En el Sábado el Libro nueva edición de “Siempre la muerte, su paso breve”, de Reynaldo González


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Fotos: Cortesía de la autora.

El Sábado del Libro del 18 de agosto estuvo dedicado al prestigioso escritor, investigador, editor, académico y crítico cubano Reynaldo González, por su cumpleaños 78 y al 50 aniversario de la edición príncipe de su novela Siempre la muerte, su paso breve.

Letras Cubanas fue la responsable de esta edición, que está prologada a través de un enjundioso y hondo estudio del investigador Luis Álvarez, quien subraya la resistencia de este texto al paso del tiempo, al igual que los presentadores del  mismo que fueron los escritores y críticos José Antonio Baujín y Francisco López Sacha, los que además jugaron con el título de la revista literaria que González dirige, y consideraron que es una novela «siempreviva».

Baujín dio lectura a un abarcador texto donde analiza los significados, significantes, simbología y aspectos novedosos de esta obra narrativa, que escoge la estructura pronominal, la menos común en la tradición novelística nacional, y que por otra parte, se empeña en búsquedas estilísticas con una impresionante solidez literaria.

Comentó asimismo, que el autor construye un universo narrativo que se inserta en dos mundos: el del lenguaje —del que hilvana un mundo que se transparenta en la significación de las palabras—, y el de la realidad próxima, del que toma la esencia y la transforma en materia poética.

Más adelante resaltó que González en su novela «quiebra los arquetipos instituidos y propone sujetos portadores de un nuevo humanismo, de una reconfiguración del imaginario social de la nación».

Recordó la accidentada existencia de la novela luego de su salida a la luz, al ser víctima de políticas de censura editorial, sin embargo, afirmó que «sin dudas está anclada a ese corpus central del canon literario del momento que se acuñaría como novela de la Revolución».

Subrayó que esta nueva edición incorpora paratextos importantes para el entendimiento de la obra: el prólogo y una notable y reveladora entrevista de Luis Álvarez al autor; de igual manera incluye artículos críticos que abordan la trascendencia de la novela, todos de mucha utilidad para los lectores.

Advirtió que esta nueva entrega conmemorativa contiene revisiones editoriales, y favorece que esta pieza narrativa logre resituarse en el panorama de nuestras letras como una de las grandes novelas de la historia de la literatura cubana.

López Sacha fue muy preciso en su intervención y sobre todo profundizó en factores que, opinó, le aseguran un lugar cimero a la novela. En primer lugar, que la misma se aleja aparentemente de los cánones establecidos en el discurso narrativo tanto por Alejo Carpentier, José Lezama Lima, Miguel Barnet o José Soler Puig. El autor, expresó, va a renovar totalmente el discurso de la segunda voz narrativa creando un narrador ambiguo  que por momentos está situado fuera de la historia y desde esa posición cuenta la historia como una segunda voz de la conciencia que va revelando a los personajes lo que ellos no saben, pero igualmente se desdobla para contar la interioridad psicológica de los personajes.

«Es un narrador completamente original que le permite una gran libertad al discurso», consideró López Sacha, y añadió que este elemento a la vez propicia la defensa del amor entre los dos personajes antagónicos. «Esto es grandioso no solo para 1968 sino para el 2018 cuando también estamos enfrascados en la literatura en un ruptura de tabúes y de límites».

En su criterio Siempre la muerte, su paso breve es una novela que se está construyendo continuamente, algo muy original en la novelística latinoamericana «(…) que nos da una cercanía a los procesos que todavía subsisten en Cuba ¿Hemos eliminado el subdesarrollo? No. ¿Hemos eliminado las causas fundamentales de discriminación del ser humano? Todavía no. Son valores que están presentes en la novela de Reynaldo que permiten que trascienda y llegue a cualquier tipo de público».

Francisco López Sacha cerró su intervención con estas sentencias:

«¿Qué aprendemos cuando leemos a Reynaldo González? Primero, a ser libres como lectores; segundo, a asimilar cualquier supuesta técnica como un hallazgo fundamental del espíritu; tercero, a ver a Cuba por dentro, a asimilar la condición de cubanos, y cuarto, a defender cualquier diferencia».

Reynaldo González comenzó sus palabras con la confesión de que esta es su novela preferida «porque fue mi aporte a la novela de la Revolución, convencido de que no puede existir una sola novela de la Revolución que la pueda representar».

Explicó que su novela narra la historia de dos hombres que se aman en el contexto de la lucha clandestina en su ciudad Ciego de Ávila, que aparece en el texto como Ciego del Ánima. «Para mí estaban muy claras las puntas de la lucha y eso lo quise trasmitir sin la menor duda, como ha sido mi vida; nunca he tenido vericuetos en el pensamiento y mis personajes tampoco».

«Estábamos todos en un período en que lo único que aumentaba eran la muerte y el peligro; creo haber trasmitido eso y creo haber trasmitido también la indefensión de los pobres».

Hacia el final de sus palabras, con la valentía, ingenio y el elegante sentido del humor que lo caracteriza en su oratoria y escritura se refirió al personaje de Silvestre, el joven protagonista de su novela, que se enamora de un policía asesino, el cual en medio de la lucha le da atención, afecto, cariño y sexo.

«Estamos quizás en el momento en que Silvestre agradecería ser considerado, como dice el proyecto de Constitución, persona. En cuanto a la novela, yo la sigo queriendo, espero que la quieran ustedes», ansió.


1 comentarios

Aurora Castro
5 de Septiembre de 2018 a las 15:51

Estuve en la presentación y me pareció estupenda, particularmente las palabras del profesor José Baujin me estimularon mucho para la lectura y el estudio de la novela de Reynaldo González.

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