Enrique Hart Dávalos, revolucionario hasta el final


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  “Tiene dotes, inteligencia y capacidad…

   (De una carta de Frank País a Fidel Castro”, 1957)

Se le recuerda por sus compañeros como un joven de temperamento nervioso, aunque de una serenidad absoluta ante las situaciones de extrema peligrosidad que atravesó durante la lucha clandestina contra la tiranía batistiana. 

Proveniente de una familia que no soportó las injusticias y crímenes que se cometían en el gobierno de facto de Fulgencio Batista, se considera que el golpe militar del 10 de marzo de 1952 fue el hecho que produjo un cambio decisivo en su vida política. Ese día acudió, como otros muchos jóvenes, a la Colina Universitaria a solicitar armas para combatir el putsch. A partir de ese momento, se incorporó a la repulsa por la Constitución vulnerada, inicialmente en el movimiento opositor liderado por el profesor García Bárcenas, pero rápidamente necesitó ascendera otros niveles del enfrentamiento. El asalto al Cuartel Moncada por Fidel Castro y otros combatientes, en julio de 1953, significó para Enrique Hart un norte nuevo, una llamada a la acción armada.

Dejó entonces las huelgas en el sector bancario, al que pertenecía, y poco tiempo después se vinculó a las actividades conspirativas del Movimiento 26 de Julio en la capital del país. En diciembre de 1956 conoce en una reunión a Faustino Pérez y Frank País, encargados por Fidel de reestructurar nacionalmente el MR-26-7, un hecho que también contribuyó a su involucramiento absoluto en la lucha revolucionaria. Ascendiórápidamente en la estructura de mando de la lucha clandestina, debido a su personalidad y capacidad organizativa, realizando progresivamente acciones de mayor calado, y llegando a ser uno de los jefes de acción y sabotaje tanto en La Habana como en Matanzas (donde había realizado sus estudios). En esta última ciudad fue nombrado el jefe máximo de las acciones violentas del movimiento. Detenido y torturado salvajemente, fue a pararprimero al Castillo del Príncipe y después a Isla de Pinos y allí se pronunció en huelgas de los prisioneros políticos por los abusos que cometían las autoridades del penal.

Después de seis meses en prisión obtuvo la libertad provisional,en junio de 1957, reincorporándose de inmediato a la lucha urbana. Utilizó el nombre de guerra Carlos Manuel.

Durante la huelga del 9 de abril de 1958 participó en la toma de la emisora de radio provincial, Radio Tiempo, lanzando un llamado a la población matancera a unirse al paro nacional que, como se conoce, fracasó. Se le considera el alma de las acciones de la huelga abril en Matanzas.

El 21 de abril de 1958, a la edad de poco más de 28 años, en el barrio La Cumbre, en Matanzas, al reparar el mecanismo de una bomba que no había explotado, este detonó y Enrique, junto a otros dos combatientes Carlos García Gil y Juan Alberto Morales Bayona, murió en el acto. Faustino Pérez, uno de los máximos jefes de la clandestinidad, escribió en carta a Armando Hart, su hermano menor, lo siguiente:

“Para colmar la copa, tu hermano, nuestro hermano, ese ser lleno de vitalidad, llevaba siempre tensa la cuerda de la acción. En él no podía haber nada estático. Era como el agua fuerte para probar el oro puro y desechar el falso”.

A su vez, Fidel Castro, desde la Sierra Maestra, calificó a Enrique Hart como uno de los hombres de acción más intrépidos y audaces del movimiento clandestino. El accidente fatal puso fin a una corta vida de patriotismo y coraje revolucionario. Los restantes miembros de la familia continuaron participando, desde diferentes posiciones, en la lucha que concluyó el 1ro de enero de 1959 y después en las tareas por la nueva sociedad. 

Uno de sus compañeros en el combate clandestino, Héctor Rodríguez Llompart, escribió la biografía titulada Enrique HartDávalos: vitalidad inquieta y desbordante, en la que examina la breve, pero intensa existencia del mártir y su medio familiar, elque contribuyó a la forja de su carácter y convicciones revolucionarias. En el libro, se recogen las palabras de Armando Hart Dávalos cuando conoció, en la prisión, de la muerte de Enrique: “Lo decente y lo moral es raíz fuerte y poderosa de lo revolucionario. Así fue él. Y la base de la moral está en la verdad.  Era su pasión”.

El nombre de Enrique Hart fue asumido, posterior a su caída,por una columna del Segundo Frente Oriental Frank País y por un destacamento guerrillero matancero, y también se creó, en el presidio de Isla de Pinos, entre los presos revolucionarios, una Academia Ideológica con su nombre. Al triunfo de enero de 1959 diversas escuelas y otras instituciones llevaron igualmente su nombre en homenaje permanente al joven combatiente revolucionario.


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