“Encuentro internacional de melómanos y coleccionistas de la música cubana”: Un contacto con nuestra rica historia musical


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Fotos: Cortesía del autor.

Fueron las fechas 23 y 24 de septiembre las elegidas por músicos, investigadores y coleccionistas de fonogramas (discos de vinilo), para dar lugar a la primera edición del “Encuentro internacional de melómanos y coleccionistas de la música cubana”. La cita tuvo como espacio el salón Jelengue de los Estudios de Grabaciones de la Egrem, en La Habana, con el propósito de escarbar en la memoria y hallar en el tesoro acumulado por los colectores de fonogramas, las riquezas inestimables que encierra el patrimonio de nuestra música.

En el encuentro estuvieron presentes el destacado músico Pancho Amat, la intérprete Emilia Morales, los investigadores Jorge Calderón y Rafael Lam, así como otros artistas de reconocido prestigio en el escenario de la música popular.

El coleccionista Rigoberto Ferrer, de los Estudios de Grabaciones de la Egrem, expuso acerca del sello discográfico Cristal, donde reveló el fonograma que contiene la obra titulada Quimbombó, interpretada por un músico que junto a su formato acompañante se hizo llamar Luis Griñán y su orquesta. Expresó Ferrer que Camilo Bueno Jaca, de nombre artístico Luis Griñán Camacho, fue un músico cubano, guitarrista y compositor de la década del 50 del pasado siglo, que tiene en su haber más de cuarenta y cinco obras. Como nota de interés destaca que Griñán fue el autor de la tan conocida obra sonera Quimbombó, que fuera ejecutada y versionada, posteriormente, por el conjunto de Felix Chapottín e interpretada por el cantante Miguelito Cuní.

La presencia de Colombia se hizo sentir a través del coleccionista Rubén Toledo, músico, bailarín y director de la agrupación La llave, de Bogotá. Toledo presentó un disco antológico de su colección que contiene a la agrupación de finales de la década del 50 “La Banda Cuba-Habana”, de Carlos Barbería, con la interpretación del cantante Raúl Plana en Nagüe, una de las obras del afamado tumbador Chano Pozo. Asimismo compartió Carnavales en Camagüey, tema interpretado por el entonces Conjunto Casino.

Posteriormente, la investigadora colombiana-cubana Adriana Orejuela comentó acerca de su libro El Son no se fue de Cuba. La estudiosa, con más de treinta años de vida en la Isla, expresó que por mucho tiempo en otros países se tuvo como única referencia de la música cubana a las agrupaciones que respondían a la pasada década del cincuenta, como La Sonora Matancera, Benny Moré, los Hermanos Castros, La Riverside y la cantante Olga Gillot, entre muchos otros. Fue en los años 80, al escuchar a Los Van Van, Irakere, así como a otras de gran resonancia para esta época, que comprendió que el rumor de que el Son se había ido de Cuba carecía de toda realidad. Destacó cómo el Festival de Música Popular del año 1962 dio cuenta de una voluntad real de tener presente el patrimonio musical de la nación, pasando entonces las agrupaciones típicas, de diversos estilos, a ser subvencionadas por el Estado. Culminó la presentación de Orejuela con una muestra del caudal que se conserva en el patrimonio de nuestra música: el tema de Juan Formell y Los Van Van, Aquí el que baila gana.

El guitarrista y cantante Miguel Oliver Rodríguez, quien se autodenominó melómano y coleccionista, expuso sus experiencias personales con el cantautor Francisco Repilado Muñoz, “Compay Segundo”.

Rememoró Oliver cuando a finales de los años 80 conoció personalmente a Repilado, al coincidir ambos en el Hotel Kholy en circunstancias de trabajo. Enfatizó que fue la obra Huellas del pasado, del propio Compay Segundo, la que motivó el acercamiento y el lazo de una amistad que perduró siempre. Comentó, además, que la interpretación de esta obra fue un día que se encontraba trabajando en la planta baja del hotel con el quinteto de música tradicional Tropicalia, y desconocía que el autor de la antológica obra tocaba en el restaurante ubicado en la planta alta de la instalación. Entonces propuso escuchar La Trova, una de las piezas de la autoría de Pedro Ibáñez, que fuera interpretada por Compay Segundo junto a su hija Amparo Repilado, y grabada en el año 1974. Posteriormente interpretó Micro-canción, composición de Compay Segundo, de 1984. Tal título se debe a la brevedad de su texto.

El investigador y escritor Jorge Calderón comentó sobre su próximo libro a publicar, titulado La música detrás del mostrador. En la obra cuenta experiencias asociadas a su época de adolescente, cuando trabajaba en la tienda La Estrella —hoy Palacio de las Novias, ubicada en la avenida Galiano, entre San Rafael y San José, en La Habana—, entre los años 1956 y 1961. En el establecimiento Calderón vendió fonogramas, lo que le permitió conocer el universo de la música, así como acercarse a grandes personalidades de la manifestación en aquella época.

Posteriormente, se hizo la exhibición del documental Victrola mía, cuyo guion y dirección estuvo a cargo del documentalista Jorge Aguirre. En la obra se refleja el valor que tuvo, antes de 1959, el gramófono conocido popularmente por el nombre de victrola, mediante el cual se difundió lo mejor de la música cubana de entonces.

No pudo quedar excluida de tan importante evento la presentación de unas de las agrupaciones insignes de la música popular, la orquesta Sublime, que interpretó recordados números y acompañó a la cantante Idra María, que con igual empeño defendió prestigiosas obras.

Sin duda alguna fueron dos días de regocijo, donde los ojos del alma de los expositores y el público que estuvo allí presente, hallaron en el tesoro del patrimonio musical las reliquias que tienen como custodio a los recuerdos, siendo propiedad estas últimas de todos aquellos que aman y amarán, por siempre, a la música cubana.


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