción incomparable. Ejemplo de ello, Tornasol, una pieza presentada durante el evento y que ganó premio”.

Del mismo modo alega la gratitud del público, porque “quien tiene acceso cotidiano a la cultura no la valora tanto como las personas de lugares intrincados”.

Sin embargo, su plenitud no se encuentra en tales aspectos: “Lo que más me gusta es el roce directo con los niños. A pesar de que mi especialidad es literatura, me encanta el teatro para niños”.

Como bien afirma la joven, donde no llegan los grupos profesionales, están presentes los CAIM, aún con las condiciones mínimas, pues no obstante las circunstancias, el entorno, las carencias… la prioridad radica en el crecimiento espiritual del espectador, razón del esmero de cada artista.


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